Capitulo II

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Pasaron semanas y la pequeña Emma crecía cada día más hermosa, Mary Margaret y James se sentían cada vez más felices:

- James, pudiste encontrar a la mujer que me ayudó? Quiero agradecerle lo que hizo por mí.

- No, lo siento. La estuve buscando pero estoy muy ocupado con la plantación, realmente no tengo mucho tiempo pero yable encargué la tarea a Leroy, él se hará cargo de todo, estoy seguro de eso. Además es muy bueno en su trabajo.

Unos días después James recibió noticias por parte de Leroy:

- Señor! Conseguí a la mujer cómo me lo pidió. Su nombre es Cora Mills, viuda de Henry Mills.

- Viuda?

- Si señor, Henry Mills falleció hace poco tiempo. Él era un empleado de las tierras vecinas. Ahora su viuda, Cora, forma parte de la servidumbre de esa casa.

- Y que hay de la niña? Mi esposa me dijo que logró ver a una pequeña cuando Cora la ayudó.

- Si, tiene una hija pequeña de nombre Regina.

- Dígame que más información me tiene.

- Desde la muerte de Henry, ella ha tenido que hacerse cargo de todos los gastos de su pequeña y de ella. Actualmente trabaja para los Gold y ha tenido que mudarse a esa casa porque perdió la suya.

- Gracias Leroy! Ahora necesito que me hagas un último favor.
Quisiera que trajeras a Cora Mills a está casa, quiero agradecerle personalmente lo que hizo por mi esposa.

- Está bien, señor Swan.

Cuando Cora llegó a la casa de los Swan, acompañada de su pequeña hija, fue recibida por Mary Margaret:

- Buenos días, señora! Saludo Cora con la mirada gacha.

- Buenos días Cora! Hola pequeña. Mary saludo a la bella niña morena que, un poco temerosa, sujetaba la mano de su madre.

- Por favor, pasen y tomen asiento.
Señora Mills, mi esposo y yo la mandamos a llamar porque queremos agradecerle por la ayuda que me brindó cuando comencé a dar a luz.

- No tiene que agradecerme nada Señora Blanchard, cualquier persona en mi lugar hubiese hecho lo mismo.

- De igual manera quiero agradecérselo. Siéntase libre de pedirme lo que sea.

Cuando Mary dijo esas palabras, Cora desvió su mirada y miró a la pequeña Regina y sólo podía pensar en una mejor futuro para su pequeña. Y así tomó una decisión:

- Está segura que puedo pedirle cualquier cosa?

- Por supuesto, lo que usted y su pequeña necesiten. Le respondió Mary.

- Deme un empleo en su casa y permita que traiga conmigo a mi hija.

- Empleo? Tengo entendido que trabaja en casa de los Gold.

- Esta en lo cierto, Señora, trabajo para ellos. Pero desde que la señora Milah se marchó el señor Gold se ha vuelto una persona un poco oscura y su hijo Neal, hace unas semanas golpeó a Regina y le dejó esa cicatriz en su labio.

Mary se horrorizó por lo que la mujer le estaba contando. Ella había escuchado los rumores sobre la huida de Milah y lo  mucho que eso había afectado a Gold y a su hijo Neal, pero nunca se imaginó que tanto. 

- Está bien Cora, mi esposo irá a la plantación del señor Gold lo antes posible y se hará cargo de todo para que tú y Regina se vengan a esta casa. Aquí tendrás no sólo un empleo sino también un hogar para los dos.

- A la mañana siguiente James Swan se dirigía a las tierras de Gold:

- Señor Swan, que placer verlo! Pero quiera saber que hace por estos lares, en que puedo set útil?

- Estoy aquí porque vengo a proponerle un trato.

- Un trato, usted? A ver ilustreme!

- Verá, hace pocos días mi esposa dio a luz...

- Pues déjeme felicitarlo a usted y a la señora Swan! Dijo Gold con una falsa sonrisa.

- Gracias! Le respondió James sospechando que lo que iba a ofrecerle a Gold no sería de su agrado. 
Como le decía, tengo una pequeña recién nacida y mi esposa, a pesar que está haciendo un trabajo excelente, se está comenzando a sentir muy agotada, así que pensé en conseguirle una nana para que la ayude con mi hija.

Hace poco me pareció que había conseguido a la mujer perfecta para esa tarea pero me dijo que trabaja para usted.

- Vino a comprar a uno de mis empleados? Ese es su trato?.
Está bien, entonces vaya directo al grano y dígame de que mujer habla, señor Swan.

- De Cora Mills!

- Ella cuida de mi hijo Neal, no se la puede llevar.

- Lo entiendo! Entonces dígame un precio que usted crea conveniente para que me entregue a Cora y a su pequeña hija.

Después de pensarlo, Gold aceptó lo que James le estaba ofreciendo.
Luego de acordada y pagada la suma de dinero, Cora recogió sus pocas pertenencias y se marchó de esa casa.

- Cora, bienvenida! Le dijo Mary Margaret quien traiga en brazos a su pequeña recién nacida.
Ella es mi hija, Emma, y desde ahora tú única tarea en esta casa será cuidar de ella.

Cora cargó a la pequeña y desde ese día dedicó su vida a trabajar para la familia Swan y la vida de una rubia bebé y una pequeña morena de cruzó por primera vez.

El paso del tiempo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora