𝖼𝖺𝗉𝗂𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗍𝗋𝖾𝗌

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Por otro lado, James había estado viviendo en esa ciudad desde que acabó el programa. No porque este lo haya requerido en ese momento, ya era un plan plasmado con anticipación, solo que fue retrasado por su participación en el reality.
Todo era normal, bastante normal dentro de su vida: usaba sus redes, comía, dormía y volvía a usar sus redes. Estudiaba, si, pero su atención recaía más en las redes, pues era más dinámico a su parecer, incluso tenía un éxito fuera de sus primeros bots.

Hizo a un lado su participación televisiva.

Si bien en algunas ocasiones se le preguntaba por el programa y las personas del mismo, él solo respondía que fue una gran experiencia y que ahora seguiría con su vida de siempre; aunque los TikToks y las fotos subidas durante su estadía en ese sitio, seguían inmortalizadas en su perfil, incluso recibía vistas y comentarios en las mismas.

A decir verdad, no tenía interés con ninguno de ellos. Tal vez se podría esperar que siguiera en contacto con aquel chico de cabello bicolor, pero luego de su despedida, ni siquiera miraba las historias de él.

Al menos hasta ese día... O mejor dicho, (quitándole drama) hasta la mañana de ayer.

Jura por su alma que esos ojos turquesas los ha visto en otro sitio, no podría olvidarlo. Sin embargo, la poca atención que prestó a la persona que había estado a su lado no dejaba confirmar sus sospechas. De cualquier modo no tendría ningún tipo de sentido, tampoco el moreno creía tener cabeza para pensar en Aiden, mucho menos denotar interés.

Era parte de una etapa en su vida que desapareció por completo.
Dejaron eso en claro y así debería de ser respetado. Además... Dudaba mucho que alguien como él se encuentre en un lugar tan grande como aquella ciudad, lo suponía más hogareño y canadiense. Demostró ser así.

El de rizos suspiró con pesadez, dejando de lado su celular mientras abría la puerta de su departamento, probablemente eran las dos de la madrugada y él recién volvía de pasarla con sus amigos, fue divertido debía admitir.

Hablaron de ideas, grabaron TikToks, hicieron un stream, comieron y... Hablaron de ideas, grabaron TikToks, hicieron un stream y comieron.

A veces dudaba que tanto compartían fuera de cámaras, hasta que llegaba a la solución de que era un simple cero. No solían compartir nada sin una cámara, incluso una foto debería de haber entre medio.

Sin perder más tiempo, entró a su hogar y dejó las llaves sobre la mesa, pues la puerta se cerraba por sí misma. Pasó directo y sin interés hacía la cocina, fingiendo que no ocurría nada con lo sucedido, cuando por dentro, su pecho subía poco y realizaba un sobre esfuerzo con su diafragma.

Silencio. El departamento estaba en completo silencio. James estaba en silencio.

Su vida quedó en silencio.

Si bien se supone que buscaba comida, cerró la heladera, la cual ni siquiera sabe en qué momento abrió. Frotaba sus manos entre ellas, estando algo ansioso como solía pasarle luego de un día atareado, así que optó por prender el televisor y buscar algún programa infantil que pudiera hacerle compañía, se notaba incómodo en su rostro y tampoco parecía centrado en cada cosa que hacía, tampoco sentía un control en su respiración.

El de ojos negros dejó el televisor encendido y enseguida quiso repetir su rutina: abrir el balcón y salir afuera para tomar un poco de aire. A diferencia de todos los días desde que se mudó, esta vez quedó perplejo por completo antes de poder llevar a cabo su ritual nocturno.
Pues al momento de separar las cortinas que tenía en el gran ventanal que introducía el balcón, sus ojos quedaron fijados por una silueta con un claro distintivo.

La primera imagen que pudieron capturar sus ojos, fueron cabellos de dos colores. Una mitad negra y la otra blanca. Continúo husmeando y cada vez obtenía más pruebas que defendían su pensamiento luego de comprar cheddar, pues su mirada también logró ver ojos turquesas, piel pálida y una expresión que vió cada día del campamento.

Aiden en estado de concentración y estrés, sentado en un sofá con las piernas arriba de este estando flexionadas, aparentemente las usaba como soporte pues su atención estaba en ellas.

Si de por sí ya le estaba siendo un completo desafío respirar, en estos momentos el aire no existía en sus pulmones, únicamente tenía la posibilidad de verlo con los ojos abiertos y su boca igual pero de manera ligera.

Definitivamente esperaba más cruzarse con Yul que con este chico.

──¿Acaso buscas castigarme por engañar a alguien en "beso o cachetada"? ──susurró a la nada, sin despegar su mirada del otro. ──¿Qué se supone que...?

De repente se vió interrumpido, Aiden tiró hacia un costado lo que ocultaba con sus piernas, pues estás funcionaban de soporte, se veía como un gran papel blanco y él lucía frustrado, tanto que se paró del pequeño sofá que tenía afuera y se sentó en el suelo, cerca de la baranda. Más bien, al frente de la baranda con sus pies entre los barrotes, colgando.

A este punto, James no quería mirar. No sabía que esperar y cada vez la respiración se le iba un poco más, muchas sorpresas juntas incrementaban el malestar que experimentaba desde antes. Pero gracias a Dios -y para su suerte- el E-boy solo dejó caer su rostro contra las rejas, golpeándose en el camino y quedándose en ese sitio, algo recostado contra las barandas del balcón.

Lucía mal, por un carajo, realmente mal.

──¿Qué es lo que te pasó? Cielos ──murmuró el influencer algo asqueado alejándose de la ventana mientras cerraba la cortina y se devolvía a la heladera.

Por un momento estuvo en la normalidad, hasta que cayó en lo que realmente había visto y volvió a espantarse con rapidez, solo que ahora con más lucidez.

¿Qué demonios hacía Aiden en los departamentos del frente?

No,no,no. Había mejores preguntas.

¿Por qué no lo saludó cuando se encontraron en el 24hs? Quizá se veía mal, cuestión imposible, nunca se veía mal.

Peor aún, otra pregunta.
¿Debería saludar?

──Hey Aiden te ví a través de la ventana porque no podía respirar y quise salir a hacerlo, pero oh wow justo estabas ahí ¿Cómo está tu oso de peluche? ──Exclamó haciendo ademanes con ambas manos mientras cerraba el refrigerador, en una llevaba un pote de crema de maní y la otra yacía libre. No es que lo planeara, sino que se respondió a sí mismo como sería si le hablara. ──Así de idiota te verías, James.

No tenía tiempo para detenerse a darle muchas vueltas, por lo tanto, obligó a su cerebro a desecharlo como si nada, tomando asiento frente al televisor mientras comenzaba a cucharear esa crema y mirar dibujos animados.

Solo que de por medio, una mejor pregunta cruzó su cabeza y tocó su humanidad. También sus recuerdos, lo cual fue hiriente en cierto modo.

"Jam...Aiden, ¿Por qué luces tan mal?"

Todavía no caía.

Todavía no caía

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𝐀 𝐓𝐑𝐀𝐕𝐄𝐒 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐕𝐄𝐍𝐓𝐀𝐍𝐀 | 𝖩𝖺𝗂𝖽𝖾𝗇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora