El secuestrador más sexy del mundo

Quiero volver a mí casa

Estábamos en el coche, con un silencio muy incómodo.
Yo hiba el el asiento de atrás y él en el del conductor.
De vez en cuando me miraba con esos ojos verdes que odiaba pero amaba al mismo tiempo.
Parecia bastante enojado, pero a mí eso me daba igual en estos momentos ya que yo también estaba enfurecida.
No me había parado a pensar en mi familia hasta que miré para mi muñeca y vi la pulsera que me había regalado mi madre cuando cumplí los diecisiete.
¿Como estaría mi madre? ¿Se habría dado de cuentae mi desaparición?
Pero después me acordé de que le había dicho que me hiba a vivir con Jos. ¡Mierda! ¡mierda! ¡mierda!
Harry aparcó el coche en frente de una casa enorme y preciosa, rodeada de verjas.

-Bájate del coche. -Me dijo todavía enfadado.
-No me da la gana. -Respondí. Él alzó una ceja y percibí un toque de diversión en su rostro.
-¿Me estás desafiando? Porque te aseguro que no quieres desafiarme.

-Simplemente me niego a bajarme del coche.

-Está bien. Pues ahí te quedas. -Y cerro el coche con seguro, y me dejo allí sola.

-Noo. Está bien me bajo pero habre el coche.Y que conste que me bajo porque quiero no porque tu me lo digas.

Se dirigió hacia mí y me habrió el coche mientras mostro su hermosa sonrisa. Me bajé y entramos en la casa.
Era una casa preciosa con una cocina abierta que daba al salón.
Me guió hasta la planta de arriba y me dijo que me quedara ahí hasta que él arreglara unos asuntos.
Cuando vi que se marchaba me dirigí hacia la cocina, pués me moría de hambre. Me encontré con una señora viejecita y regordeta con un delantal.
-¿Tienes hambre cariño? -Me preguntó con una tierna sonrrisa que también mostraba un poco de lástima.
-Si.¿Quién es usted?
-Soy la abuela de Harry cariño. Te voy a hacer una sopa de pollo que te bas a chupar los dedos.

Me senté en uno de los taburetes de la encimera de la cocina y la señora y yo nos pusimos a charlar un buen rato. Bueno más bien fué ella la que habló pues yo no tenía ganas, solo tenía ganas de volver a casa y abrazar a mi madre y contarle lo de Jos.