Capítulo 2

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Capítulo 2: Secretos

Luego de un día pesado, dramático y lleno de tropiezos, acabé aceptando el ofrecimiento de Kai para comer comida chatarra hasta saciar nuestra sed de grasas sobresaturadas; a fin de cuentas, he estado gastando suficiente dinero en el gimnasio como para negarme a un descanso de vez en vez.

No más barras de cereales para cenar.

Aunque, ahora que lo pienso... Si convertimos en un hábito el ''atragantarnos'' con hamburguesas durante cada demostración de odio que sentimos por Angelo Santori, acabaremos siendo un trío de bolas rodantes.

Algo así como los humanos en Wall-e.

Miro mi cena con atención y escucho la conversación de mis dos amigas transcurrir llena de frustración, enojos y caras de desprecio; decido ser feliz y esperar a que Kai termine de contar lo sucedido con nuestro archienemigo —Sí, he decidido declararle la guerra— mientras como mi ración de nuggets con ketchup.

Estar sentada aquí, junto a ellas, me hace traer recuerdos de nuestra primera reunión para Vita Wine; mientras yo parecía ser la más centrada y cercana a una ''empresaria'' en reunión de negocios, Jessica había llegado con lentes oscuros y ropa exageradamente oversize; Kai, por el contrario, se veía como todo un ícono de la moda, enfundada en un caluroso abrigo rosa que cubría su cuerpo como si se tratara de un vestido indescriptiblemente corto.

Estoy segura de que en aquel momento nos veíamos como un chiste, hoy en día nos seguimos viendo de ese modo, pero ahora tenemos más de un millón de seguidores en Instagram y una cantidad de likes proporcional a los dígitos de nuestras cuentas bancarias.

—Mi padre es muy amigo de los dueños de Costa Marina, son suizos o algo así. De hecho, creo que construirán más centros comerciales aquí en Europa —menciona Jessica, revolviendo su ensalada con un tenedor de plástico—. Podría hablar con ellos y...

—¡Ni muerta! —exclama Kai lanzándole una mirada asesina a las papas fritas—Estoy ansiosa por ganarle a Angelo Santori y a su ''estudio de pacotilla'' por mi cuenta.

—Por nuestra cuenta —Corregí con diversión, incluyéndome en la conversación.

—Sí, eso.

Río y miro a Jessica rodar sus ojos ante la visión de Kai partiendo una papa entre sus manos con una sádica y retorcida expresión de desprecio en su rostro; espero que esté imaginando que esa papa es Angelo Santori, de lo contrario, sería un malgasto de comida chatarra.

Aunque... Angelo Santori no sería una deliciosa papa frita, sería totalmente una hojita de cilantro podrida que ha sido olvidada en el fondo del refrigerador.

—Es un idiota —susurró Jessica— Es que no lo entiendo Aura, siempre está intentando ir detrás de los proyectos que se esfuerzan por conseguir y liderar, pasó lo mismo con ese centro empresarial que construyeron en Barcelona, ¿Qué pretende ese cínico italiano abusivo?

—Tal vez es fanático de nuestro trabajo —me burlo, pasando por alto su despectivo uso de mi nacionalidad— después de todo, no dejan de compararlo con nosotras.

Sin embaaaargo, en marzo fuimos nombradas como el mejor estudio de arquitectura en Madrid por la revista Arte y Arquitectura— recuerda Kai con una sonrisa de autosuficiencia en su rostro— Este es nuestro año Aura, vamos a defender ese título con uñas y dientes si es necesario.

Suspiro y doy un mordisco a mi hamburguesa, deseando que las palabras de Kai se conviertan en una realidad.

—No lo sé, sigo pensando que Angelo trama algo —insistió Jessica— Más allá de celos y codicia, parece estar interesado en algo más valioso que un par de palabras en una revista.

A metros de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora