O8. Conciencia

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30 de noviembre, 20:45 horas.
Minutos antes del partido Argentina vs Polonia.

El equipo albiceleste se preparaba contra su último enfrentamiento de la fase de grupos, y como es de costumbre dentro de la escaloneta, el ambiente estaba algo animado.

En cualquier otro momento Messi se hubiera unido a hacer bulla junto a sus compañeros de equipo, sin embargo, ese día sus ánimos no se lo permitieron, por lo que decidió aislarse unos minutos para calmar su cabeza que en esos momentos solo lo estaba torturando.

Los últimos días los había pasado con la persona de la que estuvo secretamente enamorada durante tantos años, aún así tenía la constante sensación de culpa, no se sentía bien.

Claro, disfrutó las citas, los besos y sobre todo la compañía del omega, pero no dejaba de preguntarse: ¿Por qué tenía que ser de está manera?

Sus sentimientos tan contradictorios se acumulaban y no lo dejaban pensar con claridad. Por una parte, estaba feliz de ser correspondido, de finalmente poder expresarle todo lo que siempre quiso decirle con la seguridad de que obtendría una respuesta amorosa por parte de Memo.

Mientras que por el otro lado, la culpa seguía azotando contra su conciencia. No era humano lo que le estaban haciendo, ninguna copa del mundo era más importante para él que la persona que amaba, pero, ¿tenía otra opción? Por más que pensaba y pensaba en una forma en la que pudiera sacar a Ochoa de ese lío sin que salga herido, incluso si termina afectando a él no lograba encontrar ninguna.

El sonido de un mensaje le hizo mirar su celular, su atención fue captada de inmediato al ver el nombre del contacto. Era él.

Deseaba responder, pero no podía.

Ya ni siquiera estaba seguro de poder mirarlo a la cara y a la vez seguir manteniendo la farsa.

El cargo de conciencia lo superaba, no obstante, tampoco se sentía correcto para él no contestar su mensaje, por lo que terminó escribiendo algo simple, que sin saberlo, terminó empeorando la situación.

El partido comenzó, pero su cabeza no se encontraba en la cancha, por el contrario, aún estaba luchando consigo mismo por concentrarse en el partido, así que cuando se le concedió el penal a Messi, terminó errando.

Afortunadamente, gracias al esfuerzo de la selección lograron anotar los dos goles que llevarían a Argentina a octavos de final.

El equipo albiceleste celebraba felizmente, hasta que Lionel ve a De Paul acercarse hacía él algo sorprendido mirando su celular.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué traes esa cara? — Tratando de averiguar qué era lo que pasaba para que su alegre vibra fuera apagada.

Rodrigo no contestó, simplemente le entregó el celular para que lo mirara por sí mismo.

México no calificó a octavos de final, y eso no era lo único.

"...No quiero seguir intentando con una selección con un omega en su equipo."

¿Eh?

Esto tenía que ser una broma. Él no pudo haber hecho eso, se lo prometió. Le prometió que él estaría bien si hacía lo que le pedía. ¿Entonces por qué?

Ahora su mente solo estaba ocupada en una cosa, o mejor dicho, persona.

Tenía que ir a verlo rápido.

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ARGENTINA CAMPEÓN MUNDIAL, ¡FELICIDADES!

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Secreto tras vestidores | MessichoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora