La Llave Esmeralda

VI. Apertura

Notas: Este capítulo contiene una escena de sexo ligero entre Lena y Jack. Están avisados.

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Como dictaba la tradición, Lionel Luthor fue velado durante dos días por sus familiares, amigos y aliados. Todo el reino lloró su muerte, incluso aquellos quienes llegaron a rozar con él y su forma de hacer las cosas lamentaron el deceso del monarca que consiguió lo impensado: unir las provincias en una sola nación. 

Al tercer día fue cremado. Una gran pira fue hecha de roble y sauce, la madera hermosamente colocada entre musgo seco y flores frescas, recolectadas esa misma mañana por sus hijos y esposa. El cuerpo fue colocado en la pira justo antes de que el sol comenzara ocultarse y antes de que el cielo quedara completamente obscuro la pira se prendió. 

En Inglaterra se solía enterrar a los muertos; en las casas de las familias importantes existían terrenos destinados a esto, kilómetros cuadrados enteros eran reservados para ser el último destino de sus integrantes. Para las familias pobres, existían espacios comunitarios en las aldeas donde todo el pueblo se despedía de sus familiares y amigos que, igualmente, eran enterrados ahí. Por lo tanto, Kara nunca había visto algo como lo que presencio esa noche; las llamas tardaron un poco en elevarse en todo su esplendor, pero cuando lo hicieron la llenaron de un sentimiento de asombro y humildad.     

Por unos segundos todos ahí despidieron con auténtico respeto al hombre cuyas cenizas serían esparcidas en el mar a la mañana siguiente, Kara pudo sentirlo, verlo. Vio en los ojos de Lena el profundo dolor que sólo la pérdida de un padre amado puede provocar; en el rostro de Lex la sombra de quien no habló lo que pesaba en su corazón; incluso Lillian pareció humilde por ese instante, sus ojos desprovistos de ese brillo orgulloso, tan característico en ella. Los dirigentes y representantes extranjeros también presentaron su honesto pésame; luego de ser liberados de sus habitaciones, todos aceptaron las disculpas de Lex y aceptaron la invitación implícita para despedir a su padre. 

Aunque surgido de la muerte, Kara guardó esa sensación de unión en su corazón, sabiendo muy bien que pronto la guerra y la traición gobernarían no sólo en Irlanda, sino posiblemente en el resto de reinos también. 

Tres días más se guardó luto, al cuarto los preparativos para la coronación del nuevo Rey se llevaron a cabo, y al quinto día Alexander Joseph Luthor I fue coronado Rey de Irlanda.

—Yo, Alexander Joseph Luthor, el primero de mi nombre, juro proteger, servir y guiar al pueblo de Irlanda, desde este día hasta mi último día. Pido a Dios sabiduría para gobernar, valentía para luchar, y que me haga justo para castigar. Pido a mi padre, fundador y primer rey de Irlanda, que me guíe y aconseje en sueños; y a mi familia le pido que no me deje olvidar de donde vengo, y cuál es mi destino. 

Esas fueron las palabras que el nuevo rey dijo, hincado ante el Obispo Edge, luciendo sincero y humilde ante la gran cruz que adornaba la catedral. 

 —Ante Dios como testigo, te nombro a ti, Alexander Joseph Luthor, el primero de tu nombre, como nuevo rey y protector de Irlanda. Que Dios guie tus pasos y proteja tu legado. 

Yendo a sus respectivos tronos, cada uno tomó asiento: Eve radiante de felicidad, Lex con determinado orgullo. Cuando el cardenal colocó las coronas en sus cabezas, Kara casi pudo jurar que la figura de Lex creció, poderoso, majestuoso, igualando a las estatuas de los guerreros que protegían eternamente la catedral, a solo unos metros de ella. Por un segundo sus miradas se cruzaron, y él sonrió, complacido. 

—¡¡Larga vida al rey!!

Kara no tuvo tiempo de contestar su sonrisa. "¡Larga vida al rey!" repitieron todos en la catedral y fuera de ella, incluyéndola. La capital entera se estremeció en aplausos y júbilo. Incluso los emisarios extranjeros sonrieron, aunque todos por distintas razones. En el corazón de todos los presentes el regocijo se hizo presente, pero la fuente de este fue tan distinta como sus intenciones.