...y bajo olas de nieve descubro tu cuerpo tembloroso. Eres tan caliente que el invierno sarandea tus huesos al son de mis latidos. Tus mejillas rosadas y la nariz pequeña me hacen extrañar las noches de verano cerca de aquella playa. Tienes frío. La colcha sólo alcanza para una de las dos. Te la doy. Te la regalo. Yo soy una entendida del invierno. A mí no me afecta. Mi iceberg está en medio del pecho. Yo vivo congelada de adentro hacia afuera. Sólo siento calor en instantes hablando contigo. Eres mi primavera. Mi florecer. Mi rompehielos humano. Pero te congelas si estás a mi vera mucho tiempo. Y no puedo permitirlo. Prefiero que el rosa de tus mejillas sea por pudor y no de frío. Que tiemblen tus huesos estremecidos entre otros brazos, no por andar desabrigada en invierno. Que tu vida navegue sin conflictos en alta mar, no que te congeles como Jack.

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Mujeres a mis espaldas
RawakEscritos inspirados por mujeres que han pasado por mi vida. No todas han sido mis amantes. Algunas son solo amigas, de esas que sientes como tú misma. Sin embargo, cada una tiene un espacio es este cuaderno de letras con aires femeninos.