26 de mayo del 2021

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Querido diario, hoy es un día de mucha ocupación para mí.

Apenas despertamos, mi papá y yo arrimamos todo a un lado del cuarto, para que el cerrajero tuviera espacio, para cambiar de posición a la ventana.

Desayunamos rápido, debíamos ir a comprar los materiales que necesita el albañil para abastecer de agua al que será el nuevo lavadero del segundo piso.

Fuimos caminando, todo el camino sólo fue mi papá hablándome y yo respondiendo con monosílabos, realmente no me siento cómodo estando cerca de él.

Anoche, el abuelo subió al tercer piso con Daniel, mi papá llegó justo a esa hora y los vio a los dos en nuestro cuarto. Debido a eso mi papá se enojó conmigo.

"¿Dónde estás?"

"Debiste subir tú con el abuelo"

"Sergio, él no vive aquí, es un extraño, no tiene por qué subir hasta aquí"

Todo eso me dio qué pensar:

Primero; ¿Dónde estaba? Pues estaba acabando mi almuerzo, a las 6 de la tarde, por invertir todo mi día en la instalación eléctrica del segundo piso que, según me dijiste, tú la hiciste y no la dejaste como debe ser.

Segundo; yo no tengo autoridad sobre el abuelo, si él quiere subir con quien él quiera, entonces puede hacerlo. Y si usaba artificios para hacer que el abuelo subiera conmigo y no con Daniel, repito, estaba acabando mi almuerzo.

Y tercero; te hago acuerdo de cómo llevaste a una mujer extraña a la cama donde no sólo dormías tú, sino que también lo hacían tu hijo de 4 años con su mamá. Por favor; cuando lo haces tú está bien, pero cuando lo hace alguien más, entonces está mal. Es el colmo de la hipocresía.

Diario, acabamos de ver el Debate Presidencial, donde se enfrentaron Pedro Castillo y Keiko Fujimori, en eso llegó mi papá y le serví su comida.

Ya debería ir a dormir, mañana será un largo día. 

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