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Narrador omnisciente

- Gwen, apúrate que se nos hace tarde. -Le llamó la atención Lilian, su hermana mayor.

- Si, si, ya voy, Lily, ¡espera un minuto! -Pidió la menor, Gwendolyn, a punto de salir de su habitación.

- ¡En serio, apúrate Gwen! -Gritó esta vez desde la puerta el hermano del medio, Finney.

- ¡Cállate, Finn! -Gritó la de trenzas y cerró la puerta para ir hacía sus hermanos quiénes la esperaban en la entrada.

- No comiencen a pelear, por favor, me darán dolor de cabeza.

- Lo siento, hermanita. -Se disculpó Gwen y besó su mejilla antes de salir por la puerta principal.

Los hermanos Blake salieron, Lily cerró la puerta con llave y se encaminaron hacía el colegio. O eso creían las niñas.

- Chicas, antes de ir al colegio... ¿podemos pasar por la casa de Robin? Es que recién recordé que iba a quedar en que él nos acompañe hasta la escuela. ¿Puede ser? -Preguntó el rubio.

- ¡Claro que sí! No hay problema, Finn. -Respondió su hermana y ambos se dedicaron a mirar a su otra hermana esperando una respuesta.

- Por mi no hay problema... de hecho, me da igual. -Respondió Lilian encogiéndose de hombros.

Finn y Gwen se miraron entre sí con cara de obviedad. Ellos ya sabían que a Lilian no le daba del todo igual, ya que sospechaban cierta atracción, y no solo por parte de Lily, sino, también, por parte del mejor amigo del hermano del medio.

Se encaminaron hacía la casa de Arellano. Quedaba a unas seis cuadras de la suya, Gwen le iba contando a sus hermanos, aunque solo la oía Finn, ya que Lily estaba perdida en sus pensamientos, que ya sabía con quién iba a casarse. Cuando Lily comenzó a prestarle atención lo único que hizo fue intentar no reír. Pero Gwen se dio cuenta.

- ¿Qué es tan gracioso, Lily? -Preguntó con una mueca seria, intentando sonar intimidante, pero se veía demasiado tierna.

- ¿No te pusiste a pensar que no necesitas de un hombre para tener tu propio dinero? Tal vez hijos sí. Pero... ¿Por qué mejor no intentamos conseguir fortuna por nuestra cuenta? Yo jamás dependería de un hombre por una gran cantidad de lujo cuando yo misma, si me lo propongo, puedo conseguir. Hasta sé que soy inteligente, eso sirve, y mucho.

- Bueno, tu lógica tiene sentido y razón. Pero realmente quiero tener esa fortuna con el amor de mi vida.

- Tú siempre pensando en hombres. Gwen, tienes nueve años, busca mejor como aprobar matemáticas, que sé perfectamente que te va demasiado mal en esa materia. -Interfirió Finney.

- Púdrete, Finney.

- No empiecen. Ya llegamos, así que compórtense. -Los regañó Lily al llegar a la casa de Robin.

Finney tocó la puerta, y a los segundos abrió el moreno con su típica bandana azul en su cabeza.

- ¿Qué hay, Finn? -Lo saludó a su modo chocando sus puños y cerró la puerta.

Al darse vuelta vio a las hermanas, aunque solo se quedó viendo a una de ellas... y si, esa era Lilian.

- Hola, Robin. -Saludó Gwen en su tono amigable e infantil de siempre.

- Hey. -Saludó a las chicas.

- Hola. -Saludó cortante Lilian.

La mayor tomó de la mano a Gwen, y se fueron más adelante dejando atrás a Finn y a Robin. Quedaban unas cuatro cuadras más para llegar al colegio.

ℳ𝓎 ℊ𝒾𝓇𝓁 // Robin ArellanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora