31 de agosto del 2021

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Querido diario, hoy me ha tocado quedarme en casa. Debo vigilar a una molestia que ha venido a perturbar mi tranquilidad.

No debería hablar así, hacerlo en voz alta me traería graves consecuencias. Sobre todo con mi papá.

Ya que él nunca se pondría de mi lado. Diría algo como: «qué pensamiento tan estúpido tienes. ¡Si no te gusta estar aquí, entonces lárgate!».

Y luego no tendré más opción que bajar la cabeza y humillarme, otra vez.

El domingo será el examen. Y cuando no alcance vacante, me estará esperando mi papá, impaciente.

No para dar palabras de apoyo y comprensión, sino todo lo contrario.

Porque esa es la labor de un padre, debo estar agradecido de que no me golpea.

¿Será acaso su oportunidad para golpearme por primera vez?

No lo sé. No tengo manera de saber qué es lo que pasa por su cabeza.

Me gustaría hablar con Kelly. Ya no tenemos tanta sincronía como antes. Yo la sigo queriendo, mis sentimientos siguen con ella.

Temo ser sólo yo.

Kelly trabaja, es normal que se sienta desanimada la mayor parte del tiempo.

Debería comprenderla mejor, ella está pasando por momentos difíciles y yo no puedo hacer más que escucharla.

Realmente no puedo hacer algo para que deje de estar triste. Escuchar cómo sus padres la dejaron de lado es doloroso. No puedo evitar pensar que eso me pasará a mí también.

Si pasa, por lo menos podré comprender a Kelly un poco mejor. Tal vez así nos podamos volver más unidos. Como antes.

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