●Final●

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—El muy hijo de puta —continuó susurrando Hoseok con voz agotada y sin vida—. El muy hijo de puta.

Jimin estaba sentado con Hoseok en el interior de un auto patrulla, abrazándolo mientras el lloraba, dejándolo hablar todo lo que quisiera. La portezuela de su lado había quedado abierta, mientras que la del lado de Hoseok había sido cerrada; una sutil manera de prevención por parte de los encargados de hacer cumplir la ley. A Hoseok no parecía importarle que su puerta no tuviera ningún tirador por dentro. Se encontraba en estado de shock, se estremecía ocasionalmente a pesar de lo caluroso de la noche añadido al calor del incendio, y el sheriff Jeon lo había cubierto cuidadosamente con una manta.

Jimin miraba por la portezuela abierta, con una sensación de entumecimiento. Todo había sucedido tan deprisa... La casa estaba completamente destrozada, siniestro total. Siwon la había rociado con gasolina todo alrededor y después había arrojado una cerilla, con la intención de atraparlo en el interior sin ninguna salida posible. Si conseguía escapar de las llamas, él lo estaría esperando con un rifle. Se habría dado por hecho que había sido asesinado por quienquiera que hubiera enviado las notas, y como él era inocente de eso, se sentiría a salvo. Pero YoonGi había escondido su auto detrás del garaje, y en la oscuridad Siwon no lo había visto. Cuando YoonGi salió dando tumbos de la casa en llamas, el esmerado plan de Siwon quedó hecho pedazos. Lo sorprendió encontrarse con YoonGi, a quien él amaba como a un hijo. Lo único que podían hacer ahora era adivinar lo que Siwon habría hecho al verse enfrentado a aquel dilema.

El auto de Jimin, que estaba tan cerca de la casa, también era un siniestro total. Al no tener la llave para encender el motor y apartarlo de allí, Jimin había contemplado cómo le caía encima un trozo de pared y le prendía fuego. El Jaguar de YoonGi había sido retirado del garaje y ahora se encontraba a salvo a un lado de la carretera. Sin embargo, el garaje aún se mantenía en pie. Jimin lo observó fijamente a través del humo. Tal vez pudiera dormir allí, pensó con amargo humor.

Su pequeño patio estaba invadido de gente. El sheriff y sus agentes, los bomberos voluntarios, los doctores de incendios, el forense, los curiosos. Dios sabe qué estaba haciendo toda aquella gente a aquellas horas de la noche, pero estaba claro que un número desmesurado de personas habían seguido las luces intermitentes.

Contempló la silueta de YoonGi, recortada contra el incendio ya casi sofocado. Estaba hablando con el sheriff Jeon a pocos metros de donde se encontraba el cadáver de Siwon cubierto por una manta. No llevaba camisa, el cabello le flotaba sobre los hombros desnudos, e incluso desde aquella distancia Jimin lo oía toser.

El mismo sentía la garganta abrasada y el escozor de varias quemaduras en las manos, los brazos, la espalda y las piernas. Sentía dolor al toser, lo cual no impedía que sus pulmones tratasen periódicamente de expulsar el humo que habían tragado, pero en conjunto se sentía afortunado de estar vivo y relativamente indemne.

—Lo siento —dijo Hoseok de pronto. Tenía la vista fija al frente—. Yo envié las notas... Sólo quería asustarte para que te fueras jamás habría... Lo siento.

Jimin, atónito, se recostó en el asiento, pero volvió a incorporarse enseguida al notar el dolor en la espalda. Hizo ademán de ir a decir «no importa», pero cambió de idea. Sí que importaba. Se había asustado mucho, se sintió aterrorizado. Sabía que lo rondaba un asesino. Hoseok no lo sabía, pero eso no lo eximía de culpa. Hoseok no había matado al gato, pero eso tampoco constituía una excusa. De modo que no dijo nada y dejó que Hoseok buscase por sí mismo la absolución.

Vio que un doctor se acercaba a YoonGi y trataba de obligarlo a sentarse para ponerle una mascarilla de oxígeno. Pero YoonGi se zafó de él con gesto enfadado y señaló en dirección a Jimin.

Secretos en la noche | Yoonmin [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora