Sonreía y era tuya

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... y me siento frente al espejo
con inteciones que me revele algo nuevo, una línea de expresión, un motivo para reírme y sólo aparece tu fantasma.
Te veo llegar detrás mío.
Abrocharme el sostén.
Alcanzarme la blusa azul aqua para ir a trabajar.
Apoyar tu cabeza sobre mi hombro derecho y decir:
- Hoy tienes la risa más linda que he visto jamás -.
Y sí, yo sonreía siempre.
Sonreía porque tú eras mi motivo.
Sonreía porque así te espantaba tus malos sueños.
Sonreía para hacerte un poquito más feliz el día.
Sonreía para que mi risa se te contagíase.
Sonreía porque era mi forma de inventarme ese momento donde no me importaba nada más que estar viéndote a los ojos y morir lentamente cuando me mirabas fijo para robarme un beso.
Sonreía porque tu vida ha tenido mucho dolor.
Sonreía porque, aún sabiendo que mi felicidad tenía 90 minutos de validez, era yo, sin máscaras ni armaduras; era sensible y loca, directa y cruel, tu juglar, tu almohada, tu amuleto de la suerte, tu atrapasueños.
Sonreía...
y era tuya.

Mujeres a mis espaldasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora