Valkiria | Jack Frost ;; Rise of The Guardians

tres: el trabajo de un guardian

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—Llegamos tarde —fue lo primero que Jack escuchó decir a Valkiria—. Se llevaron suficientes hadas y todos los dientes.

—No entiendo qué estás haciendo aquí —gruñó Conejo.

—No interesa —siseó Freyja. Luego posó su vista en Jack un segundo antes de ser interrumpidos por Pitch.

—¿Les digo algo? Esto es muy muy emocionante. Los guardianes originales en un solo lugar, ¡cuánta celebridad! —todos miraban al hombre de negro posado un par de plataformas más arriba—. ¿Te gustó mi espectáculo en el globo terráqueo, Norte? Los reuní a todos, ¿no es así? —le dirigió una sonrisa socarrona al mayor y después a Freyja. Unió las manos e hizo un ademán de reverencia con la cabeza cuando la vio—. General.

—¡Pitch, tienes treinta segundos para devolverme a mis hadas!

—¿O qué? ¿Pondrás una moneda bajo mi almohada? —se carcajeó burlonamente. Voló enfurecida, pero él se escabulló detrás del pilar.

—¿Por qué haces esto? —preguntó Norte.

—Por qué tal vez yo quiero lo que ustedes tienen: que me crean real. Tal vez estoy harto de ocultarme bajo las camas. De ser un simple cuento viejo —Miró a Freyja con esos ojos ambarinos. Fue Conejo el que respondió.

—¡Tal vez a las sombras es donde perteneces! —bramó y luego saltó al verlo debajo de él.

—Corre a colorear huevos, Conejo.

Norte tuvo que impedir que se aventara al vacío con afán de atacarlo.

—¡Alto! ¿Ese es Jack Frost? —preguntó risueño—. ¿Desde cuando son tus amigos?

—No lo son.

—Ah, perfecto. Alguien imparcial. Entonces te voy a ignorar. Pero... ya debes estar acostumbrado a eso —siseó venenosamente antes de darle la espalda.

Hada no aguantó más y lanzó un grito de guerra antes de volar hacia donde él estaba. Freyja se adelantó y trató de detenerla con una orden, pero Hada no la escuchó y se topó de frente con un caballo negro enorme hecho de arena como los que se habían llevado a las hadas previamente. Pegaso relinchó y el caballo lo volteó a ver, distrayéndose de Tooth, esta pudo aprovechar y escapar.

—Tranquilo —canturreó con una voz ronca y una risa profunda mientras le acariciaba la crin de arena—. ¿Te parece familiar, Meme? —El aludido frunció el ceño y se acarició los dedos aún con restos de arena negra—. Me llevó un tiempo perfeccionar este truco, que los sueños se vuelvan pesadillas...—Hada voló hasta quedar junto a Freyja sintiéndose muy confundida—. Los veo nerviosos. Esa ni siquiera es la mejor parte. Ellos huelen el miedo.

—¡¿Cuál Miedo?! ¿¡De ti!? ¡Nadie ha tenido miedo de ti desde la edad oscura! —espetó conejo apretando el agarre de su boomerang. 

—Oh, la edad oscura —canturreó reviviendo el recuerdo—. Todos asustados, miserables... Una gran época para mi. Tenía tanto poder... —suspiró aguantando un gruñido— Pero luego el hombre de la luna los eligió para reemplazar mi miedo con su asombro y su luz. —Freyja tragó pesado y desvió la mirada—. Alegrando sus corazones y dándoles esperanza. Mientras tanto todos me recordaban como un mal sueño "Ay, no hay nada que temer, el coco no existe, es solo un mito". —Apretó los dientes lleno de coraje—. Pero todo eso cambia ahora.

En eso, la plataforma donde estaba parado se rompió y Pitch se tambaleó bruscamente, luego sonrió ampliamente con esos dientes perlados

—Ya está empezando.

—¿Qué ocurre? —preguntó Jack dirigiéndose a Hada.

—Los niños están despertando —se aventuró a responderle Pitch—, para darse cuenta que el hada de los dientes no llegó —canturreó—. Es una tontería, pero para un niño...

—Ya no van a creer en mí jamás —musitó Hada lastimera.

—¿No te lo dijeron, Jack? ¡Es fabuloso ser un guardián! Pero hay un detalle: Si suficientes niños dejan de creer, lo que protegen tus amigos; esperanzas, sueños... todo se esfumará. Y ellos igual. Adiós navidad, adiós pascuas y adiós pequeñas haditas que dejan monedas bajo la almohada. No van a tener nada, pero miedo y oscuridad... Y a mí. ¡Ya es su turno de que el mundo los olvide!

Freyja alcanzó a ver por el rabillo del ojo como Conejo se disponía a lanzar un boomerang hacia Pitch y dio la orden a Hada y Jack de agacharse. Pero eso le dio tiempo a Pitch también de esquivarlo las primeras dos vueltas y a pesadilla de protegerlo a la tercera.

—¡Vámonos! —gritó Freyja y Pegaso se contuvo de perseguir a Pitch.

Todos saltaron de la plataforma tratando de alcanzarlo y cayeron en el borde del estanque solo para darse cuenta que ya había desaparecido.

—¿¡Qué hiciste!? ¡Ya lo tenía! —le reclamó Conejo a Valkiria.

—Si no hacía algo, te hubieras lastimado con la caída —le respondió.

—¡Hasta pareció que lo dejaste ir!

—¡Conejo! —le regañó Norte.

Freyja avanzó dándole la espalda, conteniéndose de seguir peleando con él. Se enderezó y levantó el mentón tratando de que no le importara. Las haditas revolotearon junto a Hada y ella siguió revisándolas. Jack fue quien se acercó a la muchacha.

—Freyja, espera. —Ella alzó la mirada y suspiró antes de detenerse—. No escuches a conejo, él es...

—¿Impulsivo, bruto?

—Yo iba a decir bravo, pero tú lo hiciste mejor.

Escucho como salía de ella una pequeña risa. Entonces él se armó de valor y trotó hasta donde estaba.

—Soy Jack Frost —se presentó y le extendió la mano. Ella la contestó con un fuerte apretón.

—Lo sé, eres el nuevo guardián.

—No estoy seguro de querer ser un guardián. —La vio a los ojos—. Sé que tú renunciaste al título.

—Yo no soy un guardián. Soy solo un mito —respondió a secas—. Yo no tengo el propósito magnífico de llevar esperanza a los niños como ellos.

—¿Entonces por qué estás aquí?

—Porque yo peleo, eso es lo que he hecho siempre; mi único propósito.

—¿El hombre de la luna te dijo eso?

Frey suspiró y miró al cielo un segundo antes de responder, aún con los brazos cruzados sobre su pecho.

—Te diré algo, Jack. Berge no es mi apellido, solo significa que vivo en las montañas. Si tengo un nombre real, la luna ni siquiera eso me pudo decir.