CAPÍTULO X

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Las semanas pasaron, Emma y Regina seguían cada día más enamoradas y ya era inevitable disimular la relación que tenían, eran la comidilla de todo el pueblo y las familias más adineradas no iban a permitir que una esclava se enredara sentimentalmente con su dueño y mucho menos si se trataba de dos mujeres.

Un día que Regina y Belle se dirigían al mercado del pueblo un grupo de mujeres, esposas de los hombres más influyentes, se acercaron a ellas con intención de agredirlas mientras las insultaban. La morena y la castaña, sin saber que hacer, comenzaron a caminar un poco más rápido tratando de huir cuando llegó a donde ellas estaban un elegante hombre vestido de negro, en sus manos portaba un bastón que al parecer usaba más como parte de su traje que por necesidad. A lo que éste hombre llegó todas las mujeres desaparecieron cómo si por arte de magia se tratara.

- Se encuentran bien señoritas?

- Por poco, pero gracias a usted ahora estamos bien, muchas gracias sr...

- Gold, llámeme sr Gold. Tengo entendido que ustedes son parte de la servidumbre de la familia Swan-Blanchard. Usted es Regina Mills, hija de Cora y Henry Mills. Su madre trabajó para mí hasta que James Swan llegó a mis tierras para comprarlas, usted era casi un bebé, no espero que lo recuerde.
Pero a usted, posó su mirada en Belle, no tengo el placer de conocerla.

- Mi nombre es Belle French

- Un placer conocerla señorita French, tomó su mano dándole un sutil beso.

La castaña se ruborizo y se incomodó ante éste pequeño gesto. Regina lo notó y decidió seguir con su rumbo.

- Muchas gracias por su ayuda sr. Gold pero ya tenemos que volver

Ambas jóvenes se despidieron del hombre mientras éste seguía con la mirada llena de deseo a una Belle que se alejaba a paso apresurado acompañada de la morena

- Padre, quieres eran esas mujeres?

- Regina Mills y Belle French

- No las conozco pero por lo visto tu si

- La morena es Regina, la conociste cuando su madre trabajaba para nosotros aunque eras un niño no se si lo recuerdes

- Ah si! La niña a la que le rompí el labio mientras nos divertíamos - Dijo Neal en forma de burla

- Si, ella misma. Pero la que llamó mi atención fue la otra chica, la castaña. Sabes hijo, creo que les haré una visita a los Swan, últimamente me he sentido muy sólo  y ya es hora de que me case de nuevo.

Ambas mujeres emprendieron su caminata rumbo a la casa de los Swan, caminando con paso apresurado temiendo otro ataque por parte de esas mujeres

- Oh por dios Regina, que miedo tuve

- Lo sé  Belle, yo también y te pido perdón  por ésto, ha sido por mi culpa. Nunca imaginé que ésto llegaría  a éste punto

Regina colocó sus manos en las mejillas de la castaña, la miró fijamente y le rogó que no le dijera nada de lo sucedido a Emma. Belle fijó su mirada en los ojos oscuros, nunca los había visto tan de cerca, nunca había visto lo hermosos que eran

- Confía en mi Regina que no diré nada, nunca diría nada que te lastime, ni a ti ni a Emma

Cuando llegaron a la mansión escucharon un gran alboroto y entre risas y abrazos vieron cómo Emma abrazaba a una alta y esbelta morena.

El paso del tiempo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora