-¿Por qué estamos estudiando?- Cameron arrojó el libro lejos como si le quemara las manos.
-Tú estas estudiando, yo no- dije sin apartar la mirada del libro que estaba leyendo.
-¿Entonces que estás haciendo?- antes de que pudiera decir nada, Cameron se puso detrás mío mirando el libro que tenia en las manos -¿Maldiciones demoníacas? ¿Qué mierda? ¿Por qué lees esto?
-No es de tu incumbencia- dije fríamente y cerré el libro de golpe ante sus narices.
-Gracias, "mejor amigo"...
Suspire ante el victimismo de Cameron. En el fondo le hacía un favor al no contarle el porqué de estar leyendo un libro de maldiciones demoniacas. Simplemente, busco una opción alternativa porque lo del beso de amor verdadero cada vez lo veo más y más lejos. Pero todo es una pérdida de tiempo, no he encontrado ni una sola palabra sobre el sello de la muerte.
Me sobrecogí al acordarme de la carne desgarrada de mi frente. La toqué disimuladamente intentando buscar cualquier surco extraño pero no había nada. La demonia había visto el sello pero, según ella, los humanos no podíamos. Empecé a imaginarme la cantidad de gente que podía estar marcada y nadie se daba cuenta.
Abandoné mis pensamientos cuando empecé a ponerme paranoico.
-Oye, no quiero interrumpir tu "fascinante" lectura pero si de verdad te interesa el tema, yo utilizaría la enorme biblioteca de tu casa.
Le miré extrañado.
-¿Cómo sabes eso?
-En tu última fiesta me enrollé con una allí- sonrió levemente- Pero vi que la mirad de las estanterías estaban llenas de libros de brujería y esas cosas. Igual te ayuda con lo que sea que te traes entre manos.
Pegué un brinco del sofá de piel en el que estaba sentado y avancé por el pasillo que olía a madera de caoba hacia la biblioteca. Estaba en una especia de sala semi subterránea redondeada. La chimenea del centro siempre estaba apagada.
-Este sitio me da mal rollo- comentó Cameron que me había seguido mirando distraído los libros.
-Y a mí- susurré.
Me lancé enseguida a mirar títulos de manuscritos gigantescos y antiguos llenos de polvo. Busqué cualquier cosa relacionada con el sello, la marca, los demonios o cualquier cosa que me sirviera.
-En serio, auténtico mal rollo- repitió Cameron pasando su dedo por los libros viejos- Tienen títulos siniestros, como este "La visión"... Es de coña.
No respondí, seguí mirando las estanterías cada vez más frustrado.
-¿Por que tienes que leer esto? Es un coñazo- Cameron estaba observando el libro que había estado leyendo antes.
-A ti todo lo que no sea porno te parece un coñazo- Sonreí dándome por vencido y saliendo de la biblioteca seguido de cerca por Cameron. Teniéndole aquí se me iba a hacer imposible encontrar lo que buscaba y además, la gente pensaría que soy satánico o algo así y eso les daría la excusa que necesitan para echarme a mi y a toda mi familia del pueblo.
-Lo único que merece la pena- sonrió como un bobo. A veces se me olvida por qué es mi mejor amigo.
-Mejor salgamos- dije aburrido- Aquí no hay nada que hacer.
En respuesta, Cameron salió disparado hacia la entrada, parecía como si llevara toda la vida esperando a oír eso.
-Cameron- escuché una voz grave que hizo que el corazón me diera un vuelco- ¿Cómo tú por aquí?
-Eh...hola señor Pierce- balbuceó Cameron. A mi no era el único al que asustaba mi padre. Se le conocía en el pueblo como el "Quebrantahuesos" por su ferocidad en los juzgados como abogado de la acusación.
Solo necesitaba querer verte encerrado para conseguirlo, tenia un auténtico don encerrando a tanto culpables como inocentes. Era mejor no ponerse en su camino.
Pero yo no le temía por eso. Ni nada parecido a ello.-Papá- aparecí por detrás de Cameron y este se puso detrás mío como si fuera su ángel salvador. Mi padre, si es que le puedo llamar así, endureció su mirada nada más verme. Era algo a lo que estaba acostumbrado, mirarme como si solo fuera otra boca que alimentar y no un hijo. Era como si me culpara de un crimen que no había cometido, como si quisiera verme encerrado y no lo hubiera conseguido. Pero como ya he dicho, esa clase de milagros no pasan.- Ya nos íbamos.
Él sólo asintió y pasó a nuestro lado como un suspiro de aire helador. Noté que Cameron se tensaba cuando pasaba a su lado. Yo no me giré a verle marcharse por las escaleras, sabía que iría a su despacho a encerrarse con una botella de whisky. Y que al final de la noche solo quedaría él.
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Querida Watson
Teen FictionQuerida Watson: Caer en el colmo de lo absurdo es mi especialidad. Por eso cuando me encuentro con que mi vida depende de la persona que más odio en el mundo, no me sorprende lo más mínimo. Eso sí, ¿Cómo se supone que voy a salvarme si esa niñata de...