Hacia la prision Baste

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Pasaron un día o dos desde que el grupo abandonó el bosque de los sueños blancos y desde que Diane se unió oficialmente a ellos en su viaje, con la gigante de su lado ya eran dos pecados que habían logrado encontrado en estos días y eso quiere decir que aún tienen a otros cinco que deber localizar, encontrar y reclutar. Por suerte tenían la ubicación exacta de dos de los pecados, y ahora mismo estaban en dirección de encontrarse con el pecado de la avaricia, quien ahora mismo estaba encerrado en una de las presiones de máxima seguridad en el reino y que lo más seguro es que deba estar siendo custodiada por una guardia bastante decente y de un nivel muy alto.

La mamá de Hawk siguió caminando al lado de Diane hasta que ambas se detuvieron casi hacia las cercanías de una aldea, el cerdo gigante de color verde soltó un largo y profundo bramido antes de comenzar a enterrar su cuerpo en la tierra hasta que tan solo quedó la taberna que llevaba en la espalda expuesta para que todos la vieran. Del sombrero del jabalí salieron Meliodas y Luffy seguidos por el resto de la compañía, todos ellos esperando las órdenes de su nuevo ondee temporal. Los Mugiwara sabían que siempre tendrían un capitán en Luffy, pero ahora mismo era Meliodas el que tenía la mejor posición y conocimiento para guiarlos por el buen camino.

"Muy bien, este es el pueblo de Darmary, está al noroeste de la prision Baste, por lo que no estamos muy lejos." Meliodas dijo con calma viendo el pueblo que estaba a lo lejos.

"¿Entonces porque nos detenemos aquí en vez de seguir avanzando?" Zoro preguntó con una ceja levantada.

"Porque continuar con un cerdo gigante con una taberna encima sería llamativo como para arriesgarnos." Meliodas dijo encogiéndose de hombros.

"¿Y ser acompañados por una gigante no llama la atención?" Zoro le preguntó con simpleza.

"Touche." Meliodas le respondió con una sonrisa ante la verdad del espadachín.

"¿Es que acaso tienes algo en contra de los gigantes?" Diane le preguntó al peli verde con el ceño fruncido por la forma en que se dirigió a ella.

"No es para que te sientas ofendida ni nada por el estilo, pero debes entender que tú no eres la definición de sutileza de ninguna forma." Nami le dijo a la gigante con todo el tacto y suavidad que se pudiera, pero aún así fue un duro golpe para Diane pero no era nada de lo que no estuviera acostumbrada.

"Bueno, sin palabras, es hora de irnos." Meliodas anuncio con una gran sonrisa al mismo tiempo en que comenzaba a caminar en dirección de la aldea. Los demás ya estaban apunto de seguir cuando de la nada el rubio se detuvo de una forma bastante abrupta para gran confusión de los presentes.

"Señor Meliodas, ¿Que es lo que ocurre?" Elizabeth le preguntó confundida y preocupada.

Pero la única respuesta que obtuvo de parte del rubio fue su cuerpo desplomándose en el suelo con un ruido sordo ante las atónitas miradas de todos, "Meliodas!" Fue el grito conjunto de todos ante la figura inconsciente de su amigo.

Sin perder tiempo fueron a su lado para auxiliarlo, Chopper fue el primero en actuar como el buen médico que es el, con suavidad levantó la camisa de su amigo y con tan solo dar una mirada se dio cuenta de lo que estaba mal, "Maldito idiota! Te dije que no esforzarás demasiado!" Chopper le grito al inconsciente Meliodas lleno de furia y preocupación al ver que todo este tiempo el rubio no había hecho caso de su advertencia.
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(Flashback)

Unos pocos días antes, en la habitación del dueño de la taberna el sombrero del jabalí, se estaba llevando una conversación bastante directa e importante entre un médico y su paciente, aunque uno de los lados no quería ser para nada cooperativo con este asunto en lo más mínimo, "Ya te dicho como unas mil veces que me encuentro bien." Meliodas le dijo al médico de los Mugiwara con un poco de cansancio y poniendo los ojos en blanco.

Piratas en BritanniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora