Doce años después, Park Jimin regresó a Prescott, Luisiana. La curiosidad había sido su compañera de viaje desde Baton Rouge, y no había pensado en mucho más que no fuera su motivo para regresar. No había nada en la carretera que le resultase familiar, porque cuando vivía en Prescott rara vez se aventuraba más allá de la pequeña ciudad, de manera que carecía de recuerdos que pudieran surgir para unir el pasado con el presente, el niño con el hombre que era ahora.
Pero cuando rebasó el cartel que señalaba los límites de Prescott, cuando las casas empezaron a verse más juntas entre sí formando verdaderas calles y vecindarios, cuando los bosques de altos pinos y árboles de hoja caduca dieron paso a las gasolineras y las tiendas, sintió una dolorosa tensión que empezaba a crecer en su interior. Y se intensificó cuando llegó a la plaza de la ciudad, con aquel palacio de justicia de ladrillos rojos que conservaba exactamente el mismo aspecto que guardaba en su memoria. Los autos seguían estacionando alrededor de la plaza, y los bancos del parque seguían estando situados uno a cada lado para que los ancianos se reunieran allí en los calurosos días del verano, buscando cobijo bajo la densa sombra de los inmensos robles que crecían en la plaza.
Naturalmente, ciertas cosas habían cambiado. Algunos de los edificios eran nuevos, mientras que habían desaparecido varios de los más viejos. Se habían colocado parterres de flores en cada rincón de la plaza, sin duda gracias a la iniciativa del Club de Señoras, en los cuales crecían pensamientos que inclinaban sus graciosas caras de color morado hacia los viandantes.
Sin embargo, en su mayor parte, todo estaba igual y las pequeñas diferencias no hacían sino resaltar lo familiar. El dolor que le oprimía el pecho aumentó hasta que apenas pudo respirar, y le temblaron las manos sobre el volante. Lo invadió una penetrante sensación de dulzura. El hogar.
Fue una sensación tan fuerte que tuvo que parar el automóvil y desviarse a un espacio de estacionamiento que vio delante del palacio de justicia. El corazón le latía con violencia en el pecho, y respiró hondo varias veces para tranquilizarse. No se esperaba aquello, no se esperaba sentir el efecto de unas raíces que creía cortadas hacía doce años. Aquel sentimiento lo conmocionó, lo estimuló vivamente. Había ido allí llevado tan sólo por la confusión, pues deseaba saber con seguridad qué había sucedido después de que los Park fueran expulsados a la fuerza de aquel lugar, pero aquella nueva sensación de pertenencia se superpuso a la curiosidad.
Sin embargo, Jimin no pertenecía a aquel lugar, se dijo. Aunque hubiera vivido allí, en realidad nunca había pertenecido a él; sólo habían tolerado su presencia. Aquellos aromas intensos y coloridos que no se parecían a los de ningún otro lugar del mundo, las imágenes que habían quedado impresas en su cerebro desde que nació, las sutiles influencias de la latitud y la longitud que reconocía cada una de las células de su cuerpo; todo ello le decía que aquél era su hogar. Allí había nacido y crecido. Sus recuerdos de Prescott eran amargos, pero aun así tiraban de el con cuerdas invisibles que ni siquiera sabía que existieran. No había deseado aquello; sólo había querido satisfacer su curiosidad, percibir una sensación de haber puesto fin a todo ello, para poder abandonar totalmente el pasado y construir su futuro.
No había sido fácil volver. Las palabras de Min YoonGi todavía ardían en su memoria como si las hubiera pronunciado el día anterior, y no doce años atrás. A veces pasaba días sin pensar en él, pero el dolor seguía estando en el mismo sitio; controlado, pero perenne, como un compañero constante. El hecho de haber regresado transformaba los recuerdos en algo más inmediato, y oyó en su mente la voz de YoonGi que le decía: «Eres basura».
Aspiró profundamente, tembloroso, e inhaló el dulce aroma de color verde tan entrelazado en los recuerdos de su infancia. Ya más calmado, examinó la plaza tranquilamente, familiarizándose de nuevo con lo que en otro tiempo había conocido tan bien como la palma de su mano.
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Secretos en la noche | Yoonmin [Adaptación]
Roman d'amourJimin a vuelto a Prescott desde que fue expulsado... Yoongi lo odia, pero al mismo tiempo no puede dejar de pensar en lo hermoso y atractivo que es... °Yoonmin °YoonGi: Top °Jimin: Bottom °BoyPussy - Jimin y Hoseok °Parejas secundarias °ADAPTACIÓN °...