Me dejaste marca, chaparrito

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No me maten :c, el capítulo Javier x cristiano ya está en proceso, les aseguro que será muy lindo, y veremos una parte diferente del egocéntrico de Ronaldo

Disfruten este pequeño corto <3

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-¡Veni! no es nada malo lo juro- Grito el argentino en tono divertido, llamando a su pareja desde la habitación. - Mira que Ney se estuvo tomando fotos con la cámara y me mostró esta, ¿querés intentarlo?- Comento, sacando una fotografía Polaroid del brasileño, en la imagen se podía ver embriagado, su cabello desordenado y mirada ausente lo comprobaban, venían acompañados de una media sonrisa y su rostro marcado en una lluvia de labios rojos, que iban desde su frente hasta el inicio de su cuello.

-Bien galan el wey, pero como se supone que lo harás si no tenemos un lápiz labial - respondió divertido el moreno, viendo la foto a detalle e imaginandose a el con la cara toda embarrada de aquel cosmético.

-Ahí te equivocas, cielo. - sus ojos atrevidos se encontraron con los del contrario en un contacto travieso, sacando de su mochila un lápiz labial de un rojo intenso, propiedad de Antonella, que casi moría de la risa al saber para que el menor lo necesitaba.
Atrajo al moreno para que se sentará en la cama, subiéndose encima rápidamente, sintiendo unas manos apresar su cintura.

Procedió a aplicarse el producto con sumo cuidado, delicados toques, como si sus manos ya supieran que hacer y hubieran hecho ese mismo recorrido infinidad de veces. Guillermo quedó encantado, la vista era mas que gloriosa, los suaves labios de su pareja mas rojos que nunca, si antes se le apetecían ahora los consideraba todo un manjar, afianzó su agarre al cuerpo en una forma de calmar sus impulsos,tosiendo un poco y soltando un "¿terminaste? ", a lo que el argentino cerró el cosmético , juntando sus labios para emparejar el tono.

-Listo, ven acá- Con una sonrisa divertida atrajo de cuello al mexicano, pasando sus manos por su rostro en una íntima caricia, para después acercarse y empezar a repartir delicados besos por toda su faz, manchando de aquella sustancia roja la cara del contrario recibiendo una risa nerviosa.

Mejillas, nariz, frente, el rostro de Guillermo estaba inundado en besos, y el no podía hacer mas que hundirse en el placer que eso le provocaba, sintió esos mismo labios sonrosados en su boca, unas manos curiosas subiendo a su cabello, empezando un beso por demás fogoso. Cuando terminó, el argentino siguió bajando hacia su cuello y clavículas, donde también dejó esas marcas rojas que contrastaban con la morena piel.

-Leo espera, yo... déjame hacerte lo mismo... yo...

-Aguanta, ya regreso-Dijo. deteniendo el movimiento del contrario, levantándose de sus piernas para buscar una cámara instantánea, acomodando el lente cerca de la cara morena capturando su mirada perdida en deseo. ¡Click! La foto salió. No les importó como se veía en esos momentos, el argentino la dejó de lado para subirse nuevamente al regazo del otro, trayendo el lápiz labial consigo.

-No muevas la boca- Dijo concentrado en su acción, pintando lentamente los labios contrarios, sintiendo sus respiraciónes traspasar la boca contraria ante la cercanía. Cuando acabó, el moreno se abalanzó a atacar su cuello, besos regados por toda la longitud, no se sentía satisfecho por lo que acostó al menor en la cama, desprendiendolo de su ropa superior, marcando todo a su paso, clavículas, pecho, pezones, abdomen y ahí deseó que el argentino pudiera tatuarse cada uno de sus besos, finalizó dando un último en el hueso de la cadera, sacando un suspiro del menor. Estaban hechos un desastre, el cuerpo argentino estaba repleto de marcas rojas, el rostro del mexicano lleno de estas. Se rieron ante la imagen, era tanto excitante como tierna "¿Debemos tatuarnos unos besos así no crees?" averiguo el argentino recibiendo una afirmativa de su novio para continuar con su sesión de besos candentes.

A la semana los novios ya tenían dichas marcas, lionel un beso en su cadera, Guillermo la misma huella, pero en el comienzo de su espalda, cada que lo veían en el cuerpo contrario no podían evitar pensar en lo excitante de dicho encuentro.

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