Capitulo 17

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Trago saliva. Pero que tonterías estoy diciendo. Niego muchas veces mentalmente. Me alejo bruscamente. Ella frunce un poco el ceño. Me paro.

— veré si ya esta mi pizza— me alejo rápidamente, tropecé un par de veces pero de allí no pasó a mas. — ¿mi pizza ya está lista? — pregunto a la que nos atendió cuando llegamos.

— claro, las están empaquetando— asiento. A los segundos veo como traen mi pizza la agarro y salgo casi corriendo de el restaurante. A los segundos escucho pasos detrás de mi.

— Molly — niego mentalmente, camino como si no la escuchara, más bien casi corro. Ella me alcanza y se pone a frente mio yo casi voy a pegar con ella pero frene a tiempo. — no creerás que te dejaré ir así  — la miró sin comprender — con este clima claro, después de todo yo te traje, así que así como te traje así te iré a dejar — yo niego.

— gracias pero ya hiciste mucho por hoy— miro hacia otro lado recordado desde que me trajo en el auto hasta cuando me limpio la cara.

— haría muchas cosas— ella se acerca gracias a la caja de pizza que tengo al frente no logra avanzar mas hacia mi, pero se inclina dejando su cara un poco cerca de la mía aun que por la caja no es tanto como otras veces que se a acercado a mi — y más si son para ti.

— señorita su pizza — uno de los trabajadores de el restaurante le entra a ella la pizza y el recibo. Las dos pagamos al entrar así que solo hacia falta que nos entregaran las pizzas y ya. Ella la toma y la pone encima de la mía. La miró confundida ¿Será que quiere que se la cargue? Bueno tampoco pesa tanto y de paso así le agradezco que me haya traído.

— sube al auto— yo sin saber que decir la alcanzó hasta al auto y subo al  asiento de copiloto como cuando venimos. Ella conduce hasta llegar hacia mí casa. Yo bajo cuando ya me bajo agarro su pizza y la pongo en el asiento donde iba sentada.

— gracias por tra— pone de nuevo la pizza suya encima de la mía.

—No tienes por qué agradecer.

— tu pi— ella pone un dedo en mi labio haciendo que yo calle.

— no la quiero— iba a protestar cuando ella niega con la cabeza. — ve a tu casa, seguro tu mamá te espera.

Yo asiento aún sin comprender. Me alejo un poco y cierro la puerta. Ella da la vuelta y estaciona en su casa. Yo voy a la mía, allí es donde caigo en cuenta. Traigo otra pizza y mamá preguntara el por qué, golpeó con la palma de mi mano mi cabeza. ¿Como pude aceptarla? Debí devolverla ¿y si voy a su casa y lo hago? Miro su pizza y es la que trae las orillas de quesillo en las orillas lamo mis labios inevitablemente. No puedo dejarla allí y ya ademas de que ella dijo que no la quería. Me arriegare, lo haré por lo deliciosa que se ve. Abro la puerta de mi casa con cuidado y corro hasta mi habitación a dejar la otra pizza. Bajo de nuevo las escaleras corriendo Con la pizza que si compre yo. Cuando miro a mamá en la puerta. Freno de un solo.

— mamá — digo atónita. Ella se cruza de brazos.

— ¿que estas haciendo? Subiste cómo loca para tu habitación. ¿Acaso compraste algo más y lo fuiste a dejar? — niego prácticamente no lo compre yo. Ella frunce su ceño y se acerca a mi, cuando creo que me va a apartar e ir a ver mi cuarto, descubrir lo de la pizza para luego hacerme preguntas, solo agarra el recibo y comprueba que solo compre la pizza. Yo me relajo un poco. Tal parece que no me descubrio. — siéntate agarra un pedazo de pizza y come la. — yo asiento.

Luego de comerme mi rodaja de pizza, fui a mi cuarto y la vi, corrí a sentarme a mi cama, abrí la caja y empecé a comer la. La disfrute cada segundo, luego de que la termine me acosté a dormir. Es de mañana, yo me levante mas temprano para así esconder la caja ya que mamá suele despertarme y aveces entra al cuarto y no quiero que ella mire la caja. La escondí en el closet y le puse unas ropas para que así no se notará claro que antes la aplaste. Mamá cuando entre al auto se sorprendió al ver que llegué temprano, no temprano pero no tan tarde como acostumbro. Entro al cole, justo cuando iba para la clase me entraron unas terribles ganas de vomitar, así que corrí al baño, nada más entre vomite, me sentí mareada, alli fue cuando sentí una mano en mi frente y otra en mi cabello. Vomite una vez más, no me pare por miedo a caerme, estuve allí un rato hasta que pude hacerlo, despacio.

— gracias Debbie — Quito la mano de mi frente, cuando la miró, no tiene el tomo bronceado que tiene el color de piel de Debbie si no que es blanca muy blanca, frunzo mi ceño y me volteo encontradome con un par de ojos enormes.

— no soy ella, pero puedo irme y tu puedes esperar a que ella venga — frunce su ceño y se da la vuelta. A mi me da un fuerte dolor de cabeza y mareos, seguro que Debbie a de estar en clase y ni aun que le grite podrá escucharme.

— espera — se da la vuelta.

— dime.

— no te vallas — me pareció verla sonreír completamente pero como todo me da vueltas no lo vi bien. Ella se acerca.

— tranquila no lo hare, estaré para ti.— Me lo dice cerca de el oído susurrando lo cual provoca un cierto escalofrio, de nuevo siento que todo me da vueltas. Ella coloca una de sus manos en mi espalda para que así no caiga para atrás. Yo trato de buscar equilibrio como lo mas cerca que tengo ahora es ella me apoyo en sus hombros aun que solo un poco Ya que me siento sin fuerza. Mi mirada se dirije a sus ojos negros, mirándolos me pierdo en ellos para luego solo ver como el color de sus ojos... Completamente negro.

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Hasta La Muerte Por Un Anhelo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora