MIKE
Mientras esperábamos los resultados de la prueba de paternidad que nos habíamos realizado hace quince días, June sostenía mi mano quizás con la misma incertidumbre y aflicción que yo lo hacía. Me aferraba de ella para continuar pensando con la cabeza fría y no huir como tanto lo aclamaba muy en el fondo una parte de mí.
Después de tres meses en una completa guerra tanto con Cloe como con su madre, al final aceptaron hacer la prueba de paternidad. Cloe seguía insistiendo que yo no era el padre de Joseph y que los dejara vivir su vida en paz, mientras su madre aseguraba que su hija mentía, que la verdad era que quería huir de mí, de mis recuerdos, del daño que le hacía estar cerca de mí sabiendo que yo no la amaba. De cierto modo, todo lo que decía ella me hacía sentir muy mal. No debe ser fácil para Cloe, al igual que no lo es para mí, saber que los sueños que tenía conmigo se acabaron.
Desde el principio fui yo el único que falló y mintió, pero quise arreglarlo de la mejor manera, dejando su camino libre para que pudiera encontrar el verdadero amor y ser feliz en los brazos correctos. Ambos vivíamos en una relación fantasiosa y ella lo sabía de antemano, porque siempre fui sincero al decirle que mi corazón y cada uno de mis sueños pertenecía a otra mujer y no a ella.
Ahora bien, la cabeza todavía me daba vueltas con el tema de Joseph. Ella ocultó su embarazo, eso sin contar que me mintió al decirme que no lo estaba cuando era todo lo contrario. Ha estado esquiva, contradiciéndose a sí misma en todo lo que dice. Cloe sigue sin decirme la verdad, ella sigue mintiendo y ocultando cosas que me tienen al borde de perder la razón. Tengo un límite y ella lo está rebasando al tener esa actitud tan infantil.
Mi paciencia empezó a agotarse con el paso de los días. Y para mayor frustración, Lana lleva más de tres meses desaparecida. No responde mis llamadas ni mis mensajes, lo que me tiene sumamente irritado. Puse mi confianza en ella porque es una de las mejores detectives privadas y pensé que podía encontrar algo que quizás yo pasé por alto, pero no saber de ella me deja con las mismas dudas e inquietudes.
—¿Mike Blaze? — escuché mi nombre y me levanté de la silla, acercándome a la enfermera.
—Soy yo.
—Su resultado ya está. La doctora lo llamará en un momento para leerle los resultados — me entregó el sobre y se alejó rápidamente.
Cloe se veía irritada. Discutía con su madre en voz baja mientras balanceaba el cochecito de un lado a otro con más fuerza de la necesaria. ¿Qué es lo que tanto habla con su madre? ¿Por qué parece que está reclamándole algo?
La madre de Cloe cree que su hija está pasando por una depresión postparto, pero no creo que ese sea el caso. Conozco a Cloe, o al menos creo conocerla y sé que algo le molesta y le incomoda de toda esta situación. Si tan solo ella fuera un poco más sincera conmigo nada de esto estuviera pasando.
—En un momento nos llama una doctora para leernos el resultado — le indiqué y asintió con la cabeza, soltando un ligero suspiro.
—¿No crees que están actuando raro? — susurré en el oído de mi hermosa novia, pero no me respondió de inmediato—. Mi amor.
—¿Mmm? — salió de su letargo, girando su rostro hacia mí—. ¿Ya te entregaron los resultados?
June trata de demostrarme lo contrario, pero sé lo mucho que le afecta al estar en el mismo espacio que Cloe.
—Ya, pero ¿tú estás bien? Te noto distraída y pensativa.
—Sí, yo estoy bien — puso su cabeza en mi hombro y unió nuestras manos, jugando con mis dedos entre los suyos—. ¿Sabes? Deseo unas buenas vacaciones como las que tuvimos hace un año.
—Tomar un descanso nos haría bien — rodeé su cintura con mi brazo, acercándome más a ella—. Quizás al estar lejos del mundo se nos haga el milagrito.
Me miró de inmediato, por lo que me encogí de hombros, esbozando una sonrisa nerviosa. El tema de los hijos no lo hemos vuelto tocar, es como si se hubiera convertido en algo prohibido. Yo no he perdido las ganas de tener muchos hijos con ella, de tener una familia grande y ruidosa, pero June cada día pierde el interés, porque incluso descubrí unas pastillas de planificación que me desilusionó bastante.
¿Acaso ya no quiere tener una familia como lo deseábamos los dos antes de toda esta locura? Es lo que no he dejado de preguntarme desde el día en que las encontré por casualidad en su bolso.
—¿Aun tienes esa idea en mente?
—Por supuesto que sí y lo sabes, mi amor. Lo quiero todo en la vida y más a tu lado, contigo. Nadie más que tú para ser feliz.
—Te amo — tomó posesión de mis labios, besándome de esa manera que tanto me enloquece—. Sueño con ese día como no tienes idea. Tú con nuestros hijos son la imagen más hermosa en mi cabeza.
—Espero que muy pronto sea real y no solo imaginación — la besé una vez más, deseando hacerla mía aquí mismo—. Me esforzaré cada noche hasta que mi pequeña glotona número dos empiece a crecer en ti. Daré lo mejor de mí en cada combate, ya lo verás.
Soltó una risita, mirándome con esos ojos pardos y brillantes hasta hechizarme más de lo que ya me tienen. No son el cielo, pero me encanta perderme en esa selva tan intensa y pura de su mirada.
Nos besamos lentamente en medio de risas y coqueteos, olvidando por completo el lugar en el que nos encontrábamos. En ese instante solo éramos nosotros, demostrándonos cuanto nos amamos y nos necesitamos cada segundo del día.
—Mike... — una débil voz, que habló lo suficientemente fuerte, nos hizo separar—. La doctora nos espera para leer los resultados.
—Mierda, lo olvidaba — siseé, levantándome de un salto.
—Se te cayó el sobre — Cloe lo extendió hacia mí y lo recibí de inmediato—. Vamos. No perdamos más tiempo, que no quiero estar un segundo más en este hospital.
—¿Vienes? — le pregunté a June, y negó.
—Aquí te espero, mi amor.
—Está bien — dejé un último beso en sus labios, antes de dirigirme junto a Cloe al consultorio de la doctora.
En algo sí le hallo la razón a Cloe y, es que, entre más pronto salgamos de este asunto, más rápido podré ir a casa con mi mujer divina y hacerle el amor hasta saciar el corazón.
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June Blaze[✓]
RomanceEl amor no es lo más importante para June, primero, porque no cree en que los sentimientos de las personas sean del todo sinceros, segundo, porque aquel suceso que vivió en su niñez y la marcó de por vida la sigue rodando por más que quiera huir de...