Cap. 6 - Día 3 / 7 Parte 2

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Hola, hola. Sólo una petición... ¡Quiero saber sus partes favoritas!

Saludos. 

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Ava no tiene mucho recorrido en la vida, la mayoría de las cosas que conoce las ha visto a través de la pantalla de un televisor. Ha experimentado muy pocas sensaciones, incluso sabores; fue hasta hace cuatro meses que conoció las galletas oreo cubiertas de chocolate blanco y se obsesiono tanto que Beatrice tuvo que esconderlas en la alacena y pedirle al cajero del supermercado que no la dejara comprar más; un comentario sobre la subida de azúcar y la forma en la que podía afectarla quizá se le salió de la boca, logrando con esto su cometido. Eso sin contemplar la vez que Ava se topó con el exfoliante para la ducha y paso tantas horas metida en la regadera que su piel no solo quedo suave, si no que la dejo sensible durante días. Algunas experiencias en exceso no son tan buenas experiencias al final de todo.

Definitivamente Ava no tiene mucho recorrido con el cual comparar las nuevas sensaciones que se le presentan. Sin embargo, ahora, con la mano conectada al sexo goteante de Beatrice, Ava no tiene la menor duda de que es lo mejor que sentirá en la vida. En menos de un segundo Ava puede aprender algo nuevo al darse cuenta de que el contexto de las situaciones pesa mucho más que la situación misma.

Beatrice dejando a Ava entrar a su mente, a sus pensamientos más íntimos, la voz ronca, el acento << maldito acento británico perfecto y caliente >>. La simple acción de que haya sido la misma Beatrice quien sujeto la mano de Ava para guiarla hasta donde más la necesita.

La cantidad de implicaciones en este momento hace hervir la sangre de Ava y por supuesto, provocan un exceso de humedad en su propio centro.

- Joder Ava... puedo sentir como te humedeces. Me estas matando.

Esto no puede ser más ardiente. << La está matando >> La Beatrice que en este instante se encuentra maldiciendo en su oído, tocando entre sus piernas y jadeando ante su toque, es exactamente la misma mujer que la primera vez que vio; llevaba puesto un hábito de monja. Es la misma Beatrice que siempre se mantuvo en orden y disciplinada ante cualquier situación, la misma mujer firme, reservada y emocionalmente distante que no parecía afectarle nada, una mujer que Ava duda que haya sido tocada de esta forma por alguien en el pasado o que haya tocado a alguien de la forma en la que la está tocando a ella, la misma que hace unas horas se arrodillo y lamio el sexo de Ava con tanto gusto que la hizo retorcer de placer. << Joder >> Ava está más que excitada y su mente dejo de razonar por completo, solo puede pensar en lo adictivo que le resulta tener esta versión de Beatrice solo para ella.

- ¿No se supone que deberíamos estar yendo a la casa? – pregunta Beatrice entre besos y jadeos.

- ¿Quieres ir a la casa en vez de tenerme así? – responde Ava y le muerde el labio, Beatrice gime en respuesta.

- Podría tenerte así en la casa. – la lengua toca la lengua de Ava.

- Puedes tenerme así ahora y después tenerme de otra manera en casa. – suelta Ava en un susurro y Beatrice se tensa de cuerpo completo. Esto es demasiado.

Ava está ardiendo, su respiración es acelerada, siente fuego corriéndole por las venas, se siente atrevida, quiere provocar más las reacciones de Beatrice, la excita por completo y le produce toques eléctricos en diferentes partes del cuerpo.

- Realmente tu podrías hacer lo que quieras conmigo – continua Ava en un jadeo bajo.

Beatrice inhala con fuerza. Entorna los ojos y mira a Ava con expresión excitada y los parpados entrecerrados. Coloca los labios sobre los de Ava nuevamente y los roza mientras habla.

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