Piratas en Britannia

El asalto a Vaizel

Todo el mundo se quedó en completo silencio por la amenaza lanzada por el mismo capitán de los siete pecados capitales y su aliado, el capitán de los piratas sombreros de paja. Preguntándose como si que no los habían reconocido hasta ahora y el porqué estaban atacando ahora de todos los momentos después de haber esperado tanto. Participaron en el torneo desde el comienzo y solo hasta ahora se revelan ante todos tal y como son.

Pero nadie estaba más sorprendida por las palabras de Meliodas y Luffy que la misma Elizabeth, "¿Que es lo que hacen? ¿Porque esto tan de repente?" La princesa preguntó desconcertada y con algo de miedo, temiendo que las amenazas de sus dos amigos fueran ciertas.

"Tranquilízate princesa, ellos saben lo que hacen." Nami le dijo a la temerosa chica con seriedad, y así como Robin y Carrot, las tres piratas sabían muy bien que es lo que se estaba acercando.

"Ya escucharon boca de tontos, a menos que todos ustedes quieran morir antes de tiempo, entonces es mejor que se larguen ahora." Zoro le dijo a todos con frialdad, además de soltar una breve cantidad de sed de sangre para atemorizarlos y hacerlos moverse más rápido. Pero solo logró que se congelaran del miedo.

"Jejeje, si deciden quedarse entonces eso está bien, pero después no digan que no se pos advertimos." Ban les dijo con una sonrisa burlona que de alguna manera lograba hacer que se viera amenazante, agregado aún más sal a la herida.

"¿Que es lo que están tratando de hacer esos cerdos?! ¿Quieren que una muchedumbre iracunda nos persiga para que nos linchen?!" Hawk exclamó tanto enojado como asustado por las acciones de sus amigos.

"No es nada de eso. No lo entienden porque no tienen una habilidad de sentir el peligro tal como nosotros, pero una vez que se vive a la vuelta de la esquina del peligro, uno aprende a cuando sentirlo... como ahora." Robin le dijo al cerdo con frialdad, sabiendo que debían darse prisa ahora mismo o de lo contrario será demasiado tarde. La amenazaba se acerca y deben sacar a estas personas de aquí ya.

"Maldita sea! Váyanse de una vez o de lo contrario morirán!" Meliodas le grito a todos con cirial pero sobretodo hacia desesperación en su voz, algo qué pasó desapercibido para cualquiera que no prestara la suficiente atención.

Pero antes de que la multitud reaccionara ante esa nueva amenaza, una serie de poderosas e inmensas explosiones sucedieron a lo largo de toda la aldea, aterrorizando aún más a la ya alterada multitud y haciendo que los pecados y piratas vieran con frialdad en dirección de esos ataques. Y a lo lejos vieron a un grupo de enormes criaturas movilizándose por el aire mientras que en sus lomos cargaban a lo que sin duda alguna era un mini ejército de caballeros sagrados.

"Parece que hemos llegado Justo a tiempo. Todos están reunidos en un solo punto, el lugar Perfecto para practicar mejor mi puntería." La caballero Guila dijo con una gran sonrisa mientras apuntaba su estoque hacia la arena de combate, con la punta de su arma empezando a iluminarse mientras una gigantesca esfera explosiva apareció de la nada, irradiando una gran cantidad de poder y de calor, "Veamos si siguen siendo tan habilidades como lo recuerdo."

Y con una sonrisa serena, Guila lanzó sin dudar su ataque en dirección de la arena, sin importarle en lo absoluto que hubiera personas inocentes en el camino. Su misión era eliminar a los pecados junto con sus aliados, y si había alguien que se interpusiera entonces deberá ser eliminado también.

Ante él inminente ataque que seguía acercándose, Meliodas se preparó para realizar su contraataque y devolverlo hacia su dueño, pero alguien más se le había adelantado. Yamato se puso al frente del grupo a una gran velocidad, y entonces hizo algo que dejó sin habla a todos los que no sabían nada de su poder, su cuerpo sufrió una metamorfosis en la que todo su aspecto físico cambió de sobremanera, con su piel cubriéndose de una gruesa capa de pelaje blanco como la nueva, con sus mamis y pies convirtiéndose en patas caninas con afiladas garras negras al final de cada dedo. Sus orejas se alargaron y una cola emergió desde la parte baja de su espalda.