XXXIV.

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Todo lo que le dije a esa mujer para imponerme la incentivó a no desfallecer con su propósito de regresar con Mike, pues no ha hecho otra cosa que hacer de mis días un verdadero calvario. De la noche a la mañana permitió que padre e hijo pasaran tiempo juntos y hace meses vivo en un constante miedo e inseguridad, pensando que en cualquier momento Mike romperá nuestra relación para estar con ella y su hijo.

Trato de no dejarme llevar por las películas que he creado en mi cabeza, pero cada que está con ella, aun sabiendo que va a esa casa es por su hijo, no puedo dejar de hacer una y mil ideas de ellos estando juntos, ella coqueteando con él y un sinfín de cosas que, con el hecho de imaginarlas, mi corazón se oprime de dolor y miedo.

Desde que empezamos a tener una vida sexual activa, decidí planificar, pues en ese momento un hijo no hacia parte de mis planes, además de que debía sanar y olvidar para hacer mi vida sin espinas ni dolor. Pero al verlo tan feliz, lleno de ilusión y muy enamorado de Joseph esas ganas de experimentar esa dicha se acrecentaron en mi ser con mucha fuerza y tomé la decisión de no seguir tomando la pastilla.

No hay día en el que no vea a su hijo, le tire muchas fotografías y lo adore con tanto amor y ternura. Aunque al principio estaba reacio, con el pasar de los días, creó un vínculo inigualable y muy bonito con el pequeño. Ha sido un padre envidiable, dedicado, amoroso y extremadamente sobre protector. Joseph es su gran debilidad y Cloe se aprovecha de ello para mantenerlo cerca suyo.

Nuestra relación en lugar de avanzar ha retrocedido grandes pasos. Es normal sentirme desplazada e insegura cuando le dedica más tiempo a su hijo que a mí, pero supongo que debo a acostumbrarme a ello, pues por encima de todo, incluyendo del amor que siente por mí, siempre estará en primer lugar su hijo. Aun así, no puedo evitar pensar que solo será cuestión de tiempo para que lo nuestro termine de la misma forma en la que comenzó.

Temo mucho que llegue ese día, porque yo anhelo una vida a su lado hasta morir. Quiero, de cierto modo, que todo lo que escribió en su diario sea una realidad y no se quede solo en hermosas palabras. No dudo de su amor, porque él cada día me demuestra lo mucho que me ama y lo importante que soy para él, pero este temor se está convirtiendo en mi peor enemigo.

Ahora me doy cuenta de que sigo siendo presa de mis miedos, mucho tiempo después de mi recuperación. Nunca los dejé atrás como había creído, fue Mike quien los ocultó para que dejara de sufrir.

He intentado luchar y no dejarme arrastrar, pero está siendo muy difícil cuando la soledad amenaza con arroparme una vez más. Cada día me tengo que convencer de que Mike me ama lo suficiente y que nunca va a soltar mi mano ni va a dejar de mirarme como lo hace. Quiero seguir siendo ese todo en su vida.

—¿Qué opinas de la propuesta de Price? — inquirió mi padre, sacándome de mis pensamientos y dándome una mirada poderosamente inquisitiva.

—Me gusta. Supongo que podríamos hacer una nueva sociedad con el Sr. Price.

—Su hijo, mi amor — corrigió y asentí rápidamente, huyendo de esa mirada tan cargada.

—Es casi lo mismo, ¿no? — le resté importancia, acomodando las carpetas sobre la mesa e ignorando a toda costa a mi padre—. Joyce, comunícate con el Sr. Price para establecer el día de la reunión. Recuerda ver mi agenda y de ese modo pueda coincidir con la suya.

—Sí, señora — apenas si su voz se escuchó, por lo que supuse que mi padre no me quitaba la mirada de encima, la cual podía sentir atravesarme la carne—. ¿Algo más, Srta. June?

—Nos dejas un momento solos, por favor, Joyce.

—Sí, señor.

Miré a mi amiga, indicándole con la mirada que no me dejara sola con mi padre, pero ella lo único que hizo fue sonreír nerviosa y salir casi corriendo de la oficina.

«¡Qué cobarde!».

«Estupendo, ahora mi padre va a escudriñarme hasta que lo confiese todo».

—Tengo que estar presente en la embarcación que va rumbo a Inglaterra y asegurarme de que todo está en orden. La última vez la guardia costera detuvo uno de los embarques y perdimos mucho dinero porque uno de los contenedores no tenía las medidas de seguridad.

—La embarcación puede esperar, además, deja que calidad haga su trabajo. Ellos son los encargados de que todo contenedor salga en óptimas condiciones y con todos los sellos seguridad en orden. Para eso se les paga.

Ante su lógica, volví a hundir mi trasero en la silla y asentí, inquieta por sus siguientes palabras. Mi padre es un hombre amoroso, pero tosco y directo cuando está inconforme. Su mirada me tiene muy nerviosa. Ahora comprendo por qué Joyce siempre dice que su mirada la pone a temblar sin control, pues es muy profunda y cargada.

—Los últimos días has estado distraída, distante, menos alegre que hace un tiempo, de mal humor e incluso te he visto llorar, aunque te fuerces en ocultarlo — se levantó de la silla y bajé la cabeza, conteniendo las lágrimas que pronto se arremolinaron en el borde de mis ojos—. June, mi amor, sabes que puedes confiar en nosotros, ¿verdad?

—Lo sé, papá.

—Entonces dime qué es lo que te ocurre. ¿Qué es lo que pasa? Dime para entenderlo y ayudarte — se hincó frente a mí y me tomó de las manos con suavidad—. Estoy muy preocupado por ti.

Supongo que, entre mis hermanos, soy yo con la que más han batallado. Kilian, aunque le gusta hacer su vida lejos de nosotros y sea discreto con sus asuntos, su corazón es tan grande como noble. Mis hermanitas son chicas, aún están en esa etapa donde no existe mayor preocupación importante. Pero conmigo han llorado mucho, han sufrido tanto como yo con cada uno de mis pasos temerosos. Me han visto caer hasta sumergirme en lo más oscuro de un pozo y siempre han estado para mí, siendo una fuerza descomunal que me levanta de cualquier modo.

Mis padres son mi resistencia más significativa, pero es momento de que empiece a salir del pozo oscuro por mi cuenta y no con la ayuda de ellos, o la de Mike y del mismo Kilian. Esta vez quiero liberarme de estos temores yo misma hasta que dejen de existir.

—Yo me enamoré, papá...

—¿Y el hijo de puta te está haciendo sufrir? — su rostro mutó de la preocupación a la rabia en menos de un segundo—. Dime quién es. Le enseñaré que nadie hace sufrir a mi hija, mucho menos llorar.

«Quiero decirle y dejar de esconderme, pero esto va a ser mucho más difícil de lo que pude imaginar».

June Blaze[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora