¿Tu cama o la mía?

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Mismo día por la noche en el departamento:

-¡Mierda! - Era la única forma de expresarse que tenía Enid cada vez que miraba el reloj. Ya eran la una de la madrugada y no había indicios de que Wednesday pisara el departamento. Apenas pasó la puerta del estudio de tatuajes, salió decidida a esperar a que la chica llegara a su departamento y hacerle las miles y miles de preguntas que tenía dándole vueltas en la cabeza desde que la conoció. Pero esperar a Wednesday no estaba siendo nada fácil.

La tarde entera había sido un suplicio. Primero fue Yoko quejándose por todo. Desde la poca presión que Enid había puesto sobre Wednesday acerca del tatuaje hasta de como Divina le había dado el teléfono a ese "Tipejo seguramente recientemente salido de la cárcel", según palabras de la misma asiática. Por supuesto que esto desató una pelea entre ambas chicas dejando nuevamente a Eugene, que aún seguía un poco agitado por el susto que le pegó Wednesday, y ala misma Enid entre medio de ellas. Y por supuesto que después de eso todo siguió con Divina yéndose a dormir al departamento de Eugene y con Yoko yendo a algún bar de mala muerte a buscar cualquier chica con la que pudiera pasar la noche. Objetivo que la asiática cumplió a la perfección, porque horas más tardes, cuando Enid estaba empezando a leer un libro que le ayudara a pasar más rápido el tiempo, su amiga entró con una pelirroja ebria que fue a parar derecho a la habitación de su socia. La pelea entre Divina y Yoko fue el único momento en el que Enid no quiso ver que Wednesday apareciese por la puerta, si llegaba a ver la dramática forma en que Divina lloraba y la exagerada forma en que Yoko la trataba, la empresaria estaba segura que se quedaba sin su socia. No conocía a Wednesday, pero por la forma en que se había preocupado por la bailarina, Enid dedujo que la pelinegra tenía un lado protector muy desarrollado.

Otra de las cosas que Enid optó por hacer ese día, con vistas a que el tiempo fuera más rápido, fue llamar a sus padres. Ella venía de una familia muy unida y donde el respeto, cariño y comunicación nunca habían faltado. Por eso tanto sus padres, su hermana o ella, se encargaban de hablar a diario y de decirse cuanto se extrañaban.

La conversación con su padre incluyó desde campeonatos de golf a obligar a que Enid le prometiera que los iba a visitar, desde cuánto extrañaba a Enid en Los Angeles a recordarle cuánto Esther detestaba al vago de su novio y sobre cómo iban los negocios de Enid en New York. Por su parte Murray, su madre, le contó acerca de cada preparativo que la pareja estaba llevando a cabo para el aniversario de sus bodas de plata. Le chismeó acerca de su vecino y la manía del hombre de mirar a su madre mientras esta toma sol en la pileta. Despotricó también en contra de su novio y finalmente, para sorpresa de Enid, le preguntó por Wednesday.

Ahora bien, estos dos últimos temas, consultados por cada uno de sus padres, eran dos mundos distintos para Enid. Mientras en los negocios la rubia se movía como un pez en el agua, con Wednesday parecía el padre de Nemo entre las anémonas, sabía que si hacía un paso en falso se podía quemar o algo parecido. Enid tenía un talento natural para los negocios, ya desde chica lograba que el estúpido vecino de la casa donde creció le cambiara el delicioso helado de dulce de leche cubierto en chocolate por su sana manzana. Para ella era simple y todo le resultaba a su favor. Con la pelinegra era distinto. Con Wednesday sentía que perdía cada vez que hacia un intento para acercarse a ella. Con la tatuadora Enid sentía que era la última en ser reconocida. Wednesday no parecía tener la misma debilidad que ella sentía por la pelinegra. En fin, todo el mundo de Wednesday le era desconocido y eso la frustraba cada vez más. Por eso, después de que se encargó de contarle a su madre la poca información que tenía, estuvo más decidida que nunca a quedarse hasta la hora que sea a enfrentar a la pelinegra. Su madre le había hecho ver cosas que quizás a ella se le estaban pasando y por eso ahora estaba recostada en el sillón con uno de sus libros preferidos mirando el reloj de vez en cuando. - ¿Cuándo llegarás, Addams?

No Soy Para Ti  (WenClair Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora