Capítulo 12: Fotografías

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El bikini estaba apretadísimo sobre sus enormes tetas, era tan pequeño que apenas y podía cubrir sus duros pezones.

La parte inferior del bikini estaba teniendo el mismo destino, era tan diminuto que parecía una tanga de hilo dental.

La sensación apretada estaba excitando desmesuradamente a la rubia. Se estaba mojando bastante, sus jugos del amor escurrían por sus piernas.

— Ay no, no, no — pensó la rubia en desesperación mientras se veía en el espejo y veía el líquido escurrir.

Buscó por el probador para ver si de casualidad había algún pañuelo o algo que pudiera usar para limpiarse, pero era en vano. De por sí tenía dificultad para verse los pies debido al exorbitante tamaño de sus hermosos pechos, el pequeño probador no le daba mucha movilidad.

Holly se bajó las trusas del bikini, al agacharse su cara quedó enterrada entre sus gigantescas tetas, las cuales apoyó frente al espejo, dejando dos enormes marcas circulares sobre él.

Finalmente se logró quitó las trusas y las vio de cerca. Estaban completamente mojadas. —Maldita sea ¿Y ahora qué se supone que debo hacer?— pensó la rubia.

Después de unos momentos, la rubia sacó su cabeza de las cortinas del mostrador y llamó a la empleada. —Holaa, oye, pues, ya me lo probé y... la verdad me gustó bastante, me lo llevo — dijo Holly sonriendo amablemente.

— Muy bien. Salga cuando esté lista para cobrarle — respondió y después se empezó a dirigir de vuelta al mostrador.
— Claro que sí. En un momento salgo. Solo que...

La empleada se detuvo y regresó la mirada a Holly.

— Me gustaría llevármelo puesto. ¿Está bien? —preguntó apenada.

— Claro que sí, sin problema. — respondió la chica.

Momentos después, la voluptuosa rubia salió de la tienda con su diminuto bikini puesto sobre sus gigantescas tetas jugosas. Solo estaba usando la parte superior del bikini, ya que llevaba puesta su minifalda de mezclilla.

En la mano derecha llevaba la bolsa con los otros bikinis que había comprado, y la blusa de tirantes que llevaba puesta. Además de eso, también llevaba algo más en la bolsa, sus calzones rosas todos mojados y la parte inferior del bikini igual de empapados.

Al salir de la tienda la rubia chichona caminó haciendo rebotar indiscretamente sus enormes atributos. Con cada paso atraía miradas de los peatones.

Holly percibía las miradas, casi como un sexto sentido. Sentía como la desnudaban con solo verla, ver su hermoso voluptuoso cuerpo moverse por la plaza.

Solo había un problema... estas pícaras miradas, causaban una incontrolable excitación en Holly. La atención que conseguía la prendía demasiado. Tanto que empezó a sentir como el jugo que salía de su cueva escurría nuevamente por sus piernas.

Esto era todavía más difícil de manejar debido a su falta de ropa interior. Ella consideraba que le vendría bien un poco de aire, pero no tomó ese factor en consideración.

Por suerte, no era tan evidente. La bolsa era grande y ayudaba a disimular un poco. Además de que sus gigantescas sandías eran la atracción principal.

Después de caminar por un rato, llegó a donde estaban las chicas. Estaban sentadas frente a un café local llamado "Milk Street Coffee".

Sophie estaba cuidando las bolsas con toda la ropa que se había comprado Holly, prácticamente había una bolsa para cada tienda de la plaza.

Un deseo ardienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora