La ciudad de los muertos

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Cuando el camino hacia la ciudad de los muertos se abrió, los pecados y los piratas desaparecieron de este mundo para entrar al otro, sin dejar rastro alguno. El largo prado lleno de flores permaneció y conservando un fuerte brillo lleno de magia y de energía, dejado atrás para que los únicos dos habitantes del pueblo lo vieran con asombro.

"¿Crees que en verdad llegaron?" Ellen le preguntó a su hermano con asombro mientras observaba el bello campo de flores.

"Es posible, usaron sus recuerdos más preciados para abrir el portal, ya deben estar ahí." Luigi le respondió a su hermana de forma afirmativa, estando completamente seguro de que el truco funcionó.

"¿Pero podrán volver?" Ellen preguntó ahora un poco preocupada.

"Lo harán, la estadía en la ciudad de los muertos solo temporal. Una vez que pase el tiempo del plazo, regresarán." Luigi solo asintió de forma afirmativa y sin estar demasiado preocupado por el grupo desaparecido, ellos regresarán tarde o temprano.

"Es una completa lástima, esperaba llegar antes de que ellos se fueran." Una tranquila voz femenina dijo a las espaldas de los niños, haciendo que estos se dieran la vuelta alarmados. En frente de ellos había una mujer joven con un largo cabello negro que estaba decorado con una diadema rosa, tés blanca y vistiendo un traje de combate blanco con marcas rosas debajo de una chaqueta blanca, largas botas metálicas blancas llegaban hasta por debajo de sus muslos y largos guantes metálicos que llegaban hasta sus antebrazos. A un lado de su cintura portaba una espada de estoque con empuñadura rosa, y por extraño que parezca, sus ojos estaban tan entrecerrados que casi parecía que estaban cerrados.

"Aunque como dice él si no, es mejor tarde que nunca. Ahora solo que encontrar la manera de llegar a la ciudad de los muertos y llegar a ellos." La chica dijo con suma calma mientras sonreía con indiferencia.

"¿Y tú quien eres?" Luigi le preguntó asustado y también alarmado.

"Guila, caballero sagrado de la nueva generación. Y ustedes dos son mi única fuente de información, así que les sugiero decirme todo lo que saben sobre la ciudad de los muertos y cómo llegar ahí." Guila le dijo con un tomo amable y dulce, como una hermana mayor hacia los niños.

"¿Y porque razón deberíamos decirte algo?" Ellen la desafío tratando de parecer valiente, pero en realidad estaba muy asustada ahora mismo.

"Porque si ese no es el caso." Guila comenzó con tranquilidad antes de que en un abrir y cerrar de ojos sostenía ahora a los niños en el aire al sujetarlos del cuello, "Entonces no me darán ninguna otra opción que ser dura con ambos, y sinceramente no quiero que eso suceda."

"Si nos matas entonces no conseguirás nada." Luigi le dijo con valentía a pesar de que tenía dificultades para respirar.

"Lo sé muy bien, pero puedo hacerles sentir mucho dolor si me provocan. Así que les siguieron que empiecen a hablar ahora antes de que decida ponerme seria." Guila les dijo con bastante frialdad a pesar de la dulce sonrisa que aún se hacía presente en su rostro, lo que volvía aún más aterradora su amenaza. Sobretodo cuando apretó aún más su agarre alrededor de Ellen, haciéndola chillar de dolor para el horror de Luigi.

"Ya basta! Por favor, ya basta! Si eso es lo que quieres entonces te lo diré!" Luigi le grito con desesperación, y Guila reacción al soltar su agarre, dejando que la niña pudiera respirar con normalidad otra vez.

"Entonces habla querido." Guila le dijo con calma y con suma atención.

"La única forma de entrar a la ciudad de los muertos es a través de los recuerdos más bellos que tenga uno con los fallecidos, solo así podrás entrar." Luigi le explicó con resignación, a lo que Guila solo ladeó la cabeza alzando una ceja y viéndose un poco confundida.

Piratas en BritanniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora