5. Una persona.

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Todos los esclavos fueron llevados con cuidado en el barco, Soobin se encargó de darles agua y comida a cada uno de ellos

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Todos los esclavos fueron llevados con cuidado en el barco, Soobin se encargó de darles agua y comida a cada uno de ellos. Descubrió que los menores de edad eran hermanos, y que uno de los mayores era el nieto del anciano del pueblo del sur, eso le hizo bien, logró su cometido. No tardó en llevarlos a todos al palacio procurando que reciban atención médica de forma inmediata. Se sentía realmente exhausto, no se atrevía a ser honesto consigo mismo, pero la realidad era que su cuerpo le pedía descanso al igual que su mente. Beomgyu lo ayudaba mucho, pero no quería cargarlo con más responsabilidad de las que le competen.

Al regresar al palacio comenzó a sentir las exigencias de un cuerpo cansado, quería tocar las almohadas y tener un buen sueño, sin embargo, había tanto por hacer aquí y allá. Su pueblo estaba en vela por su causa, un rey no debería causar tantos pesares a sus súbditos, un rey debería proveer las comodidades y el bienestar necesario para que duerman en paz. Soobin sabía que no estaba cumpliendo con los mandatos de su padre y que, quizás era por eso que el resto de las personas se negaban a aceptarlo como un buen rey. No sabía cómo solucionar todo, a veces solo deseaba irse lejos sin absolutamente nadie que le esté sirviendo de escolta, sin los recordatorios de su Consultor o los susurros melancólicos de su madre.

—Jamás me haría cargo de algo como esto... — decía Yunho arrodillado en la cama. El tono blanco de sus ropas anchas se perdían con las sábanas de la cama real, donde solía pasar sus noches—. Quizás necesite distraerse.

—No es tan sencillo.

—Hágalo sencillo...

Masajeaba la nuca del rey con sus propias manos, mientras cruzaban algunas miradas a través del espejo que tenían delante. Soobin apenas sonreía de lado, estaba bastante tenso para ese momento, no sabía nada de Beomgyu, le preocupaba la salud de los esclavos del barco, y a fin de cuentas, dormir con un ojo abierto no era algo sano. Yunho, por su parte, parecía conocer aquellas cosas que hacían sencillas a la vida, y estaba presupuesto a enseñarselas.

—Entonces, sírveme vino, por favor.

—Tengo algo mucho mejor.

Yunho cambió rápidamente de posición, pasó delante del rey sentándose sobre sus piernas. Los cordones que sujetan el escote de sus prendas danzaron de un lado al otro por la velocidad. Desalineado y con las clavículas expuestas, metió la mano en su bolsillo y sacó un pequeño frasco de vidrio que estaba cerrado con un corcho. Soobin se sintió sorprendido, su siervo solía hacer cosas inesperadas, dejar que se quede en su cuarto era una aventura, quizás por eso se sentía atraído por él.

—¿Qué es eso?

—Es algo que hará que se sienta libre.

—No soy prisionero.

—Usted es el prisionero más grande que existe en estas tierras, atado con cadenas a un mandato que odia. En el fondo de su corazón, detrás de esa hermosa sonrisa que tiene, usted odia esto...

Los amores del rey [Soobin x Ateez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora