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Si hay alguna falta de ortografía o adaptación díganme sin problema:) disfruten el capitulo 🥰


Jimin colgó el teléfono con una expresión de perplejidad en el rostro. Aquélla era la sexta vez que llamaba al señor Jung y no obtenía respuesta. El detective no tenía secretaria, esa función la desempeñaba su esposa, y cuando ésta murió no había tenido valor para reemplazarla. El señor Jung había dejado el hotel, o, mejor dicho, la llave había quedado encima de la mesita de noche y sus cosas habían desaparecido. La habitación había sido pagada por adelantado, así que aquello no tenía nada de insólito. El mismo lo había hecho más de una vez.

Lo que no era normal era que no lo hubiera llamado, habiendo dicho que lo haría. No podía creer que se le hubiera olvidado. Si no ocurriera algo malo, lo habría llamado. Dado su estado de salud, Jimin temió que estuviera ingresado en un hospital y se encontrara demasiado enfermo para llamar. Incluso podía estar muriéndose, y el no enterarse. La idea de una muerte solitaria le oprimió el pecho. Por lo menos debería haber allí alguien que le cogiera la mano, como había hecho con Minsuk. Aparte de estar tan preocupado por él, no sabía qué había encontrado ni a quién había interrogado. Tendría que continuar solo, sin la ventaja de saber qué respuestas había obtenido el detective.

No tenía una idea clara de cómo abordar el asunto, qué pistas buscar ni qué preguntas hacer, suponiendo que alguien quisiera hablarle. Las únicas personas que tal vez respondieran a sus preguntas serían los recién llegados, y éstos no estarían en situación de saber nada. Los antiguos residentes sí sabrían, pero obedecerían el edicto de YoonGi de no tener relación con el en absoluto.

Se le ocurrió una idea, y sonrió al imaginarlo. Por lo menos había una persona que sí hablaría con el... de mala gana, pero hablaría.

Se pasó un cepillo por el pelo, se recogió la gruesa mata de en un moño alto dejando varios mechones sueltos alrededor de la cara y en la nuca. Hasta ahí llegaba su acicalamiento. Pocos minutos después de tomar la decisión, estaba ya de camino a Prescott, a la tienda de Kim.

Tal como esperaba, la señora Kim lo descubrió nada más entrar por la puerta. Jimin la ignoró y se dirigió hacia la sección de lácteos, que se encontraba al fondo del establecimiento, a salvo del agudo oído de la mujer. No pasó mucho tiempo antes de que él señor Kim se le acercase por los pasillos con paso presuroso y la cara de buey congestionada tanto por la indignación como por el esfuerzo físico.

-Creo que no lo ha entendido bien -dijo ofendido, deteniéndose enfrente de Jimin-. Salga de mi tienda. Aquí no puede comprar nada.

Jimin no se movió del sitio y le obsequió una sonrisa serena.

-No he venido aquí a comprar. Quiero hacerle unas preguntas.

-Si no se va, llamo al sheriff -replicó el minorista, pero su semblante mostraba una expresión de nerviosismo.

El hecho de mencionar al sheriff hizo que a Jimin se le encogiera el estómago, probablemente la reacción que el otro esperaba. Se le puso rígida la espina dorsal, y se obligó a sí mismo a no hacer caso de la amenaza.

-Si responde a mis preguntas -dijo en voz baja-, me marcharé en cuestión de minutos. Si no, su esposa se va a enterar de más de lo que usted quiere que sepa. -Ya puestos a proferir amenazas, Jimin también sabía plantear las suyas.

El hombre palideció y lanzó una mirada de inquietud a la parte delantera de la tienda.

-No sé de qué me está hablando.

-Bien. Mis preguntas no tienen que ver con mi madre. Quiero interrogarlo acerca de Min Hyo Jong.

Él parpadeó, sorprendido por aquel giro.

Secretos en la noche | Yoonmin [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora