Capítulo 5

2 1 0
                                    

Capítulo 5: Portadora de buenas noticias

—¡Buenos días, Gina! —le doy una sonrisa a la recepcionista, saludándola y adentrándome en el ascensor antes de recibir una respuesta de su parte.

Marco el piso cuatro y tarareo una de las canciones de kpop que he mandado a añadir entre las muchas que ya se encontraban en la playlist del ascensor.

Qué satisfactorio se siente ser la jefa. Incluso cuando no me veo como una en este momento.

Salgo en la planta correspondiente y camino a paso decidido hacia la sala de juntas colectiva; sintiéndome poderosa, radiante y como una deidad portadora de buenas noticias.

Tal vez sea el ángel Gabriel de Vega Architects.

—¡Buen día, equipo! —vociferé al dar un paso dentro de la habitación; sin embargo, no obtuve saludos con la misma emoción.

Visualicé las veinticinco reconocidas caras pertenecientes al equipo de gestión y desarrollo mirarme con algo de extrañeza en sus ojos; con una expresión cansada, confundida y expectante, una expresión digna de ser parte de una reunión convocada tres horas antes del horario habitual.

Sin mencionar que hoy es un miércoles aburrido y no un lunes de reunión.

—Disculpen mi aspecto, y lo apresurado de esta reunión. Les prometo que no voy a despedir a nadie —bromeo y escucho suspiros de alivio provenientes de los miembros más jóvenes— estaba en el gimnasio cuando recibí la llamada de...

—¡No empieces aún! —exclama Kai entrando a la sala con cinco minutos de retraso y usando un increíblemente pequeño conjunto azul— ¿Llegué tarde?

Veo a uno de los ingenieros a su cargo negar con la cabeza y ofrecerle un asiento junto a él, aparto la mirada y vuelvo a enfocarme en mi objetivo de la mañana: dar buenas noticias.

—Como decía... —digo, retomando el hilo de la conversación— Recibí una llamada de Elías Peter, en realidad, una videollamada. Fue bastante incómodo tomando en cuenta que tenía esta misma vestimenta —señalo mi atuendo— y estaba utilizando la caminadora.

La risa de los presentes hace eco en las paredes llenando el incómodo ambiente.

Imagino que la apresurada convocatoria dejó en ellos una maraña de pensamientos confusos, ansiedad y nervios; pero verme aparecer con una camisa de botones blanca y un biker short negro acompañado de zapatos deportivos dispersó cada pensamiento negativo en sus cabezas.

Después de todo, no es común verme utilizando algo tan informal en la oficina.

—Como saben, en Vega Architects nos encargamos de pasar todas las propuestas por un importante filtro; no se trata de que el proyecto sea más grande o genere un mayor beneficio económico, se trata de que sea llamativo tanto para la junta directiva como para el resto de los trabajadores que se encargará de su ejecución —hago una pausa apoyando mis manos sobre la mesa e inclinándome hacia ellos— Costa Marina; por ejemplo, se trata de un proyecto de restauración a tres centros comerciales en Italia y ha pasado los tres filtros competentes, incluso cuando no ha sido presentado ante el resto de los trabajadores.

—De igual modo, no es como si ya no lo supiéramos —murmura Richard con un dejo de sarcasmo en su voz.

Ignoro su comentario y continúo con la reunión.

—Esto es una competencia, chicos —camino alrededor de la sala captando su atención— Elías acaba de confirmarme que tanto nosotros como Angel Studio están compitiendo para obtener esa gran oportunidad. No la tenemos asegurada y sí nos importa perderla, pero... tenemos una ventaja: Han puesto a nuestra disposición el número personal de Margarita Coppola, la arquitecta encargada del proyecto en Italia durante el año dos mil cinco.

A metros de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora