En el vuelo de regreso a New York:
Yoko, Enid y Divina estaban sentadas en ese orden en una fila de tres asientos al final del avión que las iba a llevar de vuelta a la ciudad donde habitaban. Las tres estaban de brazos cruzados y portando un ceño fruncido que se veía habitualmente en la asiática, de vez en cuando en Enid y raras veces en la bailarina. Al mismo tiempo, las tres chicas miraban fija e intensamente hacia la fila de delante. Pareciera que cada una con su mirada quisiera derribar el asiento que tenían enfrente. Cada pocos minutos resoplaban exagerada y coordinadamente tratando de hacer notar su malestar. Al parecer, como los resoplidos no funcionaban, Yoko y Divina miraron a su amiga sentada entre medio de ellas para que tomara otro tipo de iniciativa. Enid aceptó la responsabilidad que le fue dada y con su pie derecho le dio una fuerte patada al asiento que tenía delante, nada pasó. Enid apretó sus labios y, ayudada por los brazos de su propio asiento, tomó más impulso y le dedicó una, aún más fuerte que la anterior, patada al objeto de su ira, pero nada. El asiento vibraba un rato, pero luego se quedaba quieto como si nada y el rostro familiar que las chicas esperaban ver tras el impacto, no se hacía presente.
La empresaria miró a sus amigas buscando apoyo y ambas asintieron. Con su mano Enid contó hasta tres, al tercer dedo levantado las tres chicas tomaron impulso y le pegaron una patada al asiento del medio de la fila de enfrente. Rápidamente volvieron a su pose inicial de brazos cruzados y se hicieron las desentendidas. Si el chico de seis filas adelante se había levantado de su lugar para ver qué pasaba, el cuerpo que tenían en la fila de delante también lo tenía que hacer.
Y así fue. Una cabeza pelinegra apareció detrás del asiento golpeado, al parecer se había arrodillado en su propio asiento para poder prestarles atención a las chicas. Con una sonrisa pícara, con cabeza torcida y boca abierta, Wednesday las miró una por una - ¿Sí? ¿Necesitan algo? ¿Pasa algo? - Les preguntó. Por más que Wednesday ya sospechaba por qué venían las patadas, tampoco estaba dispuesta a meterse en ese terreno con tres mujeres que eran capaces de derrotar a Sportacus tan solo con sus filosas lenguas y sus miradas atemorizantes. La pelinegra era un poco boba pero tampoco tanto.
Enid y Yoko resoplaron y hablaron a la vez.
-No pasa nada. ¿Acaso nos tendría que pasar algo? - Contestó Enid sin mirar a la chica.
-Lo que pase no es de tu incumbencia, pelinegra rara, ¿por qué debería de importarte a ti? - Le dijo Yoko mirando sus uñas.
Cuando la tatuadora miró a la bailarina buscando la respuesta que faltaba solo la encontró mirando para otro lado de forma enojada y balanceando su pie derecho fuertemente.
Wednesday subió sus hombros y volvió a su asiento como si nada. Agarró el cuaderno que había dejado en el asiento vació de al lado y siguió concentrada en su dibujo. Le estaba dando los últimos toques al ángel arropado con sus propias alas y estaba quedando perfecto, de hecho, hubiera quedado perfecto si no fuera porque otra fuerte patada en su asiento hizo que la nariz del pequeño niño ángel sufriera una cirugía de urgencia y una de sus alitas sufriera una grave mutilación. El angelito estaba listo para protagonizar una película de terror o peor aún, listo para protagonizar algún tipo de comedia romántica lamentable de esas que tienen cientos de miles de protagonistas enrollándose entre ellos y nunca terminas de entender sus vínculos.
En fin, la pelinegra inspeccionó su dibujo por última vez antes de enfrentar a las tres pasajeras ubicadas detrás de ella que claramente estaban fastidiadas y requerían su atención. Se estaba por poner de rodillas cuando, tras el último vistazo al dibujo, se le ocurrió una idea - Una de sus alas podría... y tal vez sus ojos... - Volvió a acomodarse en el asiento, buscó una hoja nueva y empezó a dibujar como si no hubiera un monstruo de tres cabezas intentando devorarla por ignorarlo.
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No Soy Para Ti (WenClair Adaptación)
Fiksi PenggemarUna millonaria inversora llega a New York acompañada de su socia y mejor amiga con el propósito de arrasar con todo y agregar más logros y millones a su perfecta y controlada vida. Nunca pensó que sus prioridades iban a cambiar de forma radical en t...