07.

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Julián caminaba por toda la casa con su teléfono en mano. Llamaba insensante a su mejor amiga que horas atrás se había retirado luego del incidente en la cancha. Estaba alterado y preocupado, no tenia ni la más pálida idea de lo que le podría estar pasando, además de que su poca colaboración en contestarle lo empeoraba más.

Por otra parte, Rodrigo, Gonzalo y Lautaro repetían su acción. Cuándo uno cortaba el otro seguía y así en varias oportunidades.

Mientras que Alejandro intentaba calmar a Enzo. Seguía mal luego de aquello que había pasado y no paraba de mandarles mensajes de disculpa, sentía que la había cagado pero mal y eso le preocupaba.

—Enzo, cálmate. No está enojada con vos, seguro te vio de por casualidad y por el dolor te miro así.— El Papu intentaba calmarlo a toda costa. Intentaba que se distrajera pero Fernández seguía hundido en una desesperación y culpa terrible.

—No, vos no entendes. Ella sabe que yo la golpeé, y ni sabe si fue intencional o no.— Sus ojos ya estaban cristalizados. Todos lo miraban con pena, era horrible verlo así.

Alejandro sin decir palabra alguna lo abrazó. Enzo no iba a mostrar que se veía débil en situaciones así, pero debía admitir que el nudo en la garganta que tenía era insoportable. Más que todo horrible.

—¿Abby?, ¿Abby?— Julián se exaltó cuándo la nombrada de una vez respondió. Estaba entrando justo al living y todos pudieron escucharlo. Enzo, siendo uno de los más cercanos a su distancia se le puso al lado para escuchar.

—Julián. Ciento veintitrés llamadas.— Suspiro desde la otra línea. No hablaba muy bien, estaba algo ronca y parecía cómo si su labio tuviese anestesia.

—Ya sé, Ya sé. ¿Pero estás mejor?, ¿Qué te pasó?— Era tan directo en sus palabras y a la vez tan rápido que no le dejaba contestar.

—Estoy bien, Ju. Sólo tuve un corte en el labio por la lapicera y me salió sangre de la nariz.— Se la notaba tranquila. No mostraba señales de estar enojada o que le pasará algo.

—Dios, Dios. ¿Puedo ir a verte mañana o dentro de un rato?, ¿Necesitas algo?, ¿Querés que te lleve algo?, ¿Vendas, comida, alcohol?—.

—Ju.. Ju. JULIÁN.— Se había exaltado. Le desesperaba que el chico fuese así. —Estoy bien, deja de preocuparte. Es sólo un corte que se va a sanar con el tiempo, nada más.

—Perdón..— Río un poco. Ella no se inmutaba pero luego de un tiempo lo repitió. —Pero me decís. Si necesitas algo me llamas apenas lo penses. No andes con tus vueltitas de nena fuerte, ¿Escuchaste?

—Julián. Es un corte, yo puedo ir a comprar mis cosas. Tranquilo.— Insistió otra vez. Pero no lograba tener éxito con el castaño.

—Abby, No. Si necesitas algo le avisas a Julián o nos decís a nosotros.— Enzo con voz ronca le había hablado. No recibía respuesta, ni siquiera un hola o algo que le simplificará el saber si estaba enojada con él o no.

Hasta que esta por fin contestó.

—Hablamos más tarde. Chau.— Abby sólo corto. Todos se quedaron callados y Enzo se quedó mirando el celular.

Otra punzada le había pasado por el pecho. Se sentía mal, demasiado mal.

Con eso podía confirmar que si era con él la bronca. Se sentía estúpido, estúpido de creer que posiblemente eso no fuera en contra de él. Pero lo sabía y todos lo sabían pero no querían decirlo.

—Enzo.. Tranquilo.— Julián le había posado la mano en el hombro. Él intentaba mostrar alguna sonrisa en forma de agradecimiento por preocuparse, pero nada. Nada salía. Ni siquiera una mueca.

𝗨𝗡𝗜𝗧𝗘𝗗𝗦  |  Cancelada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora