CAPÍTULO VIII

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Había pasado un mes desde que Emma y Regina estuvieron juntas.
La rubia no había podido estar a solas con Regina, por más que la buscaba, trataba de hablar con ella, pedía y hasta exigía la presencia de la morena pero ésta simplemente la ignoraba. Emma pensaba en su encuentro con Regina todos los días, atormentaba su cuerpo con los recuerdos de aquel día. A su mente volvían flashback del cuerpo de la morena, su piel erizada, sus pezones duros, sus gemidos no salían de su cabeza y hacían que su entrepierna palpitara y se humedeciera sin poder evitarlo, no podía resistirse a esa sensación y siempre terminaba masturbandose frenéticamente mientras recordada los gemidos y el orgasmo de la morena alcanzando uno ella misma.
Esto, más que placer, le ocasionaba frustración a la rubia ella necesitaba a Regina, quería su contacto, su piel, su olor. No pensaba esperar un minuto más, no iba a permitir que la morena siguiera huyendo de ella.

- Buenas tardes señorita Emma.

- Buenas tardes Belle!

Belle se disponía a ayudar a Emma con su cambio de ropa pero ésta la detuvo agarrando sus manos

- Belle, para por favor! Es muy amable de tu parte pero no es tu trabajo, esto le corresponde a Regina y lo sabes

- Lo sé  señorita ...

- Emma, llámame Emma que tenemos la misma edad, no hacen falta esas formalidades

- Está bien, Emma!. Perdona pero Regina ha estado un poco ocupada con los preparativos de su boda y ...

- No tienes que excusarla Belle, lo de los preparativos es simplemente una excusa para no verme, no es cierto?

- Lo siento Emma pero Regina no quiere verte.

- Está bien Belle, gracias por ser sincera conmigo y gracias por tu ayuda pero no hace falta que te tomes todas éstas molestias. Ve a descansar

Belle salió de la habitación dejando a la rubia pensativa y con una mirada de tristeza que nunca antes le había visto.
Cuando llegó a su habitación encontró a Regina sentada en su cama esperándola

- Regina! Que haces aquí?

- Disculpa por entrar sin avisar en tu habitación pero imagino que vienes de hablar con Emma

Belle, con una sonrisa curiosa en su rostro, miró a la morena

- Todo bien Regina? Quieres preguntarme  o hablar de algo?

La morena dudó y estuvo a punto de salir de la habitación pero se detuvo en la puerta, giró y volvió a sentarse en la cama junto a la castaña

- Quiero, bueno, necesito contarte algo pero no puedes repetirlo, nadie puede enterarse de lo que voy a contarte

- Regina me estás asustando, está todo bien, te pasa algo?

- Belle, tu sabes que estoy comprometida con Killian y nos vamos a casar

- Lo sé Regina pero no es de eso de lo que quieres hablar, o sí?

- No, no es de Killian. Es de Emma, ella y yo siempre hemos sido muy cercanas desde que éramos unas niñas pero con el paso de los años los sentimientos se intensificaron y ya no sólo era una amistad. No pasaba un día que no desearamos estar cerca una de la otra y cuando se fue a culminar sus estudios la extrañé todos los días, pensaba en ella siempre. Deseaba estar con ella, sentir su cuerpo cerca del mío, sus labios sobre los  míos.
Nos enamoramos Belle, estamos enamoradas una de la otra.

El paso del tiempo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora