04.

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Después de todo el vergonzoso suceso con las trampas de la cabaña, los niños marchaban cabizbajos por el bosque. Taeyang y Daehyun caminaban uno al lado del otro, con sus maletas en mano, rumbo a la cabaña de aislamiento. Martha había sido clara: estarían castigados y debían quedarse en esa cabaña apartada del resto.

La hija de Martha, al ver que todos los niños comenzaban a dispersarse, tocó el silbato.

— ¡Muy bien, niños! ¡Todos vuelvan a sus actividades! —anunció por el megáfono, haciendo que los niños exclamaran de alegría y se alejaran a toda prisa.

Pero, en cuanto a Taeyang y Daehyun, no hubo celebraciones. Martha les señaló la cabaña de aislamiento, la cual estaba apartada del campamento, rodeada de árboles y a la distancia de las demás construcciones.

— ¡Ustedes dos! —les dijo, con un tono firme y algo severo.— ¡A esta cabaña! 

Sin decir más, los dos niños caminaron hacia la cabaña. Era pequeña, con una apariencia rústica, y parecía aún más aislada al estar rodeada de árboles altos y sombras profundas. Ambos se miraron, sabiendo que su destino estaba sellado por el momento.

Al entrar, se dieron cuenta de que había dos camas, una a cada extremo de la habitación. Taeyang se dirigió a la cama más cercana a la ventana, mientras Daehyun eligió la otra, un poco más alejada. Ambos comenzaron a acomodar sus cosas en silencio, cada uno sumido en sus pensamientos.

Cuando la noche cayó, todo se volvió más silencioso. Los sonidos del campamento se apagaron y la cabaña se llenó de la quietud nocturna. Taeyang se encontraba sentado en la cama, escribiendo algo en su cuaderno, concentrado, mientras que Daehyun intentaba acomodarse en su cama, pero no lograba dormir. El foco de la cabaña iluminaba con intensidad, pero a Daehyun le molestaba la luz, que le mantenía los ojos abiertos.

— ¿Podrías apagar la luz? —preguntó Daehyun, girando la cabeza hacia Taeyang, visiblemente molesto.

— No, estoy escribiendo. —respondió Taeyang sin apartar la vista de su cuaderno, no dispuesto a ceder.

— ¡Quiero dormir! —protestó Daehyun, algo frustrado por la luz que lo mantenía alerta.

Taeyang lo ignoró deliberadamente, sin prestar atención a la queja. Daehyun, sabiendo que no lograría que su compañero lo escuchara, apretó los labios con fuerza. Sin pensarlo dos veces, levantó la mano y apagó el interruptor de la luz de su lado de la habitación, causando que el foco se apagara de inmediato.

Taeyang lo miró mal, alzando una ceja. No estaba dispuesto a dejar que Daehyun tuviera la última palabra, por lo que de inmediato encendió su propio interruptor con un pequeño tictac. El foco volvió a brillar, iluminando de nuevo la habitación.

Daehyun resopló con frustración y, con una rapidez renovada, apagó la luz nuevamente. Ambos niños se miraron fijamente, cada uno con el rostro tenso, claramente listos para continuar la guerra. En un parpadeo, Taeyang volvió a encender la luz.

La situación se transformó rápidamente en una especie de juego de poder entre ellos. Uno encendía, el otro apagaba. Un ciclo interminable que los mantenía despiertos, molestos, pero también divertidos de una extraña manera. Sin embargo, no podían evitarlo. Ambos querían ganar.

En el clímax de su pelea, Taeyang dio un giro inesperado, con una sonrisa traviesa, apagó la luz y, en el mismo momento, intentó encender su lámpara de mesa.

Pero antes de que pudiera hacerlo, un fuerte bang resonó por toda la cabaña, como un trueno en la noche. El foco explotó, causando una chispa de luz que iluminó brevemente toda la habitación antes de quedar completamente oscura.

𝒯𝑜 𝐹𝒾𝓃𝒹 𝒰𝓈 𝒜𝑔𝒶𝒾𝓃 - Yoonmin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora