Prometiste estár ahí, prometiste no dejarme caer, prometiste no romperme el corazón...pero mentiste. Y yo también lo hice. Quizá nuestro amor no era tan fuerte como creíamos...
-Terminemos- Mire esos ojos que muchas veces me dieron confort, calidez...
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Ta comenzaba a pensar que esto solo era producto del sueño y que realmente Barcode no estaba en su puerta luciendo totalmente destrozado, con espesas lágrimas saliendo de sus hermosos ojos, pidiéndole escapar de lo que sea que lo atormentara
—¿Code?– Preguntó dubitativo
Barcode respondió con un intento de sonrisa, que parecía ser más una mueca dolorosa
¿Que sucedió? ¿Esta todo bien? ¿Por qué estás llorando? ¿Estás herido? ¿Debería ir a matar a alguien?– Miles de preguntas pasaban por la cabeza del trigueño, pero el más bajo no parecía en condiciones de responder a nada. Haciéndose a un lado señaló hacia dentro indicándole al menor que entrara, lo cual este acato sin protestar.
—Tu, uhh...—Rasco la parte trasera de su cabeza nervioso sin saber cómo debería comenzar– ¿Quieres una taza de café? Hace mucho frío afuera
—Si– Musitó por lo bajo
—Bien, dame un momento
Un par de minutos después, el mayor comino de vuelta con un par de tazas con bebida caliente, le ofreció una al castaño y se sentó junto a el en el sofá. Ambos guardaban silencio sin mediar palabra. Ta esperaba paciente a qué Barcode se sintiera más tranquilo y decidiera hablar para contarle que estaba sucediendo por esa pequeña cabecita suya.
Un movimiento brusco a su lado acompañado de un fuerte sollozo lo alertaron inmediatamente.
Los hombros de Barcode se sacudían violentamente al llorar, causando que la bebida humeante en sus manos se derramará y quemará estás, provocando que soltara la porcelana y cayera al piso quebrandose en pedazos
—L-lo la-men-to– Alterado se puso de rodillas intentando tomar los pequeños trozos de la que antes fue una taza– Lo s-sien-to tan-tanto
Ta saliendo rápidamente de su asombro tomo las manos del menor intentandole quitar los cristales para así evitar que esté se lastimara
—Dejalo
El castaño parecía no escuchar nada y no paraba de repetir lo mucho que lo sentía
—¡Code déjalo, detente!– Subió la voz tratando ser escuchado– No importa ¿Bien?
—Lo arruine yo- yo no quería– Respondió aún entre sollozos
—Esta bien, no importa– trato de calmarlo
—Claro que importa, ¿Por qué lo hice?– Le pregunto al mayor– Yo de verdad quería que funcionará y lo arruine, siempre lo hago, siempre termino estropeandolo
El mayor frunció el seño confundido, ¿Arruinado todo? Eso que significa.
Nunca le había tocado lidiar con un Barcode así, un chico desechó y tirado al llanto, incluso aquella vez de la graduación el más bajo había sido reservado. Ahora el chico alegre y optimista no estaba, no había ni rastro, ¿Que demonios sucedió y desde cuando Barcode guardaba esos pensamientos?
