! Le entregue mi florecita!

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No se dejen llevar por el título chistoso, este cap será +18 soft y hot, con cariño para ustedes

Espero que tengan una feliz Navidad, solos o en compañía de sus familias, les deseo lo mejor a todos los que lean este mensajito.

.......

Un sueño. Así describía leo su relación con Guillermo; después de su papi, memo era el hombre más cariñoso y atento con el, siendo un niño caprichoso no se iba a conformar con menos y siendo sinceros, no tenía ni una sola queja del moreno, todo era color de rosa, como dicen por ahí, tenían citas y se la pasaban juntos en los recesos, se sentían en las nubes cada vez que compartían tiempo juntos.

Otro cambio fue que el argentino dejó de ser tan mamon y se esforzaba por ser amigable con los demás, petición de memo como ya supondran, asimismo, leo había perdido la pena y con el tiempo aprendió a querer las demostraciones de afecto en público, a anhelarlas, le encantaba cuando se abrazaba a su novio en medio de las pláticas de grupo, como este le daba besos ocasionales o lo mimaba de vez en cuando, estaba cayendo profundo, lo sabía, con cada día que pasaba se enamoraba un poquito mas de ese naco, de sus atenciones,  de su forma de ser... pero había un tema en particular.

Y no era cualquier tema. Era EL TEMA. Uno que cada pareja debe abordar por el bien de la relación, "con la comunicación se arregla todo" dicen las buenas lenguas. Dicho tema era el sexo; no lo habían hablado, pero la cuestión estaba presente, bailando entre la tensión sexual que aveces ocurría y que no querían resolver, aun no, lo sentían muy apresurado para llevar unos meses de relación y aun así se volvía mas insistente con el tiempo. Decidieron hablarlo, pensando que se postergaria por lo menos hasta que cumplieran un año, pero algo salió mal.

Tiempo atrás ya había ocurrido, momentos en los que se encontraban solos, hablando o simplemente mimandose, sus cuerpos magnéticos ante el otro se acercaban y de la nada, sucedía. Un choque de labios, piel con piel, la temperatura del lugar subía al igual que las manos del argentino por el cuerpo contrario, mientras sentía una traviesas manos descender por su cuerpo apretando todo a su paso. Hubo ocasiones en las que separarse fue una odisea, añoraban llegar a más pero no lo decían en voz alta, deseaban conocer todo del otro, probar la piel ajena y fundirse por primera vez, solo el estúpido miedo e inseguridad los detenía.

Se encontraban en el departamento de Guillermo, específicamente para discutir ESE asunto, sintiéndose nerviosos e incómodos por los prolongados silencios que se formaban entre palabras. Se encontraban expectantes a lo que su pareja haría, ansiosos por el contacto del otro, asi fuera el mínimo roce, siendo iniciando por Guillermo en una suave caricia a la pierna del argentino.

-¿Estas seguro de esto leo?... sabes que si no quieres o no te sientes listo podemos hacerlo después, investigue y te lo juro, lo que menos quiero hacer es herirte así que seré cuidadoso cuando lo hagamos, yo por ti esperaria toda la vida, igual no tenemos prisa y...- Fue interrumpido por unas delicadas manos en sus labios viendo la expresión emocionada del menor.

-Por más tierno que sea lo que estás diciendo, debo detenerte... quiero hacerlo memo, no tiene idea de cuanto, te quiero como no tienes idea y ya no puedo aguantar, ademas, tu también lo quieres, ¡Por dios! ¿podes dejar de ser sumamente encantador y tomarme de una buena vez?- Contestó exasperado el argentino. Amaba cuan dulce y considerado podía ser su novio pero en esos momentos quería sentir todo de el de maneras mas íntimas y prohibidas.

"Lo que mi rey pida" Fue lo último coherente que pudo decir Guillermo antes de atacar la boca ajena en un apasionado beso, se había estado resistiendo por mucho tiempo y ahora simplemente quería darle todo lo que tenía a ese niño que lo traía loco de remate. Sentir aquella atrevida lengua configuró cada fibra de su anatomia , electrizando su cuerpo, derritiendo su cerebro como helado en verano, predispuesto a que el argentino hiciera lo que quisiera con el. Lionel murmuró un "vamos al cuarto" en la boca del otro, siendo apresado por unas grandes y ásperas manos mientras el dueño de estas solo podía asentir, respirando pesado, siengo guiado de la mano del menor a la habitación.

Lo que siguió después fue simplemente la gota rebosando el vaso para Guillermo, que en cualquier momento caería rendido por el placer y era lo que menos quería, pues para el mayor lo más importante era hacer sentir cómodo al contrario, hacerlo sentir querido y seguro incluso a costa de su propio libido. Su lindo novio ya se encontraba acostado, en una posición sugerente y una expresión simplemente tentadora.

-¿Me quieres?
-mhmm
-¿Me deseas?
-s... si...
-¿y porque no vienes? ¿porque no me tocas? - Dijo en tono lastimero el menor para recitar las palabras que harían caer rendido al mexicano. "pierdeme el respeto"

Al diablo todo.

Caminó apresurado hasta la cama para posarse encima del menor para arremeter contra su boca nuevamente mientras unas juguetonas manos se deslizaba por su pantalón hasta su ropa interior, frotando encima de este y sacándole un suspiro bajo. "Porque te contienes ¿uhm? te noto tenso" El moreno seguía manteniendo minima cordura para no lastimar a su niño fresa, tratandolo con cuidado y amor... Ah ojalá existieran mas hombres como memo.

Fue un sexo vergonzoso, inexperto, lleno de saliva, risas, tropiezos pero sobretodo, mucho amor y entrego por parte de ambos,  tanto así, que la incomodidad primeriza no llegó a romper el ambiente que se había formado, el calor constante y la excitacion hicieron de su primera vez algo mágico, culminando en un mar de besos y palabras dulces mientras el mexicano seguía en el interior de su pareja, cayendo lentamente ante el cansancio y la pesadez, con sonrisas en sus rostros y una sensación tibia en el corazón.

Lo mas especial de todo su encuentro fue un detallito que no pasó desapercibido por el moreno. En medio del acabose, el menor grito su nombre junto con un "te amo tanto". Era la primera vez que leo le decía un te amo, se sentía tan dichoso que no evitó soltar un par de lágrimas emocionadas.

Antes de colocar su cabeza delicadamente en el vientre del argentino compartieron un último beso finalizando con un "yo también te amo, no tienes idea de cuanto", para caer en los brazos de Morfeo.

Tal vez era cierto lo que se decía.

Memo había caído primero, pero leo lo hizo más profundo.

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