Creek Valley, una gran ciudad. Ese día estaba muy bonito, el cielo despejado y azul, no hacía mucho calor, gracias a que había una agradable brisa de aire.
Las chicas llegaron al mall y su presencia atraía miradas, de absolutamente todos, tanto hombres como mujeres. Aunque nadie supiera sus nombres, eran tratadas prácticamente como celebridades o princesas de un cuento de hadas. Decir que recibían regalos de todas las tiendas que visitaban, era poca cosa.
Pero claro, la única que pasaba desapercibida era Holly, ya que su físico no era tan místico como el de sus amigas, con sus figuras perfectas, sus curvas resaltadas, nalgas bien formadas y tetas grandes y firmes, y sus pezones parados como siempre. Lo que sucedía es que no era que Holly no fuera atractiva, al contrario, se puede decir que era la más bella de todas, pero su cuerpo era opacado por las semidiosas de sus amigas. Holly llevaba puesto un lindo suéter rosa, que revelaba ligeramente su ombligo, una falda negra de cuero, y unas botas.
Ese día, ella se estaba sintiendo particularmente insegura, por lo que decidió alejarse del grupo.
—Voy a ir a pasearme sola un rato.
—¿Por qué? Déjame acompañarte —
insistió Raquel.
—No, no. Está bien Raquel. Prefiero estar sola un rato.
—¿Segura?
—Sip.
—De acuerdo.Todas se despidieron de Holly y quedaron de verse frente a la fuente de la plaza más al rato.
Holly caminó sola por el centro comercial. No estaba particularmente lleno ese día, pero sí había algo de gente, familias, parejas. Holly observaba a las parejas pasar, cariñosas, contentas y felices.
Ella nunca había tenido una relación, al menos no una que durara más de un mes. Sentía que era quizás porque al estar siempre con sus compañeras de la mansión, nadie nunca se fijaba ella. Cuando iban a antros, fiestas, eventos, nunca regresaba a la mansión de la mano de alguien. Era especialmente abrumador las noches que llegaban de una fiesta, y sus compañeras todas traían una pareja, pero claro, eran hombres ebrios y cachondos, naturalmente. Pero eso no les importaba, ya que ellas sentían un gran orgullo de su independencia, así que nunca buscaban algo serio, más que noches de pasión. Se acordó particularmente de una noche muy desquiciada en el que se podían escuchar los gemidos de todas sus compañeras a través de las paredes mientras ella intentaba dormir. Era realmente deprimente.
Holly siguió caminando por el mall, hasta llegar a una tienda que nunca antes había visto. "Luxus Facere" era su nombre, y estaba completamente fuera de lugar al lado de las demás tiendas de ropa y cosméticos. Era una pequeña tienda de antigüedades. Antigüedades de todo tipo y de todas culturas. Atrás de la caja registradora, había una mujer de mediana edad muy bajita.
—Bienvenida, pase, pase —insistió la mujer.Holly, apenada, entró a la tienda.
—Hola —dijo, con su voz suave y tímida.
La viejita le sonrió a Holly y hizo un gesto invitándola a ver los artículos de la tienda.Holly observó lo que había en la tienda, no había nada que le llamara particularmente mucho la atención, había estatuas, esculturas, jarrones, pulseras y ese tipo de cosas. La tienda estaba tan llena de mercancía y estantes, que formaban pequeños pasillos. Holly caminó por los pasillos del pequeño local hasta ver algo inusual. Era un muñeco, un hombre con barba, con túnica y un turbante. Este muñeco estaba dentro de una caja de vidrio, con un letrero abajo que decía: "Pida un deseo, y si usted es una persona digna, su deseo se cumplirá."
Holly leyó el letrero y sonrió. Volteó hacia atrás para confirmar que no la estaba viendo la mujer y volvió a ver al muñeco. Puso su mano encima de la caja y cerró los ojos. Movió los labios sin hacer sonido... y pidió un deseo. Abrió los ojos y sonrió. Aunque su deseo no se llegue a hacer realidad, se le hizo bonito soñar. Holly salió de la tienda y agradeció a la señora.
La joven siguió caminando por la plaza, ya estaba oscureciendo, había mucha más gente en el mall y ya era hora de volver a ver a sus amigas, pero en eso, en un abrir y cerrar de ojos, el lindo cielo azul se volvió nublado y tenebroso, con lluvia y relámpagos brillantes.
Extrañamente, con cada relámpago que caía, Holly sentía un dolor en su cuerpo. Empezó como un cosquilleó, pero después se volvía un dolor cada vez más irritante. El dolor se concentró primero en sus piernas, causándole dificultad para caminar, después de eso se concentró en sus glúteos, que sentían como nalgadas fuertes con cada relámpago, y finalmente, el dolor se concentró en sus senos, ese fue el dolor más penetrante y doloroso, tanto que Holly calló al suelo.
Por suerte, Violet estaba cerca y la vio a lo lejos. Le avisó con preocupación a las demás chicas, quienes estaban todavía ocupadas viendo ropa en una de las tiendas. Después del preocupante aviso, todas salieron corriendo a ayudar. Como ninguna traía sostén deportivo, naturalmente sus enormes tetas rebotaban vigorosamente de arriba a abajo, atrayendo numerosas miradas, pero no les importaba, tenían que ayudar a su amiga.
—Holly, ¿qué te pasó? ¿Estás bien? —preguntó Violet preocupada, justo al llegar con ella.
—Siento mucho dolor. No sé qué me pasa.
Las chicas vieron a Holly, alarmadas por su condición.
—Será mejor que te llevemos a casa. Vámonos —dijo Emily.Las chicas llevaron prácticamente cargando a Holly hasta la camioneta, ya que por el increíble dolor no podía ni caminar.
La subieron a la camioneta y se fueron juntas de regreso a la mansión, preocupadas por su amiga. Cruzaron el puente, entraron a la residencia, y cargándola, la llevaron desde la entrada de la mansión hasta su cuarto, poniéndola en la cama...
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Un deseo ardiente
FantasyDespués de pedir un deseo, Holly, una chica plana y delgada, llevará acabo una excitante transformación física que le hará tener el cuerpo voluptuoso que siempre soñó. ADVERTENCIA: Esta historia es para mayores de edad (18+) Tiene lenguaje explícito...