Capítulo 13: La voz del deseo

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Holly se encontraba en la espaciosa sala, rodeada de bolsas repletas de sus nuevas adquisiciones. Las chicas, con gran entusiasmo, sacaban prendas de las bolsas y las acomodaban en los sillones.

—Por favor, sigue contándonos, Holly —insistió Teresa, mientras doblaba cuidadosamente una blusa junto a Raquel —¿Qué te dijo después?

—Ya se los dije, Tere —insistió Holly.

—Lo sé, pero quiero que lo cuentes otra vez. ¿Cuál era su nombre? — preguntó Teresa, mientras su voz se mezclaba con el suave roce de la ropa.

—Ryan —pronunció Holly.

La emoción por el nuevo interés amoroso de Holly embargaba a las chicas, quienes no dejaban de hablar del tema durante todo el camino de regreso a la mansión. Incansables, exprimían cada detalle de la historia del encuentro con el apuesto fotógrafo.

—¿Cuándo piensas llamarlo? Te dio su número, ¿no?—preguntó Emily, con los ojos brillantes —Un chico tan guapo como él seguramente tiene muchas pretendientes. No pierdas tu oportunidad Holly. Yo sé que tu nuevo cuerpo te da mucha seguridad, pero no todos los chicos se fijan en eso.

—No lo sé —suspiró Holly, sintiéndose inundada por una mezcla de ansiedad y emoción.

—¿Cómo que no lo sabes? —preguntó Violet, con el ceño fruncido.

—No estoy segura de si debería llamarlo —confesó Holly, su voz revelando su indecisión y los latidos acelerados de su corazón.

Las chicas se voltearon a ver entre ellas, con la mirada se decían todo, y por un instante se dieron cuenta que pensaban lo mismo. Holly debería darle una oportunidad a este chico. Ninguna quiso decir nada, no querían hacerla sentirse presionada.

Finalmente, después de pensarlo, Sophie dijo unas palabras:

—Como tú veas linda, no te presiones, escucha a tu corazón, es lo más importante —le dijo mientras ponía la palma de su mano en el pecho de Holly, indicando su corazón.

Pero claro, debido a la enormidad de los pechos de Holly, su mano quedó sumergida entre sus enormes tetas.

Holly no dijo nada, solo vio la mano de Sophie y sonrió.

—Creo que sí le hablaré —dijo Holly decidida.

Todas las chicas se emocionaron y saltaron de emoción, haciendo rebotar sus enormes senos al correr para abrazar a Holly.

—Esperen, esperen. Necesito un tiempo para pensar en qué decirle. No le voy a llamar ahora mismo —dijo Holly con seguridad.

Las chicas intercambiaron miradas, cada una buscando la aprobación en los ojos de las demás, antes de posar sus ojos en Holly. Después de un momento, asintieron con la cabeza y se fueron a sus habitaciones.

Un silencio cargado de expectación flotaba en el aire. Con el eco de sus pasos resonando en el corredor, las jóvenes se dispersaron hacia sus respectivas habitaciones, dejando a Holly sola con sus pensamientos, mientras caminaba hacia su cuarto.

Ya en su habitación, Holly deambulaba de un lado a otro, sumida en profundos pensamientos. Sobre su cama descansaba el papel con el número del atractivo fotógrafo, yacía allí con un aire desafiante.

Sus ojos se posaron en él, y una mezcla de curiosidad y duda la embargaba. ¿Debería tomar el riesgo de llamarlo? Las posibilidades y las incertidumbres danzaban en su mente, creando una tormenta de emociones que amenazaba con desbordarse.

Después de un instante de duda, Holly se decidió de una vez por todas. Extendió su mano hacia el papel que descansaba sobre la cama, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción que le recorría por todo su voluptuoso cuerpo.

Sus dedos rozaron el número anotado con trazos delicados, mientras su mente se llenaba de interrogantes, posibilidades y pensamientos ardientes.

"Es ahora o nunca", pensó Holly, suspirando profundamente mientras sostenía el teléfono en sus manos temblorosas. Su corazón latía con fuerza, como si estuviera a punto de embarcarse en una aventura desconocida.

Con una determinación que brotaba de lo más profundo de su ser, Holly marcó los dígitos en el teclado. Cada tono del teléfono resonaba en el aire, alimentando su valentía recién descubierta.

Mientras esperaba a que Ryan respondiera, los pensamientos corrían desbocados por su mente. ¿Qué diría? ¿Cómo reaccionaría? La incertidumbre y la esperanza se entrelazaban en su interior, creando un torbellino de emociones que la empujaba hacia adelante.

Finalmente, la voz grave de Ryan resonó al otro lado de la línea, y Holly se vio envuelta en una conversación llena de risas nerviosas y palabras entrecortadas. El mundo exterior se desvaneció mientras se sumergía en la conexión que se estaba forjando entre ellos.

Sus risas sinceras resonaban en el aire, como si fueran dos almas afines que se encontraban en un mar de posibilidades.

Finalmente, tras una conversación que pareció durar una eternidad y, a la vez, pasar en un abrir y cerrar de ojos, decidieron dar el siguiente paso. Holly, con voz apenas audible, sugirió tímidamente:

—¿Qué te parece si nos vemos mañana en la mañana para tomar un café juntos?

El corazón de Holly latía desbocado, esperando ansiosa la respuesta de Ryan. Por un instante, el silencio se adueñó de la línea telefónica, haciendo que los segundos parecieran eternos. Y entonces, la voz cálida y llena de entusiasmo de Ryan rompió el silencio:

—¡Claro, me encantaría! ¿Te parece si nos vemos en ese café cerca del parque del centro? Ese queda cerca de mi estudio de foto. Si quieres acabando podemos ir para que lo conozcas.

La emoción inundó el pecho de Holly, sus pezones se endurecieron, mientras su sonrisa se dibujaba en su rostro. La mañana siguiente será como una promesa de encuentros y conversaciones profundas, un café compartido que sería el punto de partida para algo más grande.

Con el corazón lleno de expectativas y mariposas revoloteando en su estómago, con un último intercambio de risas y despedidas, Holly y Ryan colgaron la llamada con una sensación de felicidad y anticipación.

Mientras la emoción seguía vibrando en su pecho, Holly se acercó a la ventana y contempló el oscuro lienzo del cielo nocturno salpicado de estrellas. El suave susurro del viento acariciaba su voluptuoso cuerpo, recordándole que el tiempo pasaba inexorablemente.

Sintiendo la necesidad de descansar y recargar energías para el día que se avecinaba, Holly se dirigió a su cama.

Se quitó la ropa, quedándose completamente desnuda. Allí, se despojó de las preocupaciones del día y se envolvió en la comodidad de su cama. El aroma familiar de su suavizante favorito la envolvía, acunándola en una sensación reconfortante.

En la penumbra de su habitación, Holly se dejó llevar por el abrazo de la noche. Los pensamientos sobre la cita en el café danzaban en su mente mientras la somnolencia la envolvía. Poco a poco, sus ojos se cerraron y se sumergió en un sueño lleno de expectativas y posibilidades.

Con el amanecer, un nuevo día despertó y los rayos del sol comenzaron a filtrarse a través de las cortinas entreabiertas. Rayos del sol que acariciaban su desnudo cuerpo curvilíneo.

Holly, en ese limbo entre el sueño y la realidad, abrió los ojos y se encontró con la suave luz de la mañana. Con un bostezo perezoso y una sonrisa juguetona en los labios, se levantó de la cama, haciendo rebotar sus enormes tetas y se preparó para enfrentar el día.

Un deseo ardienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora