Desilusiones del alma.

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Estoy manchada, marcada por las manos que hace años me adoraban, por palabras disfrazadas de armas que me siguen robando la calma incluso después de haber roto mi alma

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Estoy manchada, marcada
por las manos que hace años
me adoraban, por palabras disfrazadas de armas que me
siguen robando la calma incluso después de haber roto mi alma.

Hay fantasmas que acechan
mis noches, pasos que di y
no se borran por mucho que
avance, cadenas que ato y
desato en busca de una liberación
que reside en mi interior,
pero hay de todo en mí
menos paz interior.

Hay una tormenta que
no cesa, paisajes que reflejan
mi tristeza y una lluvia ácida
que cae sobre mí cuando otros
se me acercan.

Me duele la cabeza, voces
nuevas y viejas me juzgan sin
reservas; quiero hallar un
culpable y correr lejos del
desastre, pero en donde sea
que paro inicia la masacre.

Si alguien debe ser juzgado
deberían darme la cárcel,
por ser la culpable de dañarme y sabotearme, fingiendo que
sé a dónde voy cuando realmente
perdí la dirección al alejarme
de los lugares que antes me
ayudaban a encontrarme.

-Alejandra Quintero.

Susurros de un poetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora