Era un nuevo día en Britannia, y el viaje de nuestros héroes aún estaba en proceso. Con la inmensa e imponente madre de Hawk avanzando serenamente por los caminos del reino mientras en su lomo aún cargaba sin ningún esfuerzo al sombrero del jabalí con todos sus ocupantes dentro, a excepción de Diane quien avanzaba al mismo paso que el cerdo. El cerdo gigante y verde avanzó entre las colinas y praderas sin ninguna dificultad con esa sonrisa tierna y cálida perpetua en su cara, defendiéndose de forma abrupta una vez que llegó a su destino.
Tomó solo un par de segundos para que el inmenso cerdo se enterara a sí mismo bajo tierra, quedando nada más que la taberna a descubierto. Pero aún así nadie salió de ella, y Diane se arrodilló al lado de edifico y acercó su cara hacia una de las ventanas, viendo que es lo que sucedía en el interior.
"Muy bien, ¿Que es lo que estamos haciendo aquí?" Zoro preguntó mientras se recostaba en una de las sillas de la taberna y el resto del grupo a su alrededor.
"Estamos a las afueras del pueblo de Vaizel, bastante famoso por tener el mercado de pulgas más grande del reino." Meliodas anuncio con una sonrisa.
"Y hace poco se contó el rumor de que unos de los mercaderes del pueblo compro recientemente un arma que nadie es capaz de usar." Robin intervino con una sonrisa divertida.
"Entonces esa tiene que ser uno de los tesoros sagrados de los pecados." Elizabeth dedujo ante la información que le dieron.
"Esa es la idea, aunque primero debemos asegurarnos de que ese sea el caso. Son rumores, pero muy raras veces pueden ser ciertos." Meliodas solo le dio la razón a la princesa a medias, ya que no estaba confirmando o desmintiendo nada, antes tenían que investigar si estos rumores son ciertos o no.
"Pero no es Justo, todos ustedes pueden ir pero yo tengo que quedarme aquí." Diane dijo desde fuera de la ventaja con un tierno puchero.
"En verdad lo siento Diane, pero no se aceptan gigantes durante el festival de Vaizel. Hace años, apareció un gigante y puso de cabeza todo el lugar en un ataque de cólera, desde entonces los gigantes no son muy bien vistos por aquí." Meliodas se disculpó con su amiga y explicándole las razones por las que debe quedarse, pero eso hizo poco para hacerle sentir mejor.
"No se preocupe señorita Diane, si gusta entonces me puedo quedar con usted." Elizabeth le dijo a la gigante con una amigable le sonrisa.
"No tienes que hacer eso, si quieres entonces puedes ir con los demás. Yo estaré bien." Aunque agradecida por el gesto, Diane no quería ser una molestia.
"En realidad prefiero quedarme, todo lo que ha pasado últimamente ha sido demasiado extremo y necesito hacer algo para relajarme." Elizabeth se negó por completo a la idea de ir al festival. En general ella es una chica tranquila y calmada, pero después de todo lo que ha pasado desde que se unió al grupo, era un espectáculo de batallas y de accion inimaginables. Necesita hacer algo para calmar sus nervios o de lo contrario podría volverse loca.
"Pero necesita de alguien que pueda quedarse y cuidarla. Y no digo esto porque este subestimando sus habilidades, mi bella Diane, es solo para tener más seguridad." Sanji mencionó con seriedad, aclarándose rápidamente para no ganar la ira de la gigante.
"Es Justo por esa razón que oso todas nos quedaremos." Nami dijo de repente y con una gran sonrisa mientras rodeaba con sus brazos a Robin y Carrot, la primera solo sonriendo divertida por el comportamiento de su amiga peli naranja, pero la segunda solo frunciendo el ceño con un poco de confusión.
"¿Pero porque tengo que quedarme también?" Carrot confundida y un poco triste.
"La verdad, es que ya estamos siendo demasiado reconocidos por cada una de nuestras desventuras. Lo último que queremos es que llamen a los caballeros sagrados en el momento en que nos vean." King mencionó con seriedad, a lo que muchos podían estar de acuerdo con el.
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Piratas en Britannia
FanficCuando uno piensa que las aventuras de los sombreros de paja no pueden más raras de lo que ya son en su largo viaje para encontrar el One Piece y hacer realidad sus más grandes e íntimos sueños, el destino encuentra una nueva forma de ponerlos aprue...