Almas Que Queman

Todos somos egoístas

4_"La tristeza es una parte de nosotros,
esa que no queremos ver nunca,
pero siempre nos persigue a donde
quiera que vallamos
nos espera ahí,
a un lugar oscuro al cual no queremos
pero por alguna razón entramos"

Capítulo #4
Todos somos egoístas.

El día termina volando y se vuelve lluvioso y frío cuando ya nos encontramos recostadas en el cuarto Mónica y yo viendo Riverdale donde Archie se encuentra rompiendo su relación con Verónica porque al parecer y a su entender es lo mejor para ambos.

— Me gustaría luego de terminar el instituto estudiar Criminalística. Resolver casos sin remota idea de por dónde empezar, descubrir asesinos, detener a los ladrones, sería como un sueño hecho realidad ¿Sabes?
— ¿Y dónde piensas estudiarlo?
— En Suecia supongo, mamá quiere que nos vallamos ahí por su nuevo empleo y si papá y ella continúan cómo están no se siquiera a donde iré. Pero cuéntame de ti ¿Que estudiarás?
— Diseño. En California. A mí madre le encantaba mucho y dejó en mi el deseo aborrecedor de convertirme en una artista de la moda, no lo sé, quisiera terminar de cumplir su sueño. Vivir lo que ella no pudo.
— Eso suena muy lindo Ronnie. No puedo creer que en menos de unos meses estemos separadas. Sería algo muy extraño y doloroso, el dejarlos a ti y a Lucas así como así.

Unos toques en la puerta nos distraen de la conversación y luego una voz comienza a atormentar mi vida nuevamente.

— Verónica hija ¿Estás ahí?
— ¿No que regresabas la próxima semana?

La puerta de mi habitación se abre y Mark nos mira a mi y a Mónica con cara de pocos amigos.

— Yo también te extrañé Verónica.
— ¿En serio? — finjo sorpresa — Lamento decepcionarte, porque yo no te extrañé ni lo más mínimo.
— Mónica — asiente mi padre a manera de saludo con una expresión neutral obviando mi comentario.
— Sr. Lynch.
— Tantos años y aún no me llamas Mark, por favor hazlo querida.
— Bien — interrumpo su teatro de buena persona — Aún no haz respondido a mi pregunta. ¿Que haces aquí?
— Terminé mi viaje pronto para veros. Os extrañaba mucho.
— ¿Y piensas que yo... — me apunté con un dedo — me voy a creer eso después de todos estos años donde no haz hecho más que demostrar que nunca te hemos importado?
— ¿Podrías llamar a tu hermano? Necesito hablar con él también. Es decir, verlo.
— Ya sabía que no venías sólo a vernos. Por cierto si quieres ver a Lucas llámalo tú.
— ¿No puedes...?
— No — lo interrumpí prendiendo nuevamente la tele que había dejado en pausa.

Maldice por lo bajo pero sale dando un portazo a lo que al parecer indica que a buscar a Lucas. Suspiro resignada con cansancio por repetir esta historia como si estuviéramos en un juego en los que regresamos al principio sin haber partido siquiera.

La habitación se queda en total silencio salvo por la tele prendida y cuando creo que todo acabó ahí la puerta se abre nuevamente esta vez con Lucas del lado de Mark.

— Ahora si vamos a hablar.
— Bueno Ronnie yo saldré a dar un paseo por el parque.  Nos vemos en un rato — se apresura a decir Mónica saliendo con prisa.
— ¿Y bien Mark? ¿De qué quieres hablar?

Se sienta en el sofá frente a mi cama y suspira resignado pasando una de sus manos por su cabello ya cubierto por unas cuantas canas.

— Mañana viajaremos a Alemania. Ya saqué los pasajes y salimos a las siete.
— ¿Perdona? — frunzo el ceño dando un paso atrás al paso que choco con la cama.

Maldigo por lo bajo.

— Lo que oistéis. Viajaremos mañana. Quiero empezar una nueva vida con vosotros y aquí no podremos comenzar.
— ¡Es obvio que no es eso! Siempre llegamos a las mismas circunstancias por tus jodidas cagadas. ¿Que hiciste ahora Mark? Porque lamento decirte que yo de aquí no me moveré.
— Tú haces lo que yo diga niña. Todo este dinero es mío y si no lo haces te quedarás en la calle.
— No querido, porque si mal no recuerdas ya soy mayor de edad y estoy bastante mayorcita para tomar mis propias desiciones. Además esta casa y toda la fortuna que dejó mamá es mía lo que quiere decir que puedo vivir mejor que bien sin ti si así lo deseas.
— Yo tampoco me iré de aquí papá — habla por fin Lucas.
— No les estoy pidiendo permiso — habla Mark entre dientes.
— Mucho menos yo — susurro con una sonrisa.
— Verónica — me advierte.
— Déjanos solos Lucas — mi hermano me mira con cara de pocos amigos — Por favor, serán solo cinco minutos.
— ¿Sabéis que? Estoy harto de esto. Me voy a dar un paseo yo también — dijo mi hermano antes de salir no sin darnos una última mirada a mi y a Mark.