Memo se encontraba guardando las últimas cosas que le faltaban en su maleta. Ya no tenían nada más que hacer en Qatar.
Con el corazón destrozado y su carrera por los suelos, al llegar a México sería anunciado su retiro como futbolista por razones "desconocidas".
La noche de la pelea con Lionel, le había llamado la directiva del América para avisar que el proceso de renovación de contrato con el equipo de las águilas sería cancelado.
Ya se lo esperaba, sabía que después del anuncio de Martino sobre el omega oculto en la selección hundiría su carrera, pero a pesar de eso le ardía el pecho de la rabia y la impotencia al ver todos sus sueños desaparecer frente a sus ojos sin poder hacer nada para detenerlo.
Derrotados, el equipo tricolor va camino hacia el aeropuerto, no había ni luz ni sombra del Tata desde sus declaraciones, se había ido por su cuenta pues sabía lo que le esperaba si ponía un pie en el mismo cuarto que ellos.
El viaje era silencioso, con algunos comentarios de Chucky para alegrar el ambiente pero con poco éxito.
Por otra parte, Lionel estaba en su habitación de hotel, reflexionando sobre lo que había pasado el día anterior. A pesar de su victoria su espíritu estaba completamente derrotado.
¿De qué sirve ser el mejor del mundo si no estás con las personas que amas?
Al oír alguien llamando a su puerta corrió a abrir con la esperanza de ver a cierta persona con el cabello lleno de rulos, pero no. Era De Paul, estaba algo preocupado por Messi, quien no se había presentado a la celebración y se le veía bastante consternado desde la noticia de ayer.
- ¿Pero qué te pasa a vos? Pasamos a octavos y estás con una cara de orto. - A pesar de su lenguaje altisonante, se notaba la preocupación en su tono de voz. - ¿Es por el arquero de México? ¿Tanto te gusta?
Dentro de la escaloneta no era un secreto el crush que tenía Messi por Ochoa, lo que no sabían era la magnitud de ese enamoramiento.
- Ayer casi casi que me agarra a piñas. - Se frotaba el rostro con las manos frustrado como si eso lo fuera a ayudar a enmendar sus errores. El siete no entendía muy bien el conflicto entre ambos pero prefirió no entrometerse demasiado.
- Uh, mal ahí, una lástima que se vayan hoy, tendrás que esperar una banda para solucionar las cosas. - Rodrigo no era el mejor tratando de animar a sus compañeros, pero le había dado un dato a Lionel que para él valía oro.
- ¿Qué? ¿Se van hoy? ¡¿Y por qué me lo venís a decir ahora?! - El argentino no pensó que se fueran a ir tan pronto de Qatar.
- Yo pensé que ya sabías. Ahora mismo deben de estar camino al aeropuerto. - Sus planes de encontrarse con el omega esa misma tarde fueron arruinados por la noticia.
- La concha. - Tan pronto escuchó que aún tenía una oportunidad de hablar con él se levantó y salió disparado como bala de la habitación dejando atrás los gritos de Rodrigo.
La selección tenía carros y chóferes personales a su disposición las 24 horas, por lo que Lionel tomó esto a su favor y se montó en uno de los coches.
- Buenos días, señor, en un minuto llegarán los guardaespaldas. ¿A dónde necesita ir? - Preguntó amablemente el chófer.
- ¡No necesito guardaespaldas! ¡Necesito llegar al aeropuerto ya! - Tan pronto escuchó la orden el carro arrancó a la mayor velocidad que pudo.
El pobre chófer trataba de ser rápido, respetar las señales de tránsito y encontrar atajos a la vez. Mientras que Lionel solo podía mover su pierna impaciente y preguntar cuánto faltaba para llegar.
Luchando contra el tráfico de Qatar ocasionado por el pique de turismo por el mundial, por encima de todo eso lograron llegar a salvo.
Apresurado salió del coche casi tropezando con su propio andar, pero no dejó que eso lo detuviera.
Sintió la adrenalina recorrer todo su cuerpo, no sabía la hora en que saldría el vuelo ni tampoco podría alcanzarlos si estos ya estaban dentro del avión, pues este era uno exclusivo de la selección. Solo podía guardar la esperanza de alcanzarlo antes de que suba el avión.
Afortunadamente para él, traía barbijo y su ropa de civil, cosa que le permitió pasar completamente desapercibido ante la gente dentro del lugar.
Mientras recorría el lugar, logró ver un equipo de seguridad el cual su instinto le dijo que podría ser el del equipo tricolor. Y no se equivocaba.
Cuando se acercó más pudo vislumbrar a varios jugadores de la selección, entre ellos, su amado Guillermo Ochoa.
- ¡Memo! - Antes de que pudiera dar otro paso el equipo de seguridad lo detuvo, pues creyeron que se trataba de un fanático que intentaba alcanzar a su ídolo.
- Lo siento, no puede pasar. - Lo trató de apartar sin embargo, el alfa opuso resistencia.
- Por favor, tiene que dejarme hablar con él, soy Lionel Messi. - Rogando por un poco de comprensión a los guardaespaldas, sin embargo, estos incrédulos al oír quién era él se echaron a reír en su cara.
- Lo único que tienes de Messi es lo enano. - Mencionó uno de ellos ocasionando una carcajada al unísono por parte del equipo de seguridad.
- ¡Que soy Lionel Messi, pelotudo! ¡Déjame pasar! - Finalmente su paciencia se había agotado. Se bajó el barbijo lleno de ira dejándoles ver qué en realidad sí era quien decía ser.
Todos los presentes expulsaron un sonido de sorpresa ante la revelación.
- Oye, ¿ese no es Lionel Messi? - Mencionó Guardado al voltear debido a toda la bulla que había detrás de ellos.
- ¿Qué? - Memo intentó mirar hacia atrás para poder verlo con sus propios ojos pero su acción fue detenida por Lozano.
- No, sólo es un loco. Ya nos tenemos que ir, apúrate. - Tomo a el omega del brazo tratando de alejarlo de la escena, sin embargo, un olor peculiar que conocía muy bien hizo que terminara volteando la cabeza hacia el bullicio.
Olía a mate.
Sus miradas se encontraron otra vez. Todo el enojó en el rostro de Lionel se esfumó y sus ojos se iluminaron cómo nunca. Los corazones de ambos palpitaba tanto que cualquiera pensaría que se saldrían de su sitio.
- Memo, ¡tenemos que irnos ya! - Apuró a Ochoa jalandolo del brazo nuevamente. No sólo porque ya era la hora de irse, sino porque también temía que su amigo saliera más lastimado si permitía ese encuentro.
- Pero, Leo... - Lozano ignoró sus palabras, la sonrisa de Lionel fue desapareciendo conforme veía a Memo alejarse, por más que gritó y gritó para que se detuviera.
Los de seguridad no sabían qué hacer, así que terminaron rompiendo la barrera que detenía al alfa, pero nuevamente, su camino fue obstruido, está vez por sus propios guardaespaldas. El chófer, preocupado porque el futbolista esté a salvo, llamó al equipo de seguridad de la selección albiceleste para que asistieran a Messi.
Cuando logró explicarles lo que pasaba para que al fin le dejarán de romper las bolas y así alcanzar a su omega ya era demasiado tarde. El avión despegó, y el brillo en su mirada que hace unos momentos parecía estar en su punto más alto desapareció por completo convirtiéndose en una lágrima.
Memo por lo mientras ya se encontraba sentado en su lugar tratando de comprender qué era lo que había pasado.
No quería darle tantas vueltas al asunto pero, al sentir una profunda decepción, en su cabeza solo rondaba una pregunta: "¿Por qué mi corazón sigue llorando?"
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LO RESUBI PORQUE WATTPAD ANDA DE INEPTO, UNA DISCULPA
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Secreto tras vestidores | Messichoa
FanfictionUna noche antes del partido de Argentina vs México, Memo Ochoa recibe una visita inesperada a la mitad de la noche. ──────────────────────── Omegaverse. Messi Alfa | Ochoa Omega