Secretos en la noche | Yoonmin [Adaptación]

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—Papá no vino a casa anoche.

Hoseok estaba de pie Junto a la ventana del comedor, con el rostro contraído por la vergüenza.

YoonGi continuaba desayunando; no había muchas cosas que pudieran quitarle el apetito. De modo que aquélla era la razón por la que Hoseok se había levantado tan temprano, porque por regla general no se movía de la cama hasta las diez o más. ¿Qué habría hecho? ¿Esperar hasta que Hyo Jong volviera a casa? Suspirando, se preguntó qué pensaría Hoseok que podía hacer él acerca del modo en que pasaba el tiempo su padre. ¿Mandarlo a la cama sin cenar? No recordaba ninguna época en la que Hyo Jong no hubiera tenido una amante, aunque Park SooJin ciertamente tenía mucho más poder de permanencia que el resto.

A su madre, Chaerin, no le importaba en absoluto dónde pasaba la noche Hyo Jong, siempre que no fuera con ella, y simplemente fingía que las aventuras de su marido no existían. Como a Chaerin no le importaba, a YoonGi tampoco. Habría sido distinto si Chaerin se sintiera afligida, pero ése no era precisamente el caso. No era que no quisiera a Hyo Jong; YoonGi suponía que sí lo amaba, a su manera.

Pero es que a Chaerin claramente le desagradaba el sexo, le desagradaba que la tocasen, aunque fuera por casualidad. Para Hyo Jong, tener una amante era la mejor solución de todas. No trataba mal a Chaerin, y aunque jamás se molestaba en esconder sus aventuras, la postura de ella como esposa era segura. Era un arreglo muy a la antigua que tenían sus padres, aunque a YoonGi no le gustaría nada tener algo así cuando por fin decidiera casarse, pero les convenía a ambos.

Sin embargo, Hoseok nunca había podido verlo de aquella manera. Se sentía dolorosamente protector con Chaerin, pues estaba unido a ella de una forma en que YoonGi jamás podría estarlo, e imaginaba que Chaerin se sentía humillada y herida por las aventuras de su marido. Al mismo tiempo, Hoseok adoraba a su padre y nunca era tan feliz como cuando él le prestaba atención. En su mente se hacía una idea de cómo tenían que ser las familias, estrechamente unidas y amorosas, siempre apoyándose entre sí, los padres entregados el uno al otro, y llevaba toda la vida tratando de que su familia encajase con aquella idea.

—¿Lo sabe mamá? —preguntó YoonGi con calma, y se abstuvo de preguntarle a Hoseok si de verdad creía que a Chaerin iba a importarle algo si lo supiera. A veces sentía lástima de su hermano, pero también lo quería y no trataba deliberadamente de hacerle daño.

Hoseok sacudió la cabeza en un gesto negativo.

—Aún no se ha levantado.

—Entonces, ¿de qué sirve preocuparse? Para cuando se levante, cuando llegue papá ella creerá que regresa de algún sitio a donde habrá ido esta mañana.

—¡Pero ha estado con ésa! —Hoseok se volvió para mirar a YoonGi con los ojos inundados de lágrimas—. Con esa Park.

—Tú no lo sabes. Puede que se haya pasado la noche jugando al póker. —A Hyo Jong le gustaba jugar al póker, pero YoonGi dudaba que los naipes tuvieran algo que ver con su ausencia. Conocía a su padre, y lo conocía muy bien, y sabía que era mucho más probable que hubiera pasado la noche con Park SooJin o con alguna otra mujer que le hubiera llamado la atención. SooJin era una necia si creía que Hyo Jong le era más fiel a ella que a su esposa.

—¿Tú crees? —preguntó Hoseok, ansioso de creer cualquier excusa que no fuera la más probable.

YoonGi se encogió de hombros.

—Es posible. —También era posible que un día un meteoro se estrellase contra la casa, pero no era muy probable. Se bebió lo que le quedaba del café y empujó hacia atrás su silla—. Cuando llegue, dile que he ido a Baton Rouge a inspeccionar la propiedad de la que estuvimos hablando. Estaré de vuelta a las tres, como muy tarde. –Como su hermano seguía pareciendo tan desamparado, le pasó un brazo por los hombros y le dio un apretón. Por algún motivo Hoseok había nacido sin la decisión ni la arrogante seguridad del resto de la familia. Hasta Chaerin, por muy distante que se mostrara, siempre sabía exactamente lo que quería y cómo conseguirlo. Hoseok siempre parecía desvalido frente a las fuertes personalidades de los demás miembros de su familia.