Sophie estaba afuera del cuarto, su oreja pegada a la puerta, presionando su cuerpo, haciendo que sus enormes tetas se aplastaran contra la madera.
Llevaba puesto un camisón de encaje de seda color plata, el mismo que tenía cuando fue a ver a Holly esa misma mañana.
Sophie escuchó atentamente lo que decían las chicas a través de la puerta, normalmente nunca suele ser entrometida, ella valora mucho la privacidad de las chicas, pero, temía que algo estuviera mal con Holly y necesitaba encontrar la manera de ayudarla.
A pesar de todo, no pudo entender realmente la conversación, Emily y Holly estaban hablando con un volumen de voz muy tenue, por lo que solo pudo captar ciertas palabras, "decirle a las demás...", "mi cuerpo...", "tetas...".
Sophie, sorprendida, se concentró para asegurarse de haber escuchado lo que pensó. Se alejó de la puerta, despegando su voluptuoso cuerpo de la puerta.
Puso su mano sobre la manija.
Después de unos momentos de recapacitar, Sophie quitó su mano y se fue, caminando por el pasillo, meneando sus caderas, bajó las escaleras y llegó al comedor pasando por la cocina.
En el comedor se encontraba Teresa, estaba leyendo un libro y desayunando cereal. Ella también seguía en pijama, llevaba puesto un top de lencería rojo y un short. Teresa no era realmente pechugona como las demás, pero sí estaba bastante dotada, tanto que acostumbraba recostar sus pechos sobre la mesa del comedor por su dolor de espalda, así como lo estaba haciendo en ese momento que estaba desayunando.
Sophie se acercó a Teresa, —¿No interrumpo? —preguntó Sophie apenada.
—¿Cómo crees?, siéntate Sophie, ¿quieres que te prepare algo? —preguntó Teresa mientras se paraba de la mesa.
—No, no, siéntate linda. —insistió Sophie.Teresa se volvió a sentar, notando algo de preocupación en la voz de Sophie, —¿Qué pasa? —preguntó angustiada.
Sophie suspiró profundamente, tenía la garganta seca, empezó a hablar en voz baja, casi insegura.
—Es que... escuché a Holly y a Emily hablar... sobre... sus boobies.
—¿Otra vez esto? Pensé que ya lo había superado.
—Yo también, pero... creo que otra vez le entró la idea de operárselas. Le he tratado de decir que ella es bellísima tal cómo es. Además, es muy delgada, si se opera no se verán como ella quiere y se volverá a deprimir.Sophie estaba triste, no era común verla tan conmovida. Teresa se acercó a Sophie, la abrazó fuertemente.
—No pasa nada Sophie, no te eches culpas. Ahorita vamos todas a hablar con Holly. Quizás fue un simple malentendido.
—No, no, no vayan con Holly, no quiero que se de cuenta que las estuve escuchando. —insistió Sophie con preocupación
—Tienes razón... bueno, ya sé. Hay que hablar con las demás primero y hay que hacer un plan de acción.De repente, Raquel llegó a la cocina, abrió la alacena y buscó el cereal. Desde el comedor, Teresa le hizo señas para llamar su atención sin hacer ruido. Raquel no se daba cuenta porque seguía muy enfocada buscando el cereal.
Finalmente, —Raquel, Raquel, pssst—, susurró Teresa.
Raquel volteó a ver a Teresa y se dio cuenta que el cereal estaba sobre la mesa del comedor.Se acercó y tomó la caja. —¿Porqué no me dijeron que aquí estaba el cereal?—, preguntó Raquel enfurecida.
—Tranquila, tranquila, siéntate, anda. — insistió Teresa.
Raquel accedió y se sentó en la mesa junto a ellas, algo confundida de su aparente seriedad. —¿Qué pasa?— preguntó.
—Es... Holly —respondió Teresa.
—¿Otra vez? —preguntó Raquel sorprendida.
—Sip...
—Válgame. ¿Cuándo va a aprender esta niña que operándose las tetas no hará que todos sus problemas se solucionen?—, preguntó Raquel, —¿Y qué hacemos? ¿Hablamos con ella?
—Sí, pero dale tiempo. Primero hay que ponernos todas de acuerdo en cómo vamos a hablar con ella. De hecho, ¿Sabes dónde está Violet?
—Sip. Está en el gimnasio, entrenado.
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Un deseo ardiente
FantasyDespués de pedir un deseo, Holly, una chica plana y delgada, llevará acabo una excitante transformación física que le hará tener el cuerpo voluptuoso que siempre soñó. ADVERTENCIA: Esta historia es para mayores de edad (18+) Tiene lenguaje explícito...