04.

696 43 3
                                    



Ya eran casi los últimos minutos para finalizar el entrenamiento. La mayoría se quedó a un costado cumpliendo el rol de espectador mientras que otros quedaban atrás en fila, estaban por practicar penales.

Eso consistía en que cada uno iba a patear tres veces, sólo para probar con cada arquero. Desde Emiliano a Franco y de él a Gerónimo. Fácil y sencillo.

—El que le erré a los tres nos paga la comida el viernes.— Propusó Rodrigo.

—Dale. Pero despue' a no chivarse.— Le apuntó Julián.

Todos aceptaron.

El primero en patear era "La Joya" Dybala, mientras que el que primerizaba el arco era Franco. Ambos se miraron y esperaron a la señal, pero está no llegaba.

Abby se iba de un lado al otro con su libreta. Se la notaba estresada y con la mente en todos lados, no paraba de murmurar cosas mientras se tocaba la cabeza con un leve enojo.

Franco había silbado lo que la sacó de eso. Los miro unos segundos hasta acercarse y ponerse al costado de ellos.

—Disculpen. Me colgué.— Suspiro y tomó su silbato.

—¿En quién pensarás vos?— Chisteo Emi. Ella sólo río y le hizo una seña en forma de amenaza.

—No sigamos boludeando. Empecemos—.

La castaña había sonado su silbato. Paulo se había preparado y con un rápido movimiento había metido el primer gol de la noche. La tribuna de los albicelestes había festejado.

—Boe, esto me asegura que no pagó nada.— Río. Chocó los "cinco" con la chica.

—Franco, no mires al jugador, vos mira la pelota.— Le corrigió Abby. Estaba tan atenta en lo que anotaba que no prestó atención.

—Eso hace siempre.— Le guiñó Otamendi a lo que recibió un pelotazo del arquero en forma de respuesta.

Todos rieron mientras que Nico se sobaba el brazo. Realmente ya se la estaba buscando.

La noche seguía y los penales con ella. Habían rotado ya tres veces y el único arquero que quedaba dentro era El Dibu, la mayoría de pelotas en cancha habían sido atajadas por él, pero sólo dos de los presentes le habían logrado meter un gol. Messi y para su sorpresa Enzo Fernández. Nadie se lo creía pero debían de admitir que el pibe si se las jugaba.

Por último estaba el Papu, el único que no había metido ni un sólo gol desde que habían empezado. Era hombre muerto si no metía esta.

—Dale, Ale. Uno nomás.— Aimar le alentaba. Pero si él no se tenía fe, era imposible.

Alejandro miró con deseo el arco. Tenia miedo y se notaba.

El Dibu con ojos de furia le sonreía, por nada del mundo iba a dejar qué el enano le metiera un gol y por consecuencia de ello tener que pagar la cena de sus compañeros. Chistoso siendo un gran arquero que por respirar ganaba millones.

Abby dio la señal. Emiliano se balanceaba de un lado a otro desconcentrando a Gómez quien ya sentía un sudor frío pasar por su cuello.

Sin pensarla más este corrió hasta la pelota en dónde simuló tirar por la derecha finalmente golpeándola a la izquierda. Eso no había servido ya que Martinez había descifrado su jugada unos segundos antes, pero esto no le había salido tan fácil como parecía.
La pelota chocó contra las manos de El Dibu. Tal era la fuerza con la iba dirigida qué al no poder agarrarla se le resbaló cayendo dentro del arco. Algo poco común visto en él.

—¡Atajeme está, Martinez!— Se burlaba Alejandro. Parecía un niño por la forma en la que saltaba y se burlaba de sus compañeros.

Emiliano se quedó de rodillas cómo un soldado recién caido. Por dentro reía pero siempre aprovechaba esos momentos para hacer escenas que siempre divertían a sus amigos.

𝗨𝗡𝗜𝗧𝗘𝗗𝗦  |  Cancelada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora