Capítulo IV

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Cap 4. El sello.

Volví a mirar por la ventana . Con suerte vería a Watson a través de esas gruesas ventanas ir a la pata coja por toda la casa. Igual conseguía reírme un rato antes de marcharme.

Me rendí al ver que la ventana de su cuarto estaba tapada por las cortinas y volví a mi tarea de vestirme.

Llevaba una camiseta negra con un dibujo que me gustaba mucho, aunque no recordaba bien donde la conseguí. Creo que en algún concierto, tal vez. Era una luna llena rasgada por unas garras.

Era perfecta para el club "The Edge of The Night", mi destino de este sábado noche.

El club no es de copas, aunque hay, pero la verdadera diversión son las chicas. Ahí puedes tener a todas las tías buenas de Willimbur sin tener que camelártelas antes. Aunque te miran mejor si le metes billetes de 50 en el tanga.

Y si pensasteis que el "The Edge Of The Night" es un club de striptease, habéis acertado.

Me miré una última vez en el espejo y bajé las escaleras a toda prisa, pero no lo suficiente. Mi madre me esperaba en la puerta.

-¿A dónde vas?- estaba de brazos cruzados y me miraba muy seria.

-Al cine, ya te lo he dicho.

-¿Por qué has llevado esta mañana a Ella Watson al médico? - soltó de repente.

Me mordí el labio, mierda. Van a haber problemas.

-Mamá...

-Por favor, dime que no sales con esa chica, sabes que después de todo lo que su familia nos ha hecho no podemos...

-Mamá, no salgo con esa chica ¿Vale?- la miré a los ojos, no parecía creerme.

-Sé que tienes dieciséis años y te gustan mucho las chicas, hijo, pero solamente te pido que te olvides de Ella Watson, por favor...

-Mamá- la agarré de los hombros y la miré a los ojos- No hay nada, la llevé al médico porque se torció el tobillo cuando me salvó de ser atropellado.

Mi madre abrió mucho sus ojos azules.

-¿Qué? ¿Quién? ¿Cuándo? ¿Estás bien?

Volví a morderme el labio. Tenía que haberme callado lo del casi atropello.

Me agarró de las muñecas y me miró preocupada.

-Mamá, estoy perfectamente, Ella se llevo la peor parte.

Me abrazó de repente con fuerza, me sorprendí de lo mucho que parecía haberse preocupado por mí. Estaba a la vista que me encontraba perfectamente.

-Dios bendiga a Ella Watson- susurró en mi cuello. Me sorprendieron sus palabras, no creo que lo dijera para que yo lo oyese.

La separé de mí y la miré a los ojos diciendo firmemente:

-Mamá, deja de preocuparte. Estoy bien y no tengo nada con Ella.

Suspiró aliviada.

- ¿Viste la matrícula? Tendremos que poner una denuncia.

El corazón me dio un brinco y empecé a sudar.

¿Cómo le explico todo lo de la mujer pelirroja y que, aparentemente, tengo alucinaciones?

-No, mamá es mejor no liar más las cosas- dije rápidamente- Mejor olvidémoslo.

-¿Cómo que mejor olvidémoslo? ¡Un loco te ha intentado atropellar!- exclamó- Si no fuera porque Ella Watson te salvó la vida habría sospechado de su familia.

Querida WatsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora