7. La obligación de un rey

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Los momentos más difíciles estaban a la orden del día, en especial en las noches cuando el rey apoyaba la cabeza sobre sus mullidas almohadas y no había nadie a su lado para hacer que los pensamientos de soledad y decepción dejen de acosarlo

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Los momentos más difíciles estaban a la orden del día, en especial en las noches cuando el rey apoyaba la cabeza sobre sus mullidas almohadas y no había nadie a su lado para hacer que los pensamientos de soledad y decepción dejen de acosarlo. Mientras se quitó su impecable traje blanco para envolverse dentro de su ropa de cama del mismo tono, pensó en las cosas que hizo durante el día, y las que podría hacer al día siguiente. Se mantuvo dubitativo por la charla con Seonghwa y trajo a su alborotada mente esos puros ojos. Sonrió al recordar el tacto de sus manos, el escalofrío del agua en la nuca, y la forma tan calmada de su andar al terminar la cena. Quería un poco más de ello, quería seguir escuchando lo que tenía para decir, quería simplemente estar frente a él.

No se había tomado el tiempo de hablar sobre YeonJun con nadie, aquellas bocas solo gritaban pestes de su hermano, él podía entenderlo, pero en el fondo de su corazón sabía, cómo Park lo dijo, que podría existir otra verdad, por es pensaba en esa charla:

—He visto al Señor YeonJun ser tan amable y dulce. Dedica muchas de sus horas al pueblo.

—¿Qué hace?

—Lo que un verdadero soberano debe.

—Eso es ambiguo...— resopló.

Seonghwa se quedó inmóvil en ese momento, lo miraba de reojo, un poco asustado por la repentina calma que se había roto. Llevaban una cena amena, pero era obvio que hablar de YeonJun tensaba los hilos. Él sabía que su soberano era bueno, sin embargo, no podía negar que a veces su carácter era explosivo y dañino, lo justificaba al pensar en la hambruna. Nada era como en Serlover.

—¿Qué es lo que usted haría si su pueblo pareciera hambre? ¿Cargaría un arco y flecha para ir a cazar?

—YeonJun no sabe cazar, jamás ha tenido conocimiento de cómo cargar un arma. Siempre se negó a aprender desde pequeño, por eso mí padre se decidió por mí. A YeonJun le gustaba dormir, nunca le gustó dirigir... no sostuvo una espada ni en prácticas, ¿tú dices que sale a cazar con arco y flecha?— ríe nervioso.

—El YeonJun que yo conozco es un hábil arquero—se pone de pie—. Sufre por los que ha reclutado y seres queridos, es dedicado y apasionado. Pero también debo reconocer que tú eres similar, por lo que siento muchas dudas con respecto a cuál es la verdad.

—Soy el que tiene muchas dudas ahora. Él YeonJun que predicas no es el que yo conozco—se pone de pie también. Se siente nervioso.

—¿Hace cuánto tiempo que no ves a tu hermano?

—Al menos un año.

—Eso explica muchas cosas —agachó la cabeza y observó los platos—. Recogeré esto, si ya terminamos.

Soobin sacude la cabeza y pretende olvidar, pero su mente trae la mirada ambigua de Yunho. Entonces recuerda que había algo importante que no fue dicho cuando hablaron, y él prefirió dedicarse a otra persona que atenderlo. Se sintió intrigado por aquella confesión, y aunque quería irrumpir en su habitación para interrogarlo, sabía que no era apropiado. Eso llevó a su mente a contemplar lo que era apropiado y lo que no, las cosas que habían pasado en esa cama que lo esperaba abierta. ¿Su relación con Yunho era apropiada? Se sentía tan bien, todo con Yunho se sentía bien, pero lo sucedido en el día estaba mal. Por eso se fue a paso rápido con una lámpara de aceite en la mano, impidiendo que sus escoltas le persiguieran, llegó a la parte del palacio donde duermen los criados, se paró frente a la puerta y se preparó para tocar.

Los amores del rey [Soobin x Ateez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora