Capítulo 5: Nuevos tripulantes.

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– ¡No viajaran con nosotros! – el cenizo se encontraba reclamando mientras Kirishima lo detenía para que no hiciera alguna estupidez.

– Solo es un viaje, además son solo unos días, ¿Qué tiene de malo? – Megumi se encontraba sentada frente a la fogata mientras comía con los ojos cerrados.

– ¡E-Es verdad Bakugō! – Kirishima se relajó cuando el cenizo dejó de luchar.

– Espero que caminen rápido. – Bakugō caminó hasta su árbol.

– D-Deberíamos irnos... – Izuku comenzó a caminar en dirección contraria. Uraraka lo detuvo.

– No seas cobarde Izuku-kun. – la chica tenía el ceño fruncido. Él suspiró.

– Deberían comer. – Megumi les sonrió.

– ¡Comida!

La castaña se sentó a comer. Bakugō se comportaba de otra forma desde que los otros dos se habían unido a ellos. ¿Tenía algo contra ellos? Era distinto el trato que tenía con Kirishima y ella. Luego de comer se alejó hasta llegar donde él.

– Así que... Bakugō, ¿Eh?

– Malditos bocones.

– ¿Por qué me ocultabas tu identidad?

– Por nada en particular.

– Bien entonces, un placer soy Megumi.

– Tch, Bakugō Katsuki.

– Te llamaré imbécil.

– ¿Eh?

– Te queda. – Megumi rio alzando sus hombros.

– No serías capaz.

– Claro que sí, imbécil.

– Cállate princesita.

– Imbécil.

– Princesita.

Megumi reía mientras picaba al chico desde distintos lados, los otros tres observaron la situación.

– Este Bakugō me da miedo. – susurró la castaña.

– A mí también, nunca había visto así a Kacchan.

– Por primera vez he visto a Bakugō relacionarse tan bien con alguien. La conocí siendo un dragón por lo que no hable con ella y Bakugō conversaba bastante.

– Increíble. – Ochaco miraba sorprendida.

– ¡Ya deja de molestar, princesita! – Bakugō había logrado alejarse de la pelinegra subiéndose al árbol.

– ¡Además de imbécil eres cobarde! – exclamó la chica desde abajo, el cenizo sintió una vena marcarse en su sien.

– ¡Kirishima! ¡Llévala a dormir o no la llevaré a ningún lado! – el pelirrojo se levantó y caminó hasta Megumi.

– Ven Megumi-chan, es mejor dejarlo tranquilo. – el chico pasó un brazo por los hombros de ella alejándola de ahí.

– Cobarde. – la pelinegra se cruzó de brazos mientras hacía un puchero. Katsuki sonrió de lado mirándola.

Kirishima se había encargado de recoger hojas grandes para que pudieran dormir sobre ellas. Tomó la mano de Megumi guiándola a la hoja que estaba más cerca de la fogata.

– Esta noche no podrás dormir conmigo. – la pelinegra miró al chico con un rubor en sus mejillas. – ¡No quise decirlo de ese modo! – había entendido automáticamente el error de sus palabras.

– Tranquilo, entiendo, sería raro dormir contigo en forma humana. – ella rio contagiando a Kirishima.

– Que duermas bien, Megumi-chan.

– Igual tu Kirishima-kun. – dijo recostándose en la hoja y miró el cielo, las estrellas brillaban como nunca, suspiró cerrando sus ojos.

Los pensamientos no la dejaban descansar, nuevamente pensaba en la situación que se encontraba, sabía que los dragones, las brujas, los príncipes y los castillos no existían, pero ahí estaba ante las personas que le demostraban lo contrario a sus pensamientos.

Se preguntaba constantemente a dónde había llegado, pero no tenía pistas o indicios de donde podría ser ese lugar. Sintió su estómago, apretarse ante el pensamiento negativo de que estaba muerta y este era el cielo que su mente se imaginaba, no quería estar muerta, necesitaba ver a sus padres y a su hermana.

Abrió sus ojos, no podía dormir. Se levantó con cuidado de no hacer ruido y despertar al resto. Caminó por los árboles cercanos hasta llegar a una pradera llena de flores, sonrió por la bella vista. Corrió hasta estar casi en la mitad de la pradera y se dejó caer entre las flores, rio ante el cosquilleo que algunas le provocaron. Volvió a suspirar viendo el cielo.

– ¿Dónde estoy? Parece un sueño... – habló consigo misma. Se enderezó quedando sentada. – Da igual, esto es mejor que estar con Shindo. – se volvió a dejar caer sobre las flores.

– ¿Quién es Shindo? – se sobresaltó al sentir una voz masculina, miró sobre sí misma y vio al cenizo.

– Nadie. – se sentó dándole la espalda.

– Debe ser alguien importante. – su voz era más grave de lo normal.

– No es nadie que merezca ser mencionado.

– Lo es, lo mencionaste.

– ¡No, no es nadie importante! – gritó cansada del tema. Katsuki se sentó junto a ella.

El chico no volvió a hablar y ella tampoco, solo respiraban. De vez en cuando lo miraba de reojo, parecía tranquilo. Megumi suspiró levantándose.

– ¿Por qué me seguiste? – preguntó dándole la espalda.

– Te vi caminar y quise asegurarme de que estabas bien.

– Sé cuidarme. – dicho eso se alejó del mayor volviendo a la fogata. 

Los demás seguían durmiendo, se recostó nuevamente en su hoja y a los minutos sintió los pasos de Bakugō, supuso que había vuelto a subir al árbol, ya que no sintió ningún ruido más. Cerró sus ojos y poco a poco logro conciliar el sueño.

Entre mundos (Bakugo x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora