Decidimos irnos de vacaciones a aquella isla donde fuimos la primera vez. Todo parecía estar mejor que nunca y habíamos pasado días maravillosos, disfrutando de nuestro amor y de la llegada de nuestro pequeño cielo.
Estar solo con él y rodeado de naturaleza era lo que más me gustaba. Podíamos armarnos sin fronteras, gritar a los cuatro vientos lo feliz que éramos y vivir en una especie de burbuja donde el resto del mundo se había evaporado.
Mike es el mejor hombre que pueda existir en este mundo. Es cariñoso, dedicado, comprensivo, extremadamente sobreprotector y un ángel que ha caído del cielo para salvarme del infierno. Verlo en su faceta de padre no tiene precio y eso que nuestro hijo o hija aún no ha llegado a alegrarnos mucho más nuestros días. Me imagino con nuestro cielo en sus brazos y mi corazón sufre de aleteo incontrolable.
Desperté y a mi lado la cama se encontraba vacía. No le presté mayor atención, pues Mike le encanta estar en la cocina y todos los días me sorprendía con exquisitos desayunos. Tomé una ducha refrescante, quitando de mi cuerpo el sudor de mi piel y recordando lo mucho que ardí en esos brazos que tan bien me han sabido querer. He estado muy sensible a sus caricias, cada toque me hace desearlo de una manera descomunal.
Mi padre y mi tío pusieron el grito en el cielo cuando les hicimos saber que estábamos esperando un hijo. Y después de que mi padre intentara golpear a Mike, nos dio su bendición y se mostró alegre con la noticia. Tío estaba dichoso, aunque algo contrariado por la manera en la que se dio nuestro amor. A ojos ajenos somos familia y, que haya surgido el amor entre los dos, se considera todo un tabú. Pero no tenemos un vínculo sanguíneo y del alma que nos una como tal, pues el único lazo que nos ata es del profundo amor que nos tenemos.
Salí poco después de la habitación, sonriendo de oreja a oreja mientras tarareaba una canción y acariciaba mi visible vientre. Desde que le conté a Mike de mi embarazo, la panza empezó a notarse cada vez más y más. Además de que me sorprendió muchísimo el día que fuimos a nuestro primer control y la doctora nos aseguró que ya casi iba a cumplir cinco meses de gestación. Mi bebé se había escondido por alguna razón, y decidió salir en el momento más indicado y cuando más necesitábamos un salvavidas.
Me encontré con una nota cuando llegué a la isla de la cocina y, junto a ella, un desayuno fresco y enorme.
«En el guardarropa hay un vestido que quiero que uses para la velada de hoy. Me surgió un imprevisto de último minuto que debo atender y por eso tuve que ir a la ciudad. Volveré pronto. Los amo infinitamente, mis amores».
«¿Qué clase de imprevisto le surgió? ¿Por que no me despertó y me lo dijo antes de irse?».
Suspiré, dejando la nota sobre la isla. El rugido de mi estómago me hizo sonreír. Todo indica que mi cielo tiene mucha hambre.
Comí hasta quedar satisfecha y pasé la mayor parte del día leyendo un libro en el balcón de la pequeña casa, con la hermosa vista de la playa frente a mí y el viento fresco chocar en mi piel. No fue hasta la tarde que recordé que debía ponerme el vestido que Mike mencionó en la tarde para nuestra velada, por lo que me levanté de la mecedora y me adentré en el baño. Me volví a dar una ducha extremadamente larga y vital.
El vestido era hermoso, blanco y de una tela muy fina. La espalda quedaba descubierta hasta el medio de esta. En el pecho el escote era poco pronunciado y tenía detalles brillantes en todo el borde. De mis senos hacia abajo era suelto hasta dar un poco más arriba de mis rodillas. Era lindo, elegante y cómodo. A juego, venía con unas sandalias bajas y una corona con el mismo detalle de brillantes que tenía el pecho. No sé qué estaba tramando Mike, pero todo indica que la velada será muy especial.
Me miré en el espejo una vez estuve lista y sonreí, feliz por la June que veía reflejada en el. Todavía sentía muchos miedos, pero no por lo pasado que ya estaba olvidado y enterrado sino de hacerlo mal. Supongo que toda madre primeriza ha sentido este nerviosismo y temor de dar un paso en falso que pueda afectar a su hijo.
«Sal, pequeña glotona». Recibí un mensaje de Mike y sonreí aún más grande, enfilando al exterior de la casa.
Mi corazón se aceleró de una manera inaudita en cuanto lo tuve frente a mí. Se veía muy guapo en esa camisa blanca y unos pantalones del mismo color. Tenía un ramo de flores en su mano y una sonrisa en los labios que me embrujó en demasía. Su mirada reflejaba amor del más puro, pero también ansiedad y nerviosismo.
—¿Lograste solucionar el imprevisto? — pregunté, refugiándome en la calidez de sus brazos.
—Sí, nada de lo que tenga que preocuparme después — besó mis labios y acarició mi vientre con dulzura—. Estás preciosa, mi amor. Pareces una bella hada.
—Qué cosas dices — reí tímidamente.
—Es la verdad — me entregó el ramo de flores y las recibí con una sonrisa enorme y que reflejaba felicidad—. ¿Lista para disfrutar de nuestra velada?
—Muy lista.
—¡Perfecto! — me guio hacia el yate y fruncí el ceño confundida, más no pregunté nada ya que parece que tenía una sorpresa para mí.
Antes de subir en el yate cubrió mis ojos y me ayudó a caminar por el puente. Me dejó un instante sola y sentí miedo de caer, pero cuando regresó, quitó la venda de mis ojos con suavidad.
La cubierta estaba decorada de manera romántica. Había un arco de flores en todo el medio y en el suelo habían pétalos esparcidos por todo el lugar. No había nadie más que un señor de avanzada edad que sonreía cortésmente y se encontraba a un lado del arco, sosteniendo un libro entre sus manos.
—¿A qué se debe todo esto?
—Quizás hace falta nuestra familia, una recepción mejor, una iglesia y un vestido de ensueño, pero ya no puedo estar un día más desatado de tu alma. Quiero estar unido a ti en todos los aspectos como Dios manda. ¿Estarías dispuesta a casarte hoy y aquí? Entenderé si me dices que no, pues no creo que este día lo hayas imaginado así, pero...
—Por supuesto que estoy dispuesta a casarme ahora mismo, mi amor. No importa el lugar que sea ni quienes estén presentes, siempre y cuando estemos juntos y exista este amor tan bonito y fuerte entre tú y yo, hasta lo más básico es perfecto, especial y único.
—No se diga más — su sonrisa hizo juego con el bello atardecer—, una mi vida con la de esta preciosa señorita ahora mismo antes de que pueda arrepentirse.
El hombre asintió y nos hizo sentar bajo el arco de flores, antes de empezar a decir todo lo que una unión trae consigo, la importancia del amor, el respeto, la comunicación y la familia mientras mi mente se iba en blanco y solo podía sentir los furiosos latidos de mi corazón y la calidez de la mano del hombre al cual me uniría de por vida.
La felicidad me cobijó en sus alas en el preciso instante en el que nos dimos el sí y sellamos nuestro amor en un beso que dejaba en claro que este era el inicio de nuestro camino.
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June Blaze[✓]
RomanceEl amor no es lo más importante para June, primero, porque no cree en que los sentimientos de las personas sean del todo sinceros, segundo, porque aquel suceso que vivió en su niñez y la marcó de por vida la sigue rodando por más que quiera huir de...