Un matrimonio que acababa de salir de su primera etapa y entraba a otra que nadie quería para su relación.
La prueba pudo separarlos así que a Cho nada más le quedaba una cosa por hacer; dejarlo ir.
Cho dejó pequeñas notas en una caja en la mesa de...
Guesung con el paso del tiempo empezó a tener una dependencia emocional hacia su pareja, Cristiano.
No sabía el momento donde todo lo que necesitaba era estar junto a su esposo.
Desde hace meses su relación iba perdiendo encuentros, tanto cómo sentimentales o sexuales.
Había veces que Cristiano no aparecía hasta después de dos semanas con la excusa de que su carrera lo tenía retenido.
Pero todas esas mentiras hace meses fueron la gota que derramó el vaso.
La paciencia de Cho llego a su límite.
Y lo demostró cuando Cristiano apareció, trasnochado y oliendo a alcohol.
Guesung no se podía quedar callado, desde hace años todos lo tachaban cómo la sombra de su esposo.
Y por amor soporto todo eso, porque pensó que ellos dos ponían dejar de lado lo que los demás decían.
Pero estaba equivocado, muy equivocado.
En ocasiones peleaban hasta el cansancio, en la mayoría de veces por los rumores que surgían de Cho.
Guesung estaba cansado de decirle al portugués que confiara en él y no en esos rumores ridículos.
Pero ahora Cho era quien estaba perdiendo la confianza que una vez depositó en Ronaldo.
— ¿Entonces qué quieres que haga?
— ¡Confiar en mí de una maldita vez, por Dios!
Aquella pelea de alguna u otra forma hizo que el Coreano explotara, él estaba consiente que ahora mismo su relación no daba para más aunque lo intentaran.
— Me arrepiento del día en que firme esos estúpidos papeles de matrimonio.
— ¡Entonces firma los papeles del divorcio, maldita sea! Me canse de todo Cristiano, si no te decides tú, lo haré yo.
No quería aceptar que aquella relación de más de cinco años estaba ahora mismo estaba en el suelo.
Pero de algo estaba seguro Guesung.
No podría retener a una persona que dejó que aquellos sentimientos mutuos que tenían murieran.
— Haz cómo si nunca me conociste, porque yo lo haré cuando nuestras firmas se plasmen en aquel papel que tanto quieres que aparezcan.
Guesung sin decir nada más fue directo hacia la habitación que estaban compartiendo con su esposo.
Cerró la puerta con seguro, no quería seguir viendo o escuchando a Cristiano en este momento.
No podía ocultarlo más.
La falta de afecto que su esposo tenía hacía él lo destrozaba lentamente.
Había muchas veces que pensaba en lo que había echo mal, o el por qué perdió a su amado de esta manera.
Pero tenía algo en cuenta, en esta relación, él era el único que sentía algo por el otro.
Poco a poco empezó a caer en una depresión muy grave.
Había cambiado drásticamente estos últimos meses, hasta él lo sabía.
En todo el termino de la palabra, se estaba matando poco a poco sin poder detenerse.
Estaba tan perdido pensando en algo para poder salvar su relación que no se dio cuenta que estaba llorando.
Todos aquellos momentos felices ahora mismo los tenia cómo una farsa.
Solo quería regresar al momento donde empezó a alejarse para no permitir que le arrebataran el corazón que tanto había cuidado.
Si le daban la oportunidad la tomaría a cualquier costo, no le importaría qué hacer, solo le importaba recuperar el amor de Cristiano.
¿Era tarde para recuperarlo?
Claramente era un sí.
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