No Soy Para Ti (WenClair Adaptación)

Una llega y otra se va

Un mes después en el departamento de Enid un sábado por la noche:

-¿Entonces hoy no sales con Rowan? -Divina cuestionaba a Yoko mientras ambas llegaban al departamento con comida para cenar dispuestas a unirse a Enid en una relajada velada de amigas.

Yoko agitó su cabeza y trató de calmar sus respiraciones cuando vio la enorme sonrisa de Divina por su respuesta.

-Dijimos que hoy era noche de chicas, ¿no? Tengo ganas de estar con mis dos mejores amigas, charlar sobre lo que sea, comer y ver películas- Aseguró-. Además, Rowan está de viaje - Mintió.

Rowan no estaba de viaje, pero la misma asiática se había ocupado de que el chico entendiera que ahora Yoko estaba demasiado ocupada para cumplir con sus deberes de novia, ahora Yoko estaba trabajando en recomponer su relación con Divina. Por supuesto que eso no era lo que Yoko le decía a su novio, las excusas que llegaban al oído del muchacho eran de diversas temáticas; desde dolores de cabeza hasta ciclos menstruales, el caso es que siempre algo se interponía en su juntadas. Desde su enfrentamiento con Tyler, se había prometido que ella no iba a ser nunca más la causa de las lágrimas de Divina y que, por el contrario, iba a trabajar duro para que la castaña se convirtiera en la misma felicidad andante que era antes de que el tatuador apareciera. Sin embargo, para todo eso se tenía que quitar a su novio de encima, y, de hecho, lo hacía, pero con mentiras diferentes que se le estaban agotando por cada día que pasaba lejos del muchacho.

Al principio pensó que se estaba metiendo en un lio terrible, Rowan estaba prácticamente a un llamado de distancia de su madre, pero el primer viernes por la noche que sintió a Divina llegar a su dormitorio con la excusa de no poder dormirse para después abrazarse a ella, pensó que todo valía la pena. Y esa noche no iba a ser una excepción, había esquivado la invitación de su novio para algún evento social poco interesante y si tenía suerte iba a poder tener a la bailarina acurrucada en sus brazos nuevamente como ya casi todas las noches que ambas se quedaban mirando televisión, charlando o simplemente viendo la gran vista que les ofrecía el ventanal del departamento.

-Me encanta ese plan, Yoko.- Dijo Divina sinceramente mientras dejaba un beso en la mejilla de la sonrojada asiática.

-¿Tienes tu llave? - Preguntó Yoko-. Aún tenemos que sacar al idiota de Ajax del departamento.

El chico pasaba casi todos los fines de semana revoloteando alrededor de Enid y tratando de que algunos de sus métodos de apareamiento, muy precarios si le preguntaban a Yoko, funcionaran.

Divina alzo en su mano la pequeña llavecita dorada que colgaba de un llavero enorme de pato que le había regalado Yoko en alguna ocasión y la puso en la cerradura para luego empujar la puerta.

-¡Nid, noche de chicas! ¡Trajimos comida! ¡Trajimos tu pref-!

No alcanzaron a llegar a la sala cuando tuvieron que frenarse ante la imagen de su amiga acostada en el sillón blanco con Ajax sobre ella. Los dos tenían aún la ropa puesta, pero por las manos del chico parecía querer ir por mucho más.

Yoko se adelantó y enfrentó al muchacho.

-¿Qué demonios crees qué haces? - Preguntó.

-¿Qué piensas que estoy tratando de hacer?- Contestó el chico, levantándose del sillón de muy mala gana.

Yoko miró a una sonrojada Enid que esquivaba las miradas de sus amigas mientras se alejaba del muchacho, acomodándose la ropa.

-¿En serio, Enid? ¿En serio? ¿Cuál es tu problema? ¿Piensas que vas a cambiar a la rarita por este estúpido? ¿De verdad? - Indagó.

-¡Oye, yo no soy...! - Ajax quiso defenderse.

-Vete, Ajax.- Ordenó Enid.

El chico la miró de inmediato.